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domingo, 30 de junio de 2013

Capítulo 8: Vuelta al instituto (la mente mágica)


Al día siguiente, Lucía, más animada, empezó a contarnos que el día anterior por la tarde, justo después de saber que tenía un poder, Pablo, un chico un año mayor que nosotras, le había pedido salir. Ella por supuesto, le dijo que sí, la primera razón fue porque siempre le había gustado Pablo, y la segunda, para tener un novio. Nosotras le anunciamos que ahora yo estaba con Ángel y, tras esta conversación, bajamos a desayunar, contentas de poder por fin contarnos nuestros secretos desde hacía ya bastante tiempo.
Al bajar, vimos que los chicos estaban allí, terminándose su tostada, y le preguntamos por el mago Nicolás, ya que Lucía quería saber si su actual novio tenía energía positiva. Ellos nos dijeron que no tenían la menor idea de dónde estaba el mago Nicolás, que cuando ellos se habían levantado, no estaba. Así que a mí, que no me gustan los no como respuesta, se me ocurrió llamarle, allí, en mitad del desayuno:
-¡Gran mago Nicolás Flamel, le necesito!
¿Y a qué no adivináis lo que pasó? Pues no os lo vais a creer, pero allí, a las siete menos veinte de la mañana de ese martes, apareció en medio de la cocina de Miriam el mago Nicolás duchándose. Al vernos, hizo un hechizo y apareció de nuevo vestido y arreglado, con nosotros partiéndonos de risa:
-¿Por qué demonios me habéis llamado ahora?
-Lo primero, Lucía quería saber si su novio Pablo tenía energía positiva y, segundo, para decirle que hoy vamos a ir al instituto, como un día normal-dije-.
Y tras decir esto, me levanté, dándole el último bocado a mi tostada y diciéndoles a todos:
-Es la hora. Son las siete menos cuarto, el autobús estará apunto de llegar.
Dicho esto, me dirigí a la puerta, seguida por todos mis amigos. Abrí la puerta, y, dejando pasar delante a todos mis amigos, al alejarme un poco de la casa, me concentré en la puerta, y ésta se cerró sola, tal y como yo esperaba.
Todos subimos las escaleras del autobús y nos sentamos las chicas juntas y los chicos a parte.
Yo iba al lado de Lucía, que iba escuchando música con su Mp5. Al verla así, sonreí, alegre de que volviera a estar con nosotros. Pero aún me quedaba algo por averiguar, ¿cómo se había librado Lucía del encantamiento de la bruja Jane? Eso si era inquietante, sobre todo porque el mago Nicolás nos había dicho que Jane era muy poderosa, y con el sufrimiento que hacía pasar a muchos adolescentes, y digo adolescentes porque los poderes se tienen con 15 años, cada vez más.
Le di unos toques con la mano a Lucía en el hombro y ella se quitó un auricular para poder oírme:
-Dime, Paula, ¿qué quieres?
-Simplemente te quería preguntar que cómo te conseguiste librar del hechizo de la bruja Jane.
-Pues, sinceramente, no tengo ni la menor idea-contestó-. Estaba en mi casa, castigada por haberle hablado mal a mi madre, lo hice porque estaba hechizada, que conste, y de repente fue como si me despertara de un sueño muy profundo, luego me desmayé y fui a veros, porque mis conejillos me avisaron cuando me desperté de que tenía energía positiva. Lo que decía, no tengo ni idea.
Y tras decir esto, Lucía se colocó el auricular que se había quitado, y como tenía el volumen tan alto, pude escuchar que estaba oyendo It's my life de Bon Jovi.
Al no haber averiguado lo que quería, saqué mi móvil, me metí en el WhatsApp y vi que mi padre estaba conectado.
Curiosa, decidí mandarle un mensaje:
¡Hola, papá!”
Pasaron cinco minutos y seguía sin respuesta. Entonces le quité el sonido al móvil y me di cuenta de que el autobús estaba vacío, sólo estábamos Diana, Miriam, Lucía, Ángel, Tomás, Mario, yo y el conductor. Con extrañeza, me levanté de mi asiento, disimulando que cogía algo de mi maleta para que el conductor no me regañase y me fui a la parte de atrás. Allí tampoco había nadie, ya que todos estábamos instalados en la parte de delante del transporte. Me senté en el asiento de más a la izquierda de los cinco asientos que había atrás y empezé a mirar por la ventana. Íbamos a gran velocidad, y eso era bastante extraño, ya que para los autobuses escolares estaba prohibido ir a más de 100 km/hora y parecía que íbamos más rápido que eso.
De repente, el autobús pegó un frenazo, lo que tuvo como consecuencia que yo me diera un chocazo con el asiento de delante, que Miriam, que estaba de pie, se cayera de boca, y a los demás lo mismo que a mí, se dieron con el asiento de delante.
Después de varios gemidos de dolor, Miriam se levantó del suelo, con la nariz sangrando, se la había roto. El conductor, que tendría unos 20 años, se acercó disculpándose por el frenazo, que una mujer se había parado en mitad de la carretera interponiéndonos el camino. También vio a Miriam, que miraba hacia el techo y tenía un clínex en la nariz y, un poco avergonzado, le tocó la nariz y se oyó un crujido y un gemido, y al segundo, Miriam estaba curada, con su nariz incluso mejor que antes:
-¡Vaya!-exclamó Miriam-. ¡Muchísimas gracias, señor!
-¿Tan mayor me ves? Sólo tengo cinco años más que tú-contestó el conductor-.
-Lo, lo siento de verdad si te he ofendido. ¿Cómo te llamas?-preguntó Miriam-.
-Me llamo Francisco, pero podéis llamarme Fran. Como ya sabréis, tengo el poder de curar y soy capaz de revivir a una persona muerta.
-¡Nosotros también tenemos poderes!-dijo Lucía frotándose el lugar donde se había dado con el asiento-.
-Ya me lo imaginaba. Yo debería de ser un mago a estas alturas, pero decidí no hacer el examen.


jueves, 27 de junio de 2013

Capítulo 7:Una persona llega al grupo (la mente mágica)


Aunque nos hubiéramos reunido allí para salvar a nuestras familias y no para divertirnos, nos hacía ilusión a todos de pasar la noche juntos, pasándolo bomba viendo pelis de miedo. Desgraciadamente, el mago Nicolás se quedó en nuestro salón vigilando y nos prohibió ver la peli de Scary Movie 5, así que refunfuñando, subimos a nuestras habitaciones, no sin antes despedirnos con un pequeño piquito, cada una con el suyo. Mientras nos acostábamos, Diana, Miriam y yo, pudimos oír que los chicos ponían música a todo volumen y nosotras, ni cortas ni perezosas, pusimos música más fuerte aún, decididas a ganar con nuestra música de One Direction contra la suya de LMFAO. Aunque sabíamos que el mago Nicolás acabaría por subir y hacer un hechizo para encerrarnos en nuestras habitaciones, no lo hizo. Ni subió, ni nos encerró. Así que nosotros, alegres como unos cachorritos recién nacidos, nos pusimos a saltar en las camas, viviendo un momento muy feliz. Pero, a eso de las dos de la madrugada, cuando nos íbamos a acostar, cansadísimos de tanto saltar, oímos que alguien abría la puerta de la casa. Asustadas, las chicas nos fuimos sigilosamente a la habitación de los chicos, sintiéndonos protegidas por ellos. Éstos nos dijeron que, seguramente sería el mago Nicolás, pero, como muy bien acertamos nosotras, no lo era. El desconocido que había entrado no sabemos como, en la casa, no era el mago Nicolás. Pensando lo peor, imaginamos que sería la bruja Jane, pero nos aliviamos al oír una voz que llamaba desde abajo, una voz muy conocida. Yo, cuando iba a bajar para dirigirme a aquella voz, Diana me detuvo, recordándome que Lucía estaba poseída. Aún así yo seguía tirando, me sentía como atraída por la voz de Lucía, y es que, en ese momento, sabía que Lucía no estaba hechizada, si no deseando unirse a la fiesta. Los demás, viendo que me estaba volviendo totalmente loca intentando reunirme con Lucía, ayudaron a Diana a tirar de mí, y como es normal, en un cinco contra uno, perdí, y consiguieron llevarme a la habitación. Pero no me di por vencida. Segura de mi misma grité tan alto como pude:
-¡¡Lucíaaaaaaa!! ¡¡¡Estamos aquí arribaaaa!!!
Demasiado tarde, Miriam consiguió taparme la boca. Oímos unos pasos que subían por la escalera, sigilosos pero ansiosos. En ese momento, salí de mi ensueño. Les pregunté que qué había pasado y me dijeron, con cara de malas pulgas, que le acababa de decir a la Lucía poseída, que en ese momento estaba en el último escalón, dónde estábamos. Más asustada y arrepentida que nunca, decidí, que si lo que quería era matarnos, yo sería la primera en morir, por haber sido culpa mía el que nos descubriera. Pero, como no, Ángel me cerró el paso, y me dijo que me había poseído, no sabíamos como, para que le dijera donde estábamos. Así que, silenciosos y asustados, y con nuestros poderes preparados, esperamos a que Lucía la poseída, abriera la puerta. Y eso hizo. Al abrirla, Lucía encendió la luz y nos dijo, animada:
-¡¡Holaa!! He oído que había una fiesta, ¿por qué no me habéis invitado?
Nosotros, tan paralizados como estábamos, estallamos en risotadas, sabiendo que ésa era la verdadera Lucía. Enseguida, me lanzé a abrazarle con todas mis fuerzas, ya que hacía mucho tiempo, desde antes de que Lucía estuviera poseída, que no nos hablaba así:
-¿Pero qué os pasa? Ni que hiciera mil años que no me abrazas, Paula.
-Pues hace bastante, Lucía-dije-.
Y empecé a contarle que había estado poseída y ya no me importó contarle lo de los poderes, aunque ella no tuviera. Pero, para mi sorpresa, Lucía nos contó alegre, que la verdadera razón por la que había ido hacia allí, era para decirnos que ese día, dos especies de conejillos habladores empezaron a contarle que había conseguido la energía positiva y que tenía el poder de escuchar a mucha distancia y que le habían regalado un conejo hablador con el poder de poseer a las personas con la mente. Gracias a eso, supimos por qué yo había tenido tantas ganas de reunirme con Lucía. Enseguida, le ofrecimos quedarse con nosotros, pero ella me dijo que tenía que llamar a su madre primero, así que salió de la habitación y al volver a entrar, vimos que estaba llorando. Le recomendamos que no lo hiciera, sabiendo que si sufría, le regalaría poder a Jane. Pero ella nos contó, que, al llamar a su madre, le había contestado otra mujer, con voz de bruja, que había raptado a toda su familia y que le quitaría los poderes. Asustados, le presentamos a Lucía el mago Nicolás, que se había quedado dormido viendo Scary Movie 5, como no. Éste se quedó hablando un buen rato con Lucía, tranquilizándola, y explicándole que si sufría, sería peor. El mago Nicolás, hizo aparecer todas las cosas de Lucía y otro colchón en la habitación de las chicas y nos obligó a todos a subir y a acostarnos. Y eso fue lo que hicimos, bastante más despiertos que antes.




















miércoles, 26 de junio de 2013

Capítulo 6: A planear (la mente mágica)


-¡¿QUÉÉÉÉÉ!?¡NO PUEDE SER! Antes de salir fuera, estaba la abuela de Miriam y sus padres estaban de viaje.
-Mi abuela desapareció justo cuando saliste y recibí un mensaje desde el móvil de mi padre de alguien que había escrito: entrega tus poderes, así que está claro. Por eso nos asomamos por la ventana, y me alegro de haberlo hecho, jajaja.
-Miriaam-dije molesta-.
-¿Qué ocurre?-preguntó interesado Tomás-.
-Que ahora Ángel y Paula están juntos-contestó Diana-.
-¡Pero seréis pesados!-dijimos Ángel y yo al unísono-.
Al oírlo nos miramos y nos reímos y los demás se unieron a nuestras risas poco después de nosotros. Pasó un rato sin que pudiéramos parar de reír, pero al final, les dije a todos que se callaran, que teníamos que trazar un plan para salvar a las familias:
-Venga, a pensar ¿qué podemos hacer?-pregunté-.
-Lo primero llamar al mago Nicolás-dijo Mario-.
-¡Bien pensado!-dijo Miriam-.¿Quién lo llama?
-Todos-dijimos todos al unísono-.
Y otra vez a reírnos. Era como si todos estuviéramos conectados con cables y pudiéramos ver lo que pensaba el otro:
-Bien, cuento hasta tres, una, dos y ¡tres!
-¡GRAN MAGO NICOLÁS FLAMEL, LE NECESITAMOS!-gritamos todos-.
Con un “¡puf!” el mago Nicolás apareció en el salón de la casa de Miriam, donde estábamos todos:
-¡Pero, bueno! ¿Qué es todo esto?-nos preguntó observándonos de uno en uno-.
Ángel se llenó de valor y dijo:
-Nos hemos unido todos para salvar a nuestras respectivas familias. Todas y cada una de ellas han desaparecido.
-¡¿QUÉÉÉ!?-dijo sorprendidísimo el mago Nicolás-.No puede ser...
-Y ahora no lo va a contar-dije, recordando lo que había pasado antes-.
-Paula, sí os lo voy a contar, porque ahora ha desaparecido más de una familia.
-Ah, claro-dije refunfuñando-.
-Bueno, chicos, lo que pasa, es, que en primer lugar, lo que ha hecho todo eso es una antigua bruja que no quería desaparecer, para ser sincero... es mi tataratatarabuela.
-Dios-dijo Miriam sorprendida-.
-Lo que pasa, es que se enfadó mucho cuando mi tatarabuelo ocupó su puesto, así que fingió que se iba al cielo, pero en realidad, quería recuperar sus poderes, por eso durante todo este tiempo ha ido ocupando a los padres y madres de los jóvenes que tenían poderes y haciéndolos sufrir les quita parte de sus poderes. Paula, a ti ya te ha quitado un poco de tu poder, pero tan poco que ni se nota. A los demás, ha hecho que desaparezcan vuestras familias para haceros sufrir y quitaros poder. Por ahora, no os ha quitado nada.
-Menos mal-dijo Mario, ahora más serio-.
Miriam miró a su novio como si mirara a un dios. La verdad es que Mario era bastante mono, pero me gustaba más Ángel.
El mago Nicolás seguía mirándonos sorprendido, así que con tanto silencio como había, me harté y comenzé a hablar:
-Y, mago Nicolás, ¿cree que todas las familias estarán en el mismo lugar?
-Sí, Paula-dijo-.Y ahora que están encerradas todas, mi tataratatarabuela Jane, está intentando robaros vuestros poderes haciéndoos sufrir:
-¡Qué bruja!-bramó Tomás-.
-Ya, bueno. Lo que iba diciendo es que, mi tataratatarabuela Jane, os intenta robar vuestros poderes, maléficamente por cierto, pero para que no ocurra eso, tenéis que estar unidos, ya que es la única forma de vencerla.
-Eso está hecho-dijo Miriam-Nosotros nos llevamos genial, aunque a Lucía le veo algo raro...
-Eso es lo que quería deciros. Lucía está así de extraña porque como era la única de vosotros que no tenía poderes, Jane, si no os importa la llamaré así, se aprovechó y le echó un encantamiento para distanciarla de vosotras, y así poder dominar su cuerpo a sus anchas.
-Ya sabía yo que algo le pasaba a Lucía-dije-. Estaba muy extraña y distanciada de nosotras últimamente.
Me fijé en que todos los allí presentes tenían un poder y que, con todos ellos, podríamos vencer a esa Jane, salvando a nuestras familias, encerradas en el mismo lugar.
Empezamos a escribir uno por uno en la pizarra de rotulador de Miriam. Cada uno escribió lo que le parecía que teníamos que hacer. Yo, lo primero que escribí, fue, que como teníamos que estar unidos, podríamos dormir en la misma casa, chicas con chicas y chicos con chicos, por supuesto. Al leer mi propuesta, todo el mundo asintió, aprobando mi idea, así que todos excepto Miriam y yo, que ya teníamos todas nuestras cosas allí, fueron a sus casas a buscar las suyas. Mientras, Miriam y yo empezamos a preparar unos colchones, que el mago Nicolás había hecho aparecer de la nada. Cuando hubimos terminado de prepararlo todo, nuestros amigos ya estaban allí esperándonos, con sus maletas y sus objetos más importantes preparados. Cada uno de los chicos se fue a su habitación y eligió una cama, que fue lo mismo que hicimos las chicas, instaladas en la habitación de Miriam. Una vez todos nos hubimos puesto nuestros pijamas, bajamos a la cocina y decidimos pedir tres pizzas familiares, dos de cuatro quesos y una de jamón y queso.












lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 5: Una alegría y una pena (la mente mágica)


    Subimos por las escaleras y entramos a mi habitación. Miriam empezó a doblar la ropa que yo había sacado rápidamente y yo saqué la ropa que quedaba. Entre las dos, preparamos mi maleta en media hora, y luego, en otra, guardamos mis objetos personales, el portátil, las cosas del instituto...
Al terminar, cogí mis llaves de casa y me fui con Miriam caminando hasta la suya, que estaba a una manzana.
Llamó al timbre y nos abrió su abuela, que me caía muy bien. Le dimos dos besos en las mejillas por turno y subimos a la habitación de Miriam para dejar mis cosas.
Al abrir la maleta y meter cada cosa en su sitio, cogimos el colchón que había preparado la abuela de Miriam para que yo durmiera en él y lo pusimos al lado de la cama de Miriam.
Al terminar todo, le mandé un WhatsApp a Diana para explicarle lo sucedido y ella me dijo que esa tarde tenía planeado ir a casa de Miriam, así que llegaría en quince minutos más o menos.
Se lo dije a Miriam y las dos bajamos a la cocina para merendar algo. Con tanto alboroto no nos había dado tiempo.
Mientras Miriam y yo nos comíamos nuestras tostadas y nos bebíamos nuestro colacao, me puse a pensar en todo lo que había pasado esa tarde. Había sido muy extraño que hubiera comido tranquilamente en mi casa y ahora estuviera viviendo con mi amiga Miriam. La idea de vivir con una amiga era estupenda, pero, por otro lado, echaba de menos a mis padres y a mi hermano, y como el mago Nicolás no me había querido decir lo que ocurría, pues tenía un lío y una preocupación enorme en la cabeza.
No quería expresarle lo que pensaba a Miriam y pegarle mis líos, ya había tenido suficiente con tener que quedarme a vivir con ella. Lo que había pasado, era demasiado para mí.
Cuando Miriam y yo estábamos ayudando a su abuela a recoger la cocina, llamaron al timbre. Supusimos que era Diana, pero fuimos a abrir la puerta y era Ángel:
-Hola, chicas.
-Hola, Ángel-contestamos Miriam y yo al unísono-.¿Qué haces aquí?-pregunté-.
-Es que me han dicho que te habías venido a vivir aquí por... por asuntos familiares.
-¿Quién te lo ha dicho?-pregunté sorprendida-.
-Nada, una persona que conozco que te vió salir a ti y a Miriam con las maletas hasta su casa.
-Ahh-dije-.
-Por cierto, he visto a tu madre entrar en tu casa, ¿sabe qué te has venido?
-Ehh, si, si. No te preocupes.
-De acuerdo, nos vemos mañana, chao chicas.
-Chao-contestamos a la vez-.
Ángel se giró y se fue y yo cerré la puerta rápidamente:
-¿Qué pasa, tía?-me preguntó Miriam al verme tan nerviosa-.
-Es que Ángel ha dicho que mi madre ha entrado en casa, pero, la que ha debido de entrar ha tenido que ser mi falsa madre, la que casi me mata de dolor antes.
-Es verdad. Pero, también estás nerviosa porque Ángel se preocupa por ti... ¡ja, ja, ja!
-¡Para ya! Está con Rosa...-dije apenada-.
-Vamos, Paula. Esta mañana nos guiñó un ojo en el autobús que iba dirigido a ti y además nos dijo que quería romper con Rosa.
-Ya, pero eso no significa nada, Miriam.
Nos interrumpieron unos suaves golpes en la puerta. Miriam abrió y vimos que era Diana:
-Hola, chicas.
-Hola, Diana-contestamos nosotras al unísono-.Vamos, pasa-dijo Miriam-.
Diana entró y yo cerré la puerta. Al girarme, vi a Miriam y a Diana cuchicheándose y riéndose por lo bajinis:
-Chicas, si estáis hablando de Ángel, vale, yo estoy por él, pero él, aunque yo fuera la única chica del planeta, no estaría por mí.
-No digas tonterías Paula-dijo Diana mientras me abrazaba-.Tú eres muy guapa.
-Si, claro-contesté irónica-.
Dejé a Miriam y a Diana a solas y fui a mirarme en el espejo de cuerpo entero de la puerta del cuarto de baño. Yo tenía el pelo castaño, liso y trasquilado hasta la mitad de la espalda, tenía la piel morena, unos ojos marrones oscuros y medía más o menos un metro setenta, además, tenía un bonito cuerpo. Ese día iba vestida con mis vaqueros rotos y mi blusa azul favorita, que me había puesto esa mañana. Dejé de mirarme en el espejo y fui con Miriam y Diana, que habían cogido la pizarra de rotulador de Miriam y estaban trazando un plan:
-¿Pero qué hacéis?-pregunté-
-Pues trazando un plan para encontrar a tus padres y a tu hermano-dijo Miriam-.
-¿Qué?
-¿Qué creías que te íbamos a dejar sola con todo?-me preguntó Diana-.
-No, no-dije-.
De repente sonó un pitido que venía del bolsillo trasero de mis vaqueros.
Cogí el móvil y me metí en el WhatsApp. Había recibido un mensaje de Ángel que ponía:
Paula, estoy fuera, en la parte de atrás de la casa de Miriam. Sal, quiero hablar contigo, a solas.”
Me puse muy nerviosa, había dicho “a solas”. Volví a leer el mensaje y le contesté:
Ok, voy”
Le dije a Miriam y a Diana que necesitaba tomar el aire y salí por la puerta trasera de la casa. Allí estaba Ángel, esperándome apoyado contra el muro de la casa, tan guapo como siempre.
Me dirigí hacia él y le dije
-Di-dime Ángel, ¿qué quieres?
-¿Recuerdas qué te dije esta mañana que quería romper con Rosa?
-Si-le contesté-.¿Por qué?
-Ya lo he hecho-me dijo mientras yo pensaba ¡¡toma!! en mi mente-. Lo he hecho porque me gusta otra chica.
-Ahh, pues espero que tengas suerte con ella, me voy...
-¡Espera!-dijo mientras me cogía del brazo tirando de mí-.
-¿Qué?-dije sonrojándome-.
-Es que... esa chica eres... eres tú-dijo mientras se inclinaba sobre mí-.
Sin que me diera tiempo a responder, Ángel juntó sus labios con los míos. ¡No me lo puedo creer! ¡Ángel me ha besado! Así que reaccioné y le devolví el beso. Abrí los ojos. Vi que Ángel los tenía cerrados y también pude ver que Miriam y Diana miraban por la ventana boquiabiertas. Olvidándome de ellas, cerré los ojos y aproveché ese momento tan valioso para mí.
Al cabo de cinco minutos, nos separamos. Nos miramos y nos sonreímos. Él con su sonrisa perfecta de dientes blancos y yo con mi tímida sonrisa, aunque también de dientes blancos. Ángel me cogió de la mano, tiró de mí y me abrazó mientras me decía al oído:
-Ahora soy feliz.
-Y yo-dije sonriendo en su hombro-.
Ángel y yo entramos en casa de Miriam de la mano. No servía de nada fingir, ya que las chicas nos habían visto por la ventana. Le dije a Ángel que me dejara un minuto para hablar a solas con Miriam y con Diana:
-¡¡Tía, Ángel y tú os habéis besado!!-gritó Miriam-.
-¡Miriam, no grites! No quiero que se entere tu abuela.
-Vale, vale, es que es sorprendente-dijo Miriam riéndose entre dientes-.¿Y tú que dices Diana?
-¡Es genial, estupendo! Ahora si que formamos un trío. Yo tengo a Tomás , Miriam a Mario y tú a Ángel. ¡Es estupendo!
Cuando Diana terminó de hablar, se escuchó el timbre por tercera vez esa tarde. Ángel, que estaba en el umbral, abrió la puerta y vimos que eran Tomás y Mario:
-¡Hola, hola! Venimos a ayudaros-dijo un animado Mario-. ¡Los supernenes al poder!
-Ja, ja, ja, Mario-dijo Tomás mirándolo sin gracia-.Chicas, nosotros tenemos energía positiva y, por lo tanto, tenemos poderes. Yo tengo el poder de dominar los elementos, como el agua, la tierra, el aire... Y Mario tiene el poder de producir un escudo para protegerse a él o a más personas de los poderes de las otras personas.
-¡Qué guay!-dije-.Por cierto Ángel, ¿tú que poder tienes?-dije mientras me arrepentía, ya que era posible que Ángel tuviera energía negativa-.
-Yo tengo el poder de poseer personas con mi alma.
-Esperad, ¿todos me vais a ayudar a encontrar a mi familia?-pregunté-.
-No, también a la de Miriam, a la de Diana, a la de Mario, a la de Tomás y a la mía-dijo Ángel-.







domingo, 23 de junio de 2013

Capítulo 4: La gran sorpresa (la mente mágica)


    Me despedí de Miriam y me bajé del autobús. Mi madre me esperaba en la puerta de mi casa. Hice un último gesto de adiós con la mano en dirección al autobús y me dirigí hacia mi casa. Le di un beso a mi madre y entré a mi casa, hambrienta.
Olía a pasta carbonara y beacon. Mmmm, que bueno, pensé. Tiré mi maleta en la entrada y me lavé las manos con impaciencia. Me aparté un gran plato y me puse a comer rápidamente. Tardé tan solo cinco minutos en terminarme el plato y me aparté otro.
Al terminarme los dos platos, vi que mi madre no me había quitado ojo ni un solo momento desde que había entrado en casa. Tenía una mirada extraña, demasiado seria para ella esa mirada.
Pasé por al lado de mi madre, que me sonrió de una manera terrorífica. Un poco asustada, subí a mi habitación. Al llegar, cerré la puerta y puse el seguro.
No había visto a mi hermano delante de la tele, eso era muy extraño. Tragando saliva, abrí muy despacio la puerta de mi habitación y me dirigí hacia la de mi hermano, que estaba entreabierta. Al entrar, vi que parecía que en la habitación había pasado un terremoto. Estaba mucho más desordenada que de costumbre.
Pensando que sería mi imaginación, volví a encerrarme en mi cuarto y me saqué mi samsung galaxy mini 2 del bolsillo, lo desbloqueé y me metí en el WhatsApp, ya que me había sonado un pitido. Me metí en el chat de Miriam y leí el nuevo mensaje que me había mandado:
Paula, he analizado el pelo que encontré en tu taquilla, y sé que no te lo vas a creer, pero... es de tu madre”
Al terminar de leer el mensaje me quedé boquiabierta, era imposible. Al cerrar la boca, le respondí a Miriam:
¿Seguro que tu analizador de ADN no está estropeado? Es imposible que haya sido mi madre.”
A los diez segundos Miriam me contestó:
Pues lo he intentado diez veces porque yo tampoco me lo creía y las diez me ha salido que el pelo es de tu madre.”
Rápidamente, escribí las diecisiete palabras que me hacían falta para escribir:
“A lo mejor ha sido algún día que a mí se me hubiera enganchado un pelo suyo.”
No creo”-me respondió Miriam-.
¿Pues sabes? Hoy le he visto una mirada extraña a mi madre...”
Antes de que pudiera terminar de escribir la frase, me interrumpieron unos golpes en la puerta:
-¿Quién es?-dije-.
-Soy yo cielo, ¿por qué pones el seguro?-me respondió mi madre-.
Suspiré aliviada:
-Ya voy.
Me despedí de Miriam y fui a abrirle la puerta a mi madre:
-Paula, ¿has comido bien?
-Si, mamá, ¿por qué?
-No, por saberlo-dijo mi madre, acercándose a mí cada vez más-.
De repente, mi madre me cogió del brazo, apretándome con todas sus fuerzas:
-¡AYYY! ¡Pero que haces mamá!-dije intentando soltarme-.
-¡No soy tu madre! ¡Y he venido a buscar mis poderes!
-¡¿QUIÉN ERES!?
-¡Cállate!
De repente, grité sin pensar por el dolor:
-¡GRAN MAGO NICOLÁS FLAMEL, LE NECESITO!
Al instante, apareció el alma del mago Nicolás Flamel, que al ver mi cara de sufrimiento, hizo un movimiento con la mano y con un “¡puf!” desapareció mi supuesta madre:
-¿Pero qué ha pasado Paula?-me preguntó mirándome preocupado-
-No lo sé-le respondí frotándome el brazo-. En un segundo, me agarró del brazo y me dijo que no era mi madre y que había venido a recuperar sus poderes.
-No puede ser..
-¿Qué ocurre?-pregunté preocupada-.
-No te preocupes, lo único que te voy a pedir, es que, durante un tiempo, te vayas a vivir con Miriam o con Diana.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Tú hazlo y no te preocupes. Prepara tu maleta y todo lo que necesites.
-Pero.. ¿y mi hermano? ¿Y mi madre?
-No pasa nada, creéme.
-¡¿Y entonces por qué acaba de hacer desaparecer el cuerpo de mi madre!?
-Porque esa no era tu verdadera madre.
-¿Y mi padre? ¿Y mi hermano?
-¡No repliques más! ¡Prepara tu maleta y llama a Miriam o a Diana!
Al terminar de decir esto, sono un “puf” y desapareció de mi habitación.
Rabiosa, cogí el móvil, y le expliqué a Miriam todo lo que acababa de suceder. Miriam me dijo que me podía ir a vivir con ella el tiempo que quisiera y que en diez minutos estaba en mi casa para ayudarme con mis cosas.
Mientras Miriam llegaba, comenzé a sacar ropa de mis cajones y mi armario. Estaba tan líada, que no me acordé de que podía usar mis poderes para ir más rápido.
Me harté de guardar ropa y me senté en la cama para esperar a Miriam. A los diez minutos, sonó el timbre, así que con mi mente preparada, abrí la puerta de mi habitación y bajé las escaleras sigilosamente. Al llegar al umbral, pregunté quién era y me contestó la animada voz de Miriam.
Abrí la puerta y enseguida me lancé a sus brazos. Ella me devolvió el abrazo y me empujó hacia el umbral de mi casa:
-¿Pero qué ha pasado que haya hecho que cambie tanto tu humor desde que te bajaste del autobús?-me preguntó mirándome ansiosa-.
-Nada-le contesté librándome de su abrazo-.Es que estoy muy liada.
-Normal-dijo ella cogiéndome de la mano y tirando de mí hasta la escalera-.Anda, para que te deslies un poco, vamos a preparar tus cosas.
-De acuerdo-dije un poco más animada-.
Pensé que con esta chica se animaba cualquiera.

sábado, 22 de junio de 2013

NO COPIEIS EL CUENTO EHHH!!!!

   NO COPIEIS EL CUENTO EHHH!! QUE ES MÍOO!!

Capítulo 3: ¿Alguien quiere vengarse? (la mente mágica)

  
    Entramos en clase y la profesora María nos enseñó el verbo “nager” en irregular. Luego nos dijo que para el día siguiente teníamos que traerlo copiado en el cuaderno y traducirlo al español sin usar el ordenador.
Al sonar el timbre, acompañé a Miriam a su taquilla porque tenía que coger su cuaderno de lengua pero al llegar... ¡estaba destrozada, y la mía también!
Miriam y yo llamamos a Diana para que lo viera y las tres nos asustamos. Las taquillas eran de hierro, y sólo alguien con superfuerza podía destrozarla:
-Chicas, se me ocurre que ha podido ser alguien con el poder de la superfuerza, ¿no creéis?-les dije-.
-Puede ser-dijo Diana- Aunque solamente hayan podido ser dos personas que se quieren vengar de vosotras: Rosa o Lucía.
-Vale, Lucía es imposible porque me dijo el mago Nicolás que tenía energía negativa y que si conseguía la positiva, le daría el poder de escuchar a mucha distancia.
-Sí, tienes razón-intervino Miriam-. Como está noche le vas a preguntar a Nicolás que qué energía tiene Rosa, si la tiene positiva, de paso pregúntale que poder tiene.
-Eso- aprobó Diana-.
-Tenéis razón, se lo preguntaré, pero primero vayamos a ver al director, no es justo que tengamos las taquillas destrozadas, les pediremos unas nuevas taquillas.
-Esperad-dijo Miriam-.
-¿Qué ocurre?-preguntamos Diana y yo al unísono-.
-Fijaos, aquí hay un pelo, me lo llevaré y como luego tenemos Ciencias, lo miraré con el microscopio y lo guardaré para analizar que ADN tiene en mi casa.
-Muy buena vista, Miriam-dije-.Ahora, vámonos.
Miré mi reloj, quedaban dos minutos para que tocara el timbre, si llegábamos a tiempo al despacho del director, podríamos quedarnos allí incluso después de que tocara el timbre. Así que hice un gesto a las chicas para que me siguieran camino del despacho del director.
Comenzamos a caminar y por el camino nos encontramos con... Rosa, por supuesto. A sus costados iban Lucía y Celestia (sus perritos falderos). Lucía nos miró con una mirada asesina, de una en una. Celestia nos sacó la lengua, típico de un perro, pensé, y Rosa simplemente nos dijo:
-Vaya, vaya, vaya. Veo que a Miss fea y a Miss sabelotodo se les han estropeado las taquillas. ¡Mala suerte!
-Rosa, ¿es qué aún no has ido al salón de belleza?-le dije-.
-No me engañas sabelotodo, me he mirado en mi espejo y no tengo un bigote, ¿verdad Lucía?
-Si, Rosa-le contestó ella-.
-Bueno, nosotras nos vamos. Diana, Miriam, vámonos, aquí huele mal.
-Sí, huele fatal-dijeron Miriam y Diana al unísono-.
Antes de irnos, Rosa me cogió del brazo y me obligó a girarme:
-¿Qué quieres Rosa?
-No uses más tus poderes.
-¿Qué poderes?-dije fingiendo estar sorprendida-.
-Ah, ¿no tienes poderes?
-Nooo-dije fingiendo aún-.
-Bueno, pues entonces, adiós Miss sabelotodo.
-Adiós, bigotes.
Las tres, esta vez corriendo, nos dirigimos al despacho del director. Al llegar, llamamos a la puerta, exhaustas. El director nos abrió y nos preguntó:
-¿De dónde venís? Os veo exhaustas.
-Queremos decirle algo señor director-justo al terminar de decir la frase sonó el timbre-.
-Anda, el timbre. Bueno, pasad chicas, luego os dejaré una nota.
Las tres entramos en la estancia rápidamente, seguidas por el director:
-Bueno, ¿qué queréis?
-Verá-empezó a hablar Miriam-.Alguien nos ha destrozado las taquillas a mí y a Paula.
-¿En serio? Bueno, iros a clase. Os daré unas taquillas nuevas. Os dejaré las llaves a última hora en la planta de la entrada de mi despacho.
-De acuerdo, señor director. Adiós-me despedí-.
Miriam, Diana y yo cogimos la nota que nos tendía el director y salimos del despacho. Por el camino, les conté lo que me había dicho Rosa sobre que no usara más mis poderes y las tres intuímos que si sabía lo de los poderes tendría energía positiva. Aún así, aquella noche llamaría al mago Nicolás para preguntárselo.
Al llegar a la siguiente clase, que era de lengua, le entregamos al profesor la nota del director y nos sentamos en nuestras respectivas sillas. Ese día estábamos dando los morfemas y los lexemas, súper aburrido. Nos mandó 16 actividades, pero a mí me daba igual, ya que las haría con mi poder de la mente.
Cuando sonó el timbre, Miriam, Diana y yo nos pusimos a hablar enseguida, pero Lucía se nos acercó y nos dijo:
-Deberíais andar con cuidado, Rosa es muy lista.
-Si, claro-le contestamos las tres con ironía-.
Lucía se fue, diciendo unas cuantas palabrotas mientras se giraba.
Pasó la mañana y luego el último timbre. Miriam y yo nos despedimos de Diana y fuimos a la entrada del despacho del director para recoger las llaves de nuestras nuevas taquillas. Después, nos dirigimos a la salida del instituto, para luego coger el autobús. Nos sentamos juntas, y comenzamos a hablar de que seguramente habría sido Rosa lo de las taquillas.










viernes, 21 de junio de 2013

Capítulo 2: Mi enemiga (la mente mágica)


Al día siguiente, me desperté sobresaltada porque mi hermano estaba gritando en mi oído:
-¡A despertarse!¡A despertarse!¡Jajaja!
Harta, le pegué en la cabeza y se fue partiéndose de risa. Me acordaba de que ayer el alma de un mago llamado Nicolás Flamel X había poseído a mi hermano y me había dicho que tenía el poder de mover los objetos o personas con la mente y que yo tenía energía positiva. Para ver si era verdad miré hacia mi escritorio y me concentré en él con todas mis fuerzas y cerré los ojos. Al abrirlos, vi que mi escritorio se había elevado un metro. Sin querer, por la sorpresa, dejé de concentrarme en él. Ésta cayó, formando un gran estruendo. Mi madre apareció por la puerta diciendo:
-¡Pero qué has hecho Paula!
-Lo siento mamá, es que no creía que tuviera un poder.
-Bueno, entonces vale. Prepárate o llegarás tarde.
Cuando mi madre se fue, se me ocurrió la idea de que en vez de levantarme, podía traer la ropa a mí con mi poder, así que me concentré en la ropa que quería, y a mí llegaron mi blusa azul favorita y mis vaqueros rotos. Me vestí rápidamente y fui al cuarto de baño para peinarme y lavarme la cara. Por último, cogí mi maleta y bajé las escaleras para desayunar. Tardé diez minutos en terminarme mi tostada y mi colacao para luego cepillarme los dientes y por última vez, el pelo. Me puse mi chaqueta vaquera y me despedí de mis padres y mi hermano y luego me fui corriendo al autobús, que me estaba esperando. Al entrar me senté con Miriam, que me esperaba impaciente:
-¡Hola, Paula! ¿No tendrás algo importante que contarme?
-Pues sí -le contesté-. Verás, ayer un...
-¡Anda, pero si son Miss fea y Miss sabelotodo!
Miriam y yo nos giramos para saber quién era el que nos había insultado, aunque ya lo supiéramos con certeza: Eran Rosa (diminutivo de Rosalinda, nombre de pija, la más chula y guay del colegio, aunque era tonta), acompañada por su compinche, Celestia (no es ningún diminutivo, aunque ella prefiere que la llamen Celeste, nadie le hace caso); que la seguía a todas partes como un perrito faldero. Rosa o Rosalinda, como preferáis llamarla, siempre se burlaba de mí y de mis amigas y además utilizaba a los chicos inteligentes para que le hicieran los trabajos. Ella era repetidora y tenía casi 16 años... ¡así que ya tendría los poderes! Bueno, el poder:
-Verás, Rosa, estábamos hablando de que te ha crecido el bigote -dije riéndome entre dientes-.
-¡¡¡¡¡QUÉÉÉÉÉ!!!!!¡CELESTE (era la única que llamaba a Celestia Celeste; yo le llamaré Celestia, jijiji), TRÁEME MI MÓVIL Y LLAMA PARA PEDIR CITA EN EL SALÓN DE BELLEZA!!¡Y AHORA, ROSALINDA SE VA! (no le gustaba que la llamaran Rosa, por eso yo y mis amigas la llamábamos Rosa)-dijo mientras tocaba los palillos formando un cuadrado en el aire-.
Miriam y yo nos quedamos boquiabiertas y luego partiéndonos de risa:
-Bueno, Miriam, lo que te estaba diciendo antes era que ayer un...
-Hola, chicas.
Esta vez nos giramos de verdad porque no sabíamos quién era. Nos quedamos sin aliento, era el chico más guapo del curso: Ángel, aunque era el novio de Rosa:
-Ho-hola Ángel-me atreví a contestar-.
-¿Sabéis? Me ha hecho mucha gracia lo que le habéis hecho a Rosa, aunque sea mi novia. Creo que algún día de estos romperé con ella, me gusta otra chica-nos guiñó un ojo-.
-Sabes Ángel, anhelo los viejos tiempos, cuando Rosa no estaba-dijo Miriam de imprevisto-.
-Ya... y yo. Os prometo que romperé con ella... pronto.
-De acuerdo, Ángel, bueno, nos vemos luego, chao-le dije-.
-Chao, chicas.
Ángel pasó por delante de nosotras y se bajó del autobús ágilmente. A mí siempre me había gustado Ángel. Él, Miriam y yo habíamos sido un trío de mejores amigos para siempre antes de que llegaran de un colegio de ricos Diana, Lucía, Rosa y Celestia. Todas se habían adaptado excepto Rosa y Celestia, que se creían que aún estaban en un colegio de ricos. Después de dos años después de que llegaran, Ángel se había interesado más por las chicas guapas y Miriam y yo, como no nos hacía caso, nos hicimos íntimas amigas de Diana y Lucía. Este año, Ángel está saliendo con Rosa, haciéndonos caso omiso hasta hacía una semana, Celestia seguía siendo el perrito de Rosa, Diana, Miriam y yo hacíamos un trío genial y Lucía cada vez se juntaba más con Rosa. Así que por eso a Miriam y a mí nos sorprendía tanto que Ángel nos dirijiera la palabra y que quisiera romper con Rosa.
De camino al aula de francés, por fin pude contarle a Miriam lo de mi poder y le dije que ya sabía que Diana y ella tenían otros poderes y que Lucía tenía energía negativa. Ella me dijo que sentía mucha curiosidad en saber que energía tenía Rosa, aunque las dos estábamos casi seguras de que tenía energía negativa. Hicimos pare o none para saber quién llamaría esa noche al mago Nicolás para preguntárselo y gané yo. Al entrar en clase de francés estaba muy aburrida, así que le susurré a Miriam un gracioso plan que consistía en que yo con mi poder trajera hasta mí el pintalabios de Rosa y que Miriam a toda velocidad le pintara toda la cara. Estábamos tan entusiasmadas que no nos dimos cuenta de que Diana me estaba susurrando al oído que qué energía tenía. Le contesté la positiva y le dije mi poder y que ya sabía su poder y el de Miriam. Lucía nos seguía, a pesar de que tenía unas ganas tremendas de salir pitando a ser el segundo perrito de Rosa. Para gastarle una broma, me concentré en su pelo y le pedí a Diana que se volviera invisible para soplarle en la cara, así que fingió que iba al baño, cuando en realidad se volvió invisible y comenzó a soplarle en la cara a Lucía mientras yo hacía que se le moviera el pelo. Asustada gritó:
-¡Estoy harta de vosotras y de vuestras cosas raras!¡Yo soy rica y he nacido para estar con los ricos y eso es lo que voy a hacer!
Dicho esto, se fue corriendo hacia Rosa y Celestia mientras yo dejaba de concentrarme en su pelo y Diana se volvía visible. Cuando le explicamos a Miriam lo que habíamos hecho se unió a nuestras risas.


jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo 1: El descubrimiento (la mente mágica)

                                 LA MENTE MÁGICA.
                             
    Una tarde estaba leyendo un cómic de acción super aburrido. Tan aburrido era, que dejé de leerlo y me preparé una tostada con mantequilla y jamón. Después, le ofrecí a mi hermano pequeño, Marco, una partida de parchís y aceptó. El ganador fue mi hermano. Antes de que pudiera guardar el juego mi madre me dijo:
-¡A hacer los deberes señorita!
Mi madre me llama señorita cuando está verdaderamente enfadada conmigo. Así que me dirigí hacia a mi habitación, dejando a Marco ordenando el juego.
Me senté en mi silla y me arrimé. Cogí mi lápiz para empezar a escribir y lo solté. No tenía ganas de hacer los deberes. Me puse a pensar en las miles de películas que había visto y me centré en el Señor de los anillos, recordando una escena de la película, pensé con todas mis fuerzas que el lápiz se moviera solo y cerré los ojos concentrándome todo lo posible. Me llevé un buen susto cuando mi lápiz se elevó y comenzó a escribir la redacción sobre insectos para naturales que debería de estar terminada. Enseguida dejé de pensar en el lápiz, asustada. Llamé a mi hermano y se lo conté todo. Mi hermano, en plena edad de burlón me dijo:
-¿Qué pasa? ¿Otra vez imaginando que tienes poderes? ¡Ja, ja, ja!
Rabiosa, empujé a mi hermano hasta la salida de mi habitación y le cerré la puerta en las narices. Estaba harta de que mi hermano se burlara de mí ya que el dormía con un peluche en forma de coche. ¡Ja! Eso si que era de bebés. Sin dejar de pensar en mi hermano, me concentré de nuevo en el lápiz y cerré los ojos. Los abrí y allí estaba mi lápiz de nuevo moviéndose sobre el papel en blanco. Tan sorprendida estaba, que en un segundo pensé en otra cosa que no era mi lápiz y éste se dirigió a mi cara. Conseguí esquivarlo por un centímetro. Asustada dejé de concentrarme en el lápiz, pero éste seguía moviéndose, esta vez en dirección a mi libreta. Antes de que pudiera reaccionar, el lápiz se apartó y pude leer un mensaje:
-¡No pienses en otra cosa que no sea el objeto o persona en el que estás concentrada cuando uses tus poderes!¡Si no sabes usar tus poderes, te los quitaré!
Sorprendida, observé al lápiz, que estaba hincando su afilada punta en la palma de mi mano hasta hacerla sangrar. No me di cuenta de que estaba sangrando hasta que vi la sangre gotear por mi mesa. Furiosa, me lancé a la puerta del cuarto de baño de cabeza y me di un chocazo. Con la vista nublosa, vi como varios de mis objetos escolares estaban detrás de la puerta del cuarto de baño riéndose a carcajadas. Con la cabeza dándome vueltas y la mano sangrando, conseguí limpiarme la mano con papel y limpiar la sangre de mi mesa y echarme agua helada en la cabeza. Se me acababa de ocurrir una idea descabellada, pero que tal vez funcionara.
Volví a mi mesa haciendo caso omiso a mis materiales escolares que estaban imitando mi golpe con la puerta del cuarto de baño, y cogí un bolígrafo de mi lapicero que no estaba en movimiento. Mi idea consistía en intentar mantener una conversación escrita con mi lápiz. Lo primero que puse fue:
-¡Oye, me has hecho daño! Por cierto, soy Paula, tengo 15 años y no sé de que se tratan estos poderes. Es la primera vez que los uso, ya que no sabía que los tenía.
Mientras escribía, mi lápiz había estado observándome (aunque no tuviera ojos) y luego hizo que con un gesto los demás materiales escolares cayeran al suelo, ya inertes.
Mi lápiz comenzó a escribir en el papel y cuando terminó pude leer:
-Siento lo de la mano, soy bastante bruto. Por cierto, no soy un lápiz, soy el alma de un antiguo mago con poderes. Uno de ellos era poseer personas u objetos. Ya sé que es la primera vez que usas tus poderes, ya que estos aparecen cuando cumples quince años y tú los cumpliste hace una semana. Espérame aquí. Poseeré a tu hermano para tener una conversación mejor.
De repente, mi lápiz cayó al suelo, y al cabo de diez segundos apareció mi hermano por la puerta, pero bastante raro:
-Hola, Paula. Soy el mago Nicolás Flamel X. No te asustes. Antes de preguntarme nada, siento lo de la mano-dijo riéndose entre dientes-.
-Hola, Nicolás Flamel. Ehhh... Acepto sus disculpas. Y una pregunta, ¿todo el mundo tiene poderes?
-No, pequeña. Solo los que yo decida.
Me parecía muy raro hablar con mi hermano como si fuera un adulto, pero continué hablando:
-Y... señor Nicolás... ¿por qué me eligió a mí?
-Cada vez que nace un niño en todo el planeta, yo, bueno, mas bien cada uno de mis dos trillones de clones, porque sino no podría estar en muchos lugares diferentes a la vez, está presente para el nacimiento del niño o niña. Al nacer, percibimos su energía, que puede ser positiva o negativa. A los niños que tienen energía positiva les damos un poder, pero sólo uno, porque para ser un verdadero mago o bruja como yo, tienes que ser adulto y hacer unas pruebas muy duras. A los que tienen energía negativa, les dejamos dos guardaespaldas invisibles, que se encargan de que intenten conseguir energía positiva para que al ser mayores, puedan aprender magia en un colegio especial para aprendices con recién energía positiva o revelarles su poder cuando lo consigan y vivir como una persona que tuvo energía positiva desde el principio. Yo tuve energía positiva. Fue mi tatarabuelo el que me observó cuando nacía, ya que es mi familia la que, de generación en generación, van volviéndose almas de magos antiguos para transmitir los poderes a los futuros magos y brujas.
-Vaya- le contesté- creo que lo he pillado.
-Paula, cuando naciste, percibí mucha energía positiva, más que ningún otro niño que haya visto nacer antes. Cuando seas adulta, superarás esas pruebas. Ahora, lo mejor es que hagas los deberes. Presiento la energía negativa que se está formando en tu madre.
-¡Espere! ¿Mi madre tenía energía positiva o negativa?
-Tu madre tenía energía positiva, le di el poder de leer la mente. Lo utilizó durante toda su vida, bueno, lo empezó a utilizar cuando cumplió 15 años, como tú, pero al tener 18 años, ya había conocido a tu padre y renunció a sus poderes, que es otra opción que tienes al volverte adulto. Antes de que me preguntes, te vuelves adulto para nosotros a los 20 años, y tu padre tenía energía negativa, y me entristecí al averiguar que tu madre estaba con él, ya que ella tenía un gran futuro como bruja. Aún así, aceptamos que renunciara sus poderes, y a tu padre se los quitamos porque no había conseguido la energía positiva. Tu hermano-dijo señalándose- tiene energía positiva baja. Digo baja porque esto podría cambiar fácilmente. A tu hermano le he concedido el poder de hacer desaparecer las cosas o personas.
-¡Qué guay!-dije muerta de celos- No me quejo de mi poder, sólo que eso está chulísimo y lo de leer la mente también. Una última pregunta, ¿puedo hablar de esto con la gente?
-Por ahora solo con tu madre, a menos que me pidas que te diga las energías de algunas de tus amigas.
-¡Sí, por favor!
-Bien, Miriam tiene energía positiva, Lucía energía negativa y Diana energía positiva. Puedes hablar con todas excepto con Lucía, ya que, aunque ya tenga 15 años, al tener energía negativa, no sabrá nada de sus poderes hasta que no consiga la energía positiva. Miriam tiene el poder de la velocidad de la luz y Diana tiene el poder de la invisibilidad. Si Lucía consiguiera la energía positiva, le daríamos el poder de escuchar a mucha distancia. La gente que tiene energía positiva y supere las pruebas tendrá todos los poderes. Ahora me voy, tu madre viene a verte. No le digas nada de los poderes todavía. Usa tus poderes para terminar tus deberes. Si quieres llamarme di “Gran mago Nicolás Flamel le necesito”. Adiós Paula, buena suerte.
Mi hermano salió de la habitación y cerró la puerta. Sin perder tiempo, me concentré en el lápiz con todas mis fuerzas de nuevo, y comenzó a escribir rápidamente mi redacción, que acabó cinco segundos antes de que mi madre entrara por la puerta:
-Hola, cariño. ¿Has terminado tu redacción?
-Sí, mamá.
-Me alegro, porque tengo que contarte algo importante. Verás, todos los niños tienen energías positivas o negativas y...
-Mamá, no me vayas a contar cosas de magia, sabes que no me lo creeré-dije, recordando lo que me había dicho el mago Nicolás-.
Mi madre bajó la vista y en ese momento escuché una voz que me decía al oído: “Puedes contárselo, lo de tu poder, lo demás no”:
-Mamá, yo tengo que decirte algo. El mago Nicolás Flamel X me ha dicho que tengo el poder de mover los objetos o las personas con la mente.
Mi madre me miró con cara alegre:
-¡Oh, hija! ¡Me alegro tanto de que tengas energía positiva! Yo también tenía un poder, no sé si te lo habrá dicho el mago Nicolás... Tenía el poder de leer la mente, era genial pero...
-Mamá, ya me lo ha contado el mago Nicolás todo.
-A vale. Pues entonces te dejo tranquila.
Mi madre salió de la habitación y me dejó sola. Suspiré, el mago Nicolás no me dejaba decírselo a mi hermano y me alegraba, ya que no se lo creería hasta que no se lo demostrara. Ya había oscurecido y mañana era lunes, así que recogí mis deberes, preparé la maleta, me duché, me puse el pijama y me acosté. En la cama me acurruqué para coger calor y me quedé dormida al cabo de cinco minutos.





 NO COPIES LA HISTORIA EHHH!!