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domingo, 18 de agosto de 2013

Capítulo 32: ¿Qué vivo en un mundo de locos? (la mente maǵica)


Clara seguía insconsciente, pero yo no estaba atenta por eso, que era lo que debería. Seguía mirando atontada a la criatura que empezaba a surgir del río, como la mayoría de personas en el puente. Lucía estaba a mi lado, igual de sorprendida que yo. Ella llevaba de la mano a Diana, y yo a Miriam. A Clara la llevaba flotando a mi lado. Espero por nuestro bien que sólo las personas con energía positiva pudieron vernos, porque vaya espectáculo de locos que estábamos montando.
La criatura terminó de sacar la cabeza, y sorprendentemente, me miró fijamente y me guiñó un ojo. Por un momento me dejé de concentrar en Clara, y su cuerpo empezó a caer. Con Miriam aún de la mano, empecé a volar hacia ella, pero algo la cogió antes que yo. La cosa que se había llevado a Clara había desaparecido. Maldecí por lo bajo. Joder, ahora a salvarla. A veces me gustaría no haber sido una elegida, e incluso haber tenido energía negativa, y vivir una vida normal junto a Ángel, sin tener sobre nuestros hombros la responsabilidad de salvar el mundo. Llamé a Lucía, que se acercó con Diana. Le indiqué que nos posáramos en el suelo, cansada ya de cargar con el peso de Miriam. Fuimos a posarnos debajo del puente, alejadas de las curiosas miradas de las personas.
La criatura se acercó a nosotras, haciendo caso omiso a los miles de flashes que iban dirigidos hacia ella. Os juro que se parecía un taco al monstruo del lago Ness, según algunas fotos que varios turistas dijeron haber hecho.
Nessie se paró enfrente nuestra, empezó a brillar, y mira por donde, apareció el mago Nicolás:
-Chicas, chicas. Os dejo una noche solas y mira lo que montáis.
-Mago, mago Nicolás, ¿cómo se puede convertir en ese monstruo?-preguntó asustada Diana-.
-No es un monstruo señorita Diana, es mi mascota. Como Paula ha estado pensando todo el tiempo, es el monstruo del lago Ness. No es una leyenda, Nessie existe, y es mi mascota. Eso significa que me puedo convertir en él cuando quiera.
-Bueno, ¿ahora qué hacemos?-dije-. Algo se ha llevado a Clara y la gente no para de hacer fotos, después lo pondrán en los periódicos y la gente de energía negativa se enterará de todo, lo que desequilibrará el mundo mágico.
-Tranquila señorita Paula. De esa gente me encargo yo.
Tras decir esto, el mago Nicolás empezó a elevarse. Les dijo unas palabras ininteligibles desde aquí abajo a las curiosas personas, y de repente empezó a caer brillo por encima del puente. Después, sobre las personas, y así, se les borró la memoria.
El mago Nicolás volvió a bajar, más tranquilo que nunca, como si Clara no existiera:
-Haber. Es nochebuena, Clara está herida, algo se la ha llevado y no estamos celebrando Navidad. Estamos en un mundo de locos-dije algo harta-.
-Clara está bien. Con los ojos de Nessie pude ver quién se la ha llevado.
-¿Quién?-preguntamos Diana, Miriam, Lucía y yo al unísono-.
-Su novio, Mike.
-¿Cómo?-dijo Miriam sorprendida-.
-Vayamos al hotel, que están allí, y os lo explico todo.
-Espera. ¿Y nuestras maletas?-dijo Lucía-.
-Ya están en el hotel. A partir de ahora, me acordaré de no dejar a cinco chicas solas nunca más.
-¿Y los padres de Clara?-preguntó Diana-.
-Vamos al hotel y os lo explico-contestó el mago Nicolás-.
Sin necesidad de que nos lo dijera, Diana, Miriam, Lucía y yo le tocamos la cabeza al mago Nicolás, y a contiuación empezamos a girar, hasta posarnos en una de nuestras habitaciones del hotel. Eran las dos de la madrugada. Esa noche, para colmo, Lucía, Arthur, Ángel, sobre todo él, y yo, no habíamos ido a cazar pájaros, por lo tanto nuestras alas se debilitarían, sobre todo las de Ángel, ya que él se había convertido en mitad demonio ese mismo día:
-Explica esto-dije al ver a Clara pálida como el mármol, insconsciente, y a su novio Mike con restos de sangre en los labios-.
-Cielo, esto... Que te lo explique Mario-dijo Ángel, asustado por la que podría ser mi reacción-.
-Mario, cuenta, ya-dijo Miriam, asustada y a la vez enfadada-.
-Tomás, cuéntalo tú-dijo Mario, descompuesto-.
-Tomás, basta de tonterías. Lo cuentas tú y punto y final-dijo Diana, con su voz firme e imponente-.
-Está bien. Mike es un vampiro y convirtió a Clara porque se estaba muriendo. El mago Nicolás la podría haber salvado, pero Mike no esperó y la convirtió-fue al grano-.
-¿Vampiro? ¡Vampiro!-grité-. ¡Joder! ¡Hay magos, brujas, demonios, mitad demonios, ahora me entero de que hay vampiros, si hay vampiros habrá hombres lobo! ¡¿Esto es la Tierra en modo locos o qué!?
-¡Tranquilícese señorita Paula!-gritó el mago Nicolás-.
-¡Tiene razón!-me apoyó Miriam-. ¡Haber joder, somos casi niños aún, tenemos que salvar el mundo, nuestra familia a este paso puede estar muerta, algunos de nuestros amigos están condenados a ser mitad demonios, una de nuestras amigas se va a convertir en un puto chupasangres, y quieres que nos traquilicemos!
Diana rió por lo bajo. Lucía le acompañó:
-¿Os hace gracia?-preguntó malhumorada Miriam-.
-Puede-contestó Lucía-.
-Vamos Miriam, no te lo tomes a mal-dijo Ángel-. En este planeta estamos todos locos. Sé que no te imaginabas que ningún ser como los demonios, vampiros, magos o brujas existieran, sé que pensabas que esta Tierra era normal, pero nunca se sabe que existe o no. A veces, cuando lees alguna novela fantástica, de magia o algo parecido, piensas que todo lo que cuenta es mentira, tipo Harry Potter, pero puede que sea verdad.
-Gracias Ángel-dijo el mago Nicolás-.
-Pero, ¿qué va a pasar con Clara?-dije-.
-Yo la cuidaré-dijo Mike en inglés-. Le enseñaré a ser vegetariana, y a comportarse como un humano, a no volverse loca cuando huela la sangre, a no matar a sus padres.
-Tranquilo hijo, si sus padres ya están muertos-dije sarcástica, de malhumor-. Y ahora me vas a decir que brilláis al sol como los de Crepúsculo ¿no?
-No. Nos quemamos al sol.
-Anda. Pues sería mejor que no-dijo Tomás-.
-Qué listo-dijo Miriam-.
-Anda, vámonos de aquí y dejemos que se les pase el malhumor.
Todos excepto Miriam, Clara, que seguía insconsciente, y yo, salieron de la habitación. Sin poder evitarlo, nos pusimos a llorar. Nos enfadábamos porque teníamos estrés, no estábamos listas para tanta responsabilidad. No sabíamos cuándo íbamos a acabar con Jane, o cuando íbamos a reclutar a las personas para que nos ayudaran, como dijo hace seis meses la señora Damiro. Nuestras familias estaban encerradas, o a lo mejor ya eran zombies o estaban muertos, como los padres de Clara. Mi hermano, mi madre, mi padre... Los echaba muchísimo de menos. Hacía ya más de seis meses que no los veía, que no había rastro de ellos, que el mago Nicolás no mencionaba ni una palabra sobre ese tema. El mago Nicolás sabía cosas que nosotros no sabíamos, y me temía lo peor. Me acerqué a Miriam y nos abrazamos. Nuestras vidas habían dado un giro radical, y a veces deseábamos volver a ser ese grupo de amigas en el instituto, formando follón, incluso ser insultadas por Rosa y Celestia, siendo humanas, no zombies. Ser castigadas por los profesores o por el director, llegar tarde a clase, tontear con los chicos nuevos.... Todo eso se había acabado por ahora, y no sabíamos si volvería.
Nos quedamos abrazadas, derramando lágrimas, hasta que oímos un ruido. Nos giramos y vimos a Clara, que se levantaba poco a poco. Abrió los ojos. Los tenía rojos, inyectados en sangre. Si era un vampiro, corríamos peligro. Yo era mitad demonio, pero era mortal, y no tenía la velocidad de Clara, ni sus afilados dientes. Clara se puso de pie, y nos miró, sedienta de sangre.



































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