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sábado, 12 de octubre de 2013

Lo siento mucho :/

Holii! Bueno, no penséis mal el titulo de la entrada, porque simplemente era para disculparme por apenas subir capis y demás. Esto se debe al instituto, al que hace poco me mudé y no tengo wi-fi, tengo muchos deberes.... Ya me entendéis, la vida de una adolescente. Pero os prometo que hoy intentaré subir algún capi, de BSE o de LMM, la que sea, mientras que suba un capítulo, todos contentos ¿No?  Bien, no os digo que suba hoy algún capi seguro, solo os digo a lo mejor ¿Okii? Espero que me perdonéis y que tengáis paciencia, ya en Navidades me hartaré de subir capis, y antes de eso, intentaré subir los que pueda. Pero sobre todo, si sois verdaderos lectores, fieles y no floreros, no dejéis de leerme plis, que yo os quiero muchooooo ~~~~ ya os dejo aquí, o a lo mejor os encontráis una entrada más tarde, quién sabe, y bueno, ahora un gran besazo, muy fuerte, ¡Se os quiereee! <3 <3 <3 :)

martes, 1 de octubre de 2013

Capítulo 36: Entrenamiento (La mente mágica)


Después de pasear por millones de tiendas y comprarnos ropas y camisetas nuevas, pasamos por delante de un escaparte que me llamó mucho la atención:
-Oye... eso me suena-les dije a los demás, señalando un collar-.
-¿A qué te refieres?-preguntó Miriam-.
-¡Mirad ese collar!-y sin más, entré en la tienda abriendo bruscamente la puerta-.
-Bienvenida señorita-me dijo un ancianito chino con barba larga y blanca-. ¿Qué desea?
-Ese collar. El collar del escaparate-dije, señalando el cristal-.
El hombre cogió una llave dorada muy pequeña y gracias a ella, abrió el cristal del escaparate. Con sumo cuidado, cogió el collar que yo le indiqué:
-¡Mirad chicos!-exclamé ilusionada-.
Ese ojo.... ¡lo sabía! ¡Era el mismo ojo de cristal que había en el pomo de la puerta del mundo mágico! Los demás se quedaron paralizados de repente, incluido el mago Nicolás. Estaban sin decir palabra:
-Ey, chicos, ¿qué decís por mi descubrimiento? ¡Chicos!
Pero nada, no contestaban, ni pestañeaban:
-Mira fijamente, el ojo de cristal, que al submundo te llevará, en tan solo un plis plas-dijo el hombre chino, poniendo los ojos en blanco y levantando las manos hacia el techo:
-¿Qué me pasa?-dije, al ver como mis pies empezaban a hundirse en el suelo-. ¡Chicos!
Pero los demás seguían quietos, no movían nada, ni los ojos, ni las manos, ni los pies, ni ninguna parte del cuerpo. El hombre chino empezó a bailar de forma siniestra, repitiendo la misma frase que antes sucesivamente:
-Mira fijamente, el ojo de cristal, que al submundo te llevara, en un plis plas, mira fijamente, el ojo de cristal, que al submundo te llevará, en un plis plas....
Acabé por hundirme en el suelo hasta la cintura, y en ese punto, sentí como mi cuerpo se paralizaba, y sin poder hacer ni decir nada, mi cuerpo y el de los demás, menos el del viejo ese, se hundieron en el suelo, hasta que acabamos cayendo al vacío, sin gritar, ya que estábamos como paralizados.

                                                          ***
-Hola elegidos-susurró una voz terrorífica en mi oído-.
Abrí los ojos poco a poco, dándome cuenta de que pesaban como piedras. Sólo veía borroso:
-Primera prueba. Librarse de la paralización de los enemigos-dijo una voz angelical-.
-¿Su majestad?-pregunté-.
-No he entendido nada de lo que has dicho Paula. Para librarte de la paralización, sólo tienes que pensar en algo muy bueno que te haya pasado en tu vida. Si funciona, sentirás una especie de calor en todo tu cuerpo, si no es un suceso lo suficientemente bueno, te congelarás y morirás.
-¿¿Quééé??
-Más te vale hacerlo bien a la primera. Los demás, ya habéis oído. Nicolás, contrólalos. Voy a avisar a los sirvientes de la segunda prueba.
Se escucharon unos pasos y una puerta cerrarse:
-Bien, chicos, adelante. Libraros de vuestra paralización.
Vamos a ver, algo bueno que me haya pasado en mi vida. Mmmm.... ¡ya sé! ¡Cuando Ángel y yo nos besamos por primera vez! Me esforcé lo máximo posible en el recuerdo de aquel beso, y tras cinco minutos frunciendo el ceño concentrándome todo lo posible, empecé a sentir un roce cálido por toda mi piel, hasta que volví a sentir mis articulaciones y pude mover los dedos, las muñecas, los codos... Hasta que por fin, pude dar un paso hacia el mago Nicolás, que me miraba sorprendido:
-Vaya, has sido la primera en deshacerte de la paralización. No te voy a preguntar en qué has pensado, supongo que son tus cosas...
-Exacto-afirmé con la cabeza bien alta-.
Me giré hacia atrás y vi cómo mis amigos seguían sin moverse:
-Mago Nicolás, eso de que si no pensamos en algo lo suficientemente alegre nos congelamos y morimos, es mentira, ¿no?
-Era para asustaros y que lo hiciérais bien. Pero tú callate.
-Vale, vale.
Tras quince minutos más, ya estábamos todos moviéndonos victoriosos. Al girarnos, vemos a la reina, que nos mira seria:
-Veo que ésta prueba os ha costado trabajo a todos excepto a Paula. Bien hecho, chica. Si en la guerra os paralizan, no podéis quedaros quince minutos para libraros de ello. Os matarían directamente. Bien, seguidme, tenéis que hacer la siguiente prueba.
-Su Majestad-empezó a hablar Ángel-. ¿No dijisteis que empezaríamos a entrenar la semana que viene?
-No hay tiempo. Tenéis que pelear contra los zombies que han invadido Feérica, el reino de las hadas.
-¿En serio?-pregunté-.
-Sí. Feérica se encuentra justo debajo de China. Mañana mismo tenéis que ir al país. Mike os acompañará y os llevará hasta la puerta que conecta con el mundo mágico subterráneo.
-¿Por qué mañana? Llegamos ayer a Londres-protesté-.
-Ya lo sé Paula, pero a partir de ahora viviréis más en el mundo mágico subterráneo que en vuestro mundo.
-Pero, ¿lucharemos solos contra los zombies que han invadido Feérica?-preguntó Tomás-.
-No. Seréis acompañados por treinta guerreros más. Y a vosotros os daremos todos los poderes más tarde. Por ahora no los necesitáis. Bien, ahora seguidme.
Seguimos andando despacio a la reina, todos asustados por lo que nos pudiéramos encontrar. Pero también por la próxima pelea con los zombies. Puede que ya hayamos luchado contra ellos, pero era la primera vez que lucharíamos junto a nuestro ejército. Seguimos caminando hasta salir del castillo. Al final del puente levadizo nos esperaban cuatro sirvientes, aguantando cada uno un... dragón:
-No me diga que...-empezó a hablar Diana-.
-Exacto-terminó la frase la reina-. Los que no sean mitad demonios, es decir, Tomás, Mario, Miriam y Diana, montaréis en estos dragones.
-Pero, pero... ¿y los regalos que nos hizo el mago Nicolás? ¿La alfombra y la escoba?
-Eso es para divertirse. Los dragones lanzan fuego y hielo por la boca. Tienen fuertes y mortales garras y dientes. Eso os ayudará bastante. Pero tendréis que tener cuidado. Jane y su ejército también tendrán dragones o incluso vigñugs.
-¿Vigñugs?-pregunté-.
-Os lo explicaré luego. Convertiros en demonios y los demás, acercaros poco a poco a los dragones. Los demonios, podréis montar también en dragones, en otra pelea.
Tomás, Mario, Diana y Miriam se acercaron poco a poco a los dragones, pero se pararon en cuanto se lo indicaron los sirvientes:
-Bien. No podéis coger el dragón que queráis. Hemos cogido los cuatro que nos ha dicho el Árbol Padre, pero ahora los dragones os elegirán a vosotros. Si os enseñan los dientes, alejaros directamente, y si se inclina hacia vosotros, significa que os ha elegido. Sirvientes, soltad a los dragones. Ahora quedaros quietos, muchachos.
Los dragones rugieron, contentos de estar libres, y comenzaron a acercarse a mis amigos, que temblaban de pies a cabeza. A la primera a la que se acercó un dragón fue a Diana, que era la que más tranquila parecía. El dragón la olfateó y a continuación se inclinó ante Diana:
-¡Bien, Diana! ¡Ahora acaríciale!-le gritó la reina a la chica-.
Diana se acercó sin rechistar al dragón y le acarició la nariz y el cuello. El dragón comenzó a mover su cola de pinchos, sin acercarla a Diana, y entonces dobló sus patas delanteras y dobló la cabeza, indicándole a Diana que se montara:
-¡Vamos, Diana, móntate!-le animó la reina-.
Sonriente, Diana apoyó su pie en la salida del ala del dragón, y se sentó en la montura que tenía colocado el dragón. Dió una patada al dragón en el cuello, y éste empezó a mover las alas y se elevó en el cielo:
-¡Yujuuu!-gritó Diana victoriosa-.
-¡Ahora ese dragón es tuyoo!-gritó la reina sonriente-.
Mientras tanto, en el suelo, se había creado un pequeño problema.































Capítulo 21: C'mon C'mon (Best Song Ever)


Narra Sam

¡Pero serán capullos! ¡Me han olvidado en el puto aeropuerto! Esto sí que no se lo perdono, bueno, a Zayn sí, pero Nata.... ¡Puaj, la odio! ¿Cómo me pudo mentir así? Mientras caminaba por el cuarto de baño, entró una niña de pelo negro y rizado, con cara de traviesa:
-¡Hola! ¡Soy Carla!-me dijo-.
-Hola...-contesté desanimada-.
-Uy, parece que estás triste. Toma, tengo lo que necesitas-y sacó de su bolso un Ipad-. Es tuyo-añadió-.
-Pero, pero...
-Es robado, no te preocupes.
-No, niña, ¿estás loca?
-¿Qué hago con ella?-dijo la niña, mirando al espejo, donde parecía que había algo que yo no veía-.
Tras cinco minutos mirando como la niña hablaba sola, Carla se giró hacia mí y me dijo:
-No te mato porque me ha dicho Lidia que eres mala.
-¿Lidia? ¿Qué Lidia?
-Eso no importa. Sé que quieres vengarte de tu amiga Natalia. Puedo ayudarte.
-¿Cómo, cómo lo sabes?
-Sé más cosas de lo que crees. ¿Entonces qué?
-Emm...
De repente se abrió la puerta del servicio y entraron unos policías acompañados de... ¿Niall y Megan? Mira por donde:
-¡Carla! ¡Por fin te encontramos!-dijo uno de los policías, acercándose a la niña y poniéndole unas esposa-. ¿De dónde es ese Ipad?-añadió-.
-Emm... me lo ha dado, me lo ha dado Carla.
-De acuerdo. Es robado ¿no?
-Sí, y qué más da-intervino Carla-. Nos habéis interrumpido. Íbamos a planear algo para vengarnos de Natalia.
-¿Qu-qué?-dijo Niall-.
-Carla, vámonos. Sentimos las molestias-intervino el otro policía-. Señor Horan, su limusina está en el parking. Buenas noches.
Los policías salieron agarrando a Carla, que refunfuñaba sin parar:
-Mira quién ha venido a buscarme tras dejarme abandonada-rompí el silencio-.
Por segunda vez, la puerta del servicio se abrió y apareció Natalia:
-Emm... ya he hablado con los policías y ya han atrapado a Carla...-fue su saludo-.
-¡Mira quién aparece ahora! ¡La mentirosa!
-Oye Sam, te dije que si ibas en ese plan...
-¡Lo sé! ¡No hablabas conmigo! ¡Vámonos al hotel!-y salí del servicio cerrando de un portazo-.

Narra Natalia

-Creo que esto no ha funcionado...-dijo apenado Niall, mientras caminábamos tras una enfurecida Sam hacia el parking-.
-No te preocupes, Niall. Sam es así. Cuando se le pase el enfado, ya verás cómo te lo agradece y te quiere-le animé-.
-Nunca me querrá.
-Eso no se sabe-intervino Megan-. La vida es un hilo, tal que puedes morirte o puede darle un giro radical, qué es lo que nos ha pasado a nosotras al conoceros.
-A nosotros también. Sois... geniales no, lo siguiente-sonrió Niall-.
-Vosotros igual-dije, dándole un beso en la mejilla al rubito-.
Seguimos caminando hasta la limusina, y al llegar, vimos que Sam esperaba apoyada en el capó, y sin mirarnos siquiera, en cuanto Megan abrió el coche, entró en la parte de atrás de la limusina, pegando un portazo:
-Vaya la que tenemos-susurré-.

***
¡Ring, ring! Oh no, ya está sonando el puto despertador:
-Arriba hermanita-susurró alguien en mi oído, lo que hizo que me levantara de la cama de un salto-.
-¡Niall! ¡Me has asustado!
-¿Me perdonas?-dijo poniendo pucheritos-.
-Vaale-contesté alborotándole el pelo-.
Me dirigí al pasillo para ir a ver a mis amigas y me encontré con Zayn:
-Ho-hola-saludó tímido-.
Esto no se puede quedar así. Es que... ains, ese pelo despeinado por las mañanas, esa camiseta que se ajusta a su tórax perfectamente, esa perfecta sonrisa dirigida a mí... No puedo contenerme, y me lanzo a sus brazos llorando:
-Ey, ey, ¿qué te pasa?
-Lo siento mucho. No quería hacerte daño, pero... era por Sam. Ahora que ella quiere matarme-río-. Ya nada importa.
-¿Eso significa que...?
-Puedes besarme-terminé la frase sonriendo-.
Poco a poco, sus ojos color avellana se acercaron más a los míos azules, y como dos imanes separados durante mucho tiempo, nuestros labios se juntaron en una sonrisa, y al hacerlo, empezó a sonar el estribillo de Gotta Be You. Por el rabillo del ojo, vi que venía del móvil de Harry, que bailaba a nuestro alrededor. Tras varios segundos sin separarnos, se escuchó un portazo detrás nuestra. Me giré y pude ver que venía de la habitación de Ana y Sam. Ahora sí que no me perdona.


Narra Harry

Uy, uy. Creo que Nata la ha liadooo. Sam le ha visto liarse con Zayn. Si ayer esta peleita estaba mal, hoy esta mucho peor. Paré la música de mi móvil y entré sin permiso en la habitación de Ana y Sam, y vi como la morena lloraba y era consolada por mi amor platónico: Ana. Es que no se da cuenta de que yo no sería capaz de hacerle daño por nada del mundo. Me acerqué a ellas y puse mis manos en los hombros de Ana. La chica se sobresaltó y al verme, se fue sonrojada y se encerró en el cuarto de baño. Creo que me toca a mí hacer de clínex:
-Ey, morenita ¿qué te pasa?
-Mira, el que estaba bailando súper alegre de que me destrozara el corazón mi mejor amiga.
-Oh vamos, lo hacía por Zayn. No sabes cuanto deseaba un beso suyo.
-¡Pero yo le quiero Harry! ¡Le quiero!
-Lo sé, pero el vuestro no habría sido un amor correspondido. Tienes a otro que sería capaz de chupar tus pies, Sam-le saqué una sonrisa-.
-Si te refieres a Niall, es que es muy mono y todo eso, pero es tan tímido conmigo. Así no llegamos a nada.
-¿Pero te gusta?
-Me gusta Zayn, Harry.
-¿Pero le darías una oportunidad a Niall?
-Puede...
-¡Niall!-grité-.
El irlandés entró por la puerta, e intentando no tartamudear, dijo:
-¿Sam? ¿Quieres salir conmigo?

Narra Ana

Por poco no exploto de vergüenza delante de Harry. Es que no sé que hacer aún. Me gusta, pero... no soy de las que se arriesgan:
-Your hand fits in mine, like's itś made just for me, but bear this in mine it was meant to be, and i'm joining up the dots with the freckles on your cheeks and it all makes sense to me-cantó Harry-.
-Harry, yo, yo. ¡No puedo resistirme a este chico!-y me lancé a sus brazos, que me acogieron impacientes y me apretujaron-.
Lo conseguí”-pensó Harry en su mente. “Nadie se puede resistir a Little Things” pensó Ana.