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jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 20: Esquizofrenia


Narra Niall

Todos salieron del vehículo, Nata animándome, alegando que al ir a por Sam, la chica se sentiría admirada y querida, y eso le gustaba. Tenía que ganarme a Sam como fuera. Esa chica me había abierto los ojos, me había abierto... el corazón. Cuando nuestras miradas se cruzan, siento como mi piel se enrojece, a causa de la vergüenza, como mi corazón tiene ganas de atravesar mi pecho e inclinarse ante los pies de Sam, demostrándole así que la quiero, y mucho, pero ella no parece que se dé cuenta de que hay otro chico a parte de Zayn que puede hacerla feliz. Puede que no sea perfecto, puede que no sea el mejor de los cinco, puede que haya tenido pocas novias y que sea insultado por mucha gente, pero a Sam la quiero, y siento que puedo hacerla feliz, con o sin dinero, que espero que ella no sea una avariciosa y que le dé igual. Pero eso a mí no me importa. A pesar de apenas conocer a Sam, de haber casi ni hablado con ella, para mí, verla fue un flechazo de amor puro. Sé lo que es ser traicionado, pero también sé que Sam puede hacerme feliz, y yo a ella, aunque me cueste conquistarla.
Megan se puso el cinturón, me dirigió una amplia sonrisa, y arrancó el motor. Me abroché mi propio cinturón y empecé a pensar en todo. Un ejemplo. Megan parecía mucho más madura y adulta desde que sabía que estaba embarazada. Ya no bebía (obvio), ni se comportaba como una niña. Ahora sí que parecía la mayor de las chicas, no como antes. Ahora parecía la adulta que es, la que cuida un poco de sus amigas, y sobre todo, a partir de ahora, de su salud. No estoy seguro sobre si Megan está preparada para tener un bebé. Aún tiene diecinueve años, y según sus amigas, se quedó embarazada a los catorce, por eso sus padres la echaron de casa. Por suerte, tuvo un aborto natural, doloroso, pero librándose de lo que le dificultaría la vida. Desde entonces vivió en la calle, hasta que recibió ayuda de su tía y demás. Todo esto me lo había contado Nata, con la que tenía mucha confianza, pero... La quiero, no como una novia, como una amiga... y algo más. Cuando estuvimos a punto de besarnos esa tarde, sentí el impulso de recorrer la distancia que quedaba para que nuestros labios se tocaran. ¿Por qué no lo hice? Porque a pesar de no tener nada con Sam, me siento atado a ella, además, Nata quiere a Zayn, no quiero que tenga más líos en la cabeza. En la limusina me había contado toda la discusión con Sam y la charla que tuvo con Zayn, incluido que casi se besan pero que ella lo impidió por Sam. Es una gran chica, y una gran amiga, y para mí, es como una hermana, pero el suceso de que casi nos besamos, aún lo tengo en la cabeza, dándome vueltas, y siento que debería haberla besado, porque algunos sentimientos comenzaban a despertar en mi interior, y no eran para nada desagradables.

Narra Ana

Sigo pensando en que la pobre Sam se ha quedado sola en el aeropuerto. Ahora mismo debería de llamarla por teléfono, pedirle perdón por haberla dejado plantada, aunque no hubiera sido culpa mía, pero no lo hice. Entré a mi habitación, sola, ya que la compartía con Sam. Me tumbé en la cama de la derecha, y pensé en Harry, en que ya nos habíamos besado dos veces, y en que... creo que me quiere. Pero no. Haber, Ana, espabila. Recuerda lo que te pasó con ese chico. No quieres que te vuelva a pasar ¿no? Pues olvídate de tener novio-me decía mi consciencia- Puede que esa parte de mi cabecita tuviera razón, pero mi corazón me decía otra cosa. Me decía que el pasado era el pasado, que Harry era diferente, que no era un mujeriego como decían en las revistas de cotilleo. Sé que es un buen chico, pero aún no estoy del todo convencida de salir con él, ni con nadie.
De repente, llamaron a la puerta. Me levanté de la cama, ilusionada por que fuera Harry, ya que debía hablar con él, pero al abrir la puerta, observé a Nata, que temblaba, lloraba, tenía los ojos rojos e hinchados, y estaba totalmente despeinada:
-¡Nata! ¿Qué te ha pasado?-grité-.
-No quiero que se entere nadie más. Hablemos con la puerta cerrada por-por favor-contestó, aún tiritando y haciendo chirriar los dientes-.
Le invité a pasar y la chica se sentó en mi cama:
-Cuenta-dije, sin más remordimientos-.
Nata empezó a contarme toda su conversación con Zayn, su encuentro con una niña maleducada llamada Carla, y la disputa con Sam. Tras media hora de mocos, tiriteos, clínex y apoyo amistoso, le dije sin más:
-Lo primero que tienes que hacer es que cuando Sam llegue, habla con ella educadamente, y si ella empieza a gritar, vete de su lado y salte de la habitación donde habléis.
-Pero...
-Lo segundo-la interrumpí-. Esa niña, Carla, no le hagas caso, hay muchas niñitas perversas sueltas por ahí. Y lo tercero. Si quieres a Zayn, nada ni nadie puede impedirte salir con él. Sé que no quieres traicionar a Sam y bla, bla, bla, pero si Zayn te quiere a ti, ¿qué coño quiere Sam?
-Tía, por si no te acuerdas, Sam me soltó que estaba harta de que la superara en todo.
-¡Bah! Eso lo habrá dicho sin pensar. Vete a dormir, que lo necesitas, y mañana lo aclaras todo, ¿vale peque?
-Me iré a dormir cuando me cuentes qué demonios te ha pasado a ti con Harry.
-Está bieen-dije suspirando-.

Narra Megan

Sigo conduciendo hacia el aeropuerto, acompañado por Niall, que está metido en sus pensamientos. Me parece buena idea lo que si el chico iba a por Sam, daría un paso en adelante para conquistarla, pero, más bien, creo que esa idea se le había ocurrido a Nata porque estaba celosa, y no quería que Sam le quitara a su Zayn. Pero bueno, aún no tenían nada, todo podía pasar. Nata tenía la oportunidad de salir con Zayn, pero la había rechazado sólo por no defraudar a Sam. Ahora, si Sam no perdonaba a Nata o no hablaba tranquilamente con la peque, le diré claramente a Natalia que se acabó, que si Sam no quiere arreglarlo, que empiece algo con Zayn, que se ve que está loco por ella:
-Oye, Niall, ¿qué direcció tengo que tomar para ir al aeropuerto? ¿Londres sur, o Londres este?
-Emm...
-No me digas que no lo sabes.
-Pues la verdad es que... ¡Smarthpone al rescate!-exclamó, ilusionado por haber resuelto él solito una difícil preocupación-.
Tras poner en marcha el GPS y escribir la dirección del aeropuerto al que se dirigían, la mujer del aparato empezó a hablar en chino:
-Niall... ¿lo has puesto en chino?
-Emm... jeje.
-Date prisa en ponerlo bien. Casi llegamos al cruce.
-Voy, voy.
Presuroso, el chico tecleó y tecleó en su móvil, hasta que, justo a tiempo, la mujer indicó que debíamos tomar Londres este:
-Casi te mato Niall.
-Oye, que lo he arreglado-sonrió angélicamente mirando por el retrovisor-.
-Leprechaun, estás perdonado-devolví la sonrisa-.
Tras media hora más en coche, llegamos a un atasco, que parecía eterno:
-No me jodas-dije-.
-Sí te joden-contestó Niall-.
-Sí NOS joden-le corregí, recordándole que como no volviéramos a tiempo a por Sam, la chica podría montar el embrollo del siglo-.
Claxsons sonando cada diez segundos, personas quejándose gritando por sus ventanas abiertas, polícias pidiendo tranquilidad y paciencia. De repente, un policía se acercó a mi ventanilla y la golpeó con los nudillos. Bajé el cristal asustada. Casi nunca un policía había venido hasta mi coche para hablarme así como así o hacerme un control:
-Buenas noches señorita-me dijo el policía en inglés, lo que a mí me dio igual. Las últimas tres semanas las chicas y yo habíamos recibido clases de inglés avanzadas y gratis, gracias a los chicos, y ahora hablamos inglés perfectamente-.
-Buenas noches señor-contesté-. ¿A qué se debe su presencia?-pregunté, intentando comportarme como una adulta y hablar educadamente-.
-Verá, hay una niña loca suelta por ahí. Se ha escapado de su reformatorio infantil, y llevamos buscándola todo el día. Varios testigos afirmaron haberla visto en el aeropuerto y montarse en un coche. No consiguieron la matrícula ni vieron de qué color era, así que estamos haciendo un control a 100 KM a la redonda del aeropuerto.
-Vaya, siento mucho todo este lío.
-Muchas gracias. Bien, sólo puedo decirle que se llama Carla Einsten, tiene pelo castaño y rizado, es bajita, maleducada, aparenta unos once años, y está chalada. Es esquizofrénica.
-Pues siento decirle que a mí no me suena de nada...
-¡Carla!-me interrumpió Niall-. ¡Todo coincide! Señor, soy Niall Horan, y mi amiga es una testigo de la presencia de la niña. Es más, habló con ella, y sí, es maleducada. Fue en el servicio de mujeres en el aeropuerto.
-Muchas gracias joven. ¿Sabría decirme hora, minuto, presentarme a la testigo?
-La llamo ahora mismo, pero háganos un favor. ¿Pueden llevarnos hasta el aeropuerto? Es una gran urgencia.
-Claro señor Horan, por usted lo que sea-contestó el policía sonriente-. Nos ocuparemos de su vehículo. Estará en total seguridad. Señor, señorita, acompáñenme por favor.
Boquiabierta por lo que acaba de pasar, abro mi puerta, y a continuación la de Niall, que sale con aire victorioso. El policía nos lleva hacia sus compañeros y explica todo lo ocurrido. En cuanto los policías se enteran de quién es Niall, nos dejan entrar a su coche patrulla, indicándonos que en quince minutos estaríamos en el aeropuerto y que por favor, le diéramos la dirección de la testigo, que irían a por ella. Nos entregaron un folio para apuntar la dirección de el hotel donde estaban todos y el nombre y apellidos de la testigo, Natalia. Niall lo escribió dubitativo. Se nota que nunca ha tenido que dar información de otra persona a la policía. Pero claro, lo hacía por el bien de esa niña esquizofrénica, Carla, que según el chico, Natalia se había encontrado y hablado con ella en el aeropuerto.
Esperamos cinco minutos, y entonces los policías entraron en el coche y arrancaron el motor, nos miraron por el retrovisor, y comenzaron a circular por la carretera reservada a policías, llevándonos a nuestro destino.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Capítulo 19: Vaya cabeza (Best Song Ever)


Narra Natalia

Tras llorar metida en el pequeño servicio durante quince minutos, salí con los ojos rojos e hinchados a lavarme la cara, y me encontré con una niña lavándose las manos. Descarada, la pequeña me miró con cara de “estoy flipando”:
-Oye, ¿tú eres la novia de alguno de los de One Direction?-me preguntó-.
-Emm... no, ¿por qué lo dices?
-Sales en internet metiéndote en la limusina con ellos. Me pondría a gritar, si fuera directioner, pero no lo soy. Me enseñaron las fotos mis amigas obsesionadas con One Direction.
-Ahh, muy bien.
-Oye, ¿están ellos aquí?
-¿No decías que no te gustaban?
-Hombre, si me pudiera hacer unas fotos con ellos y enseñárselas a mis amigas chuleándome, jeje.
-Eso sería de bruja. Encima que no eres directioner, querrías hacerte unas fotos con ellos para chulearte.
-Se ve que te has levantado con el pie izquierdo-dijo la niña, cortante-. Por cierto, soy Carla.
Y tras decir esto, salió por la puerta del servicio, sacándome la lengua. Esa niña... ¿qué acaba de pasar? Enciendo el grifo y me echo la refrescante agua en la cara. Me quito con un clínex el rímel corrido. Justo cuando me dispongo a salir por la puerta, alguien la abre antes que yo, empujándome y tirándome al suelo, y al levantar la cabeza enfadada, puedo ver que es Sam:
-¿Por qué no me has dicho que tienes algo con Zayn?-me dice, con lágrimas en los ojos-. Pensaba que yo te importaba.
Me levanto del suelo con la mano en la frente, donde me ha golpeado la puerta, y explico aguantando el llanto:
-No tengo nada con Zayn. Es él el que quiere algo conmigo. He renunciado por ti, porque no te quiero perder como amiga. Pero creo que deberías entender que el que te quiere es Niall, y no Zayn. Zayn me quiere a mí, tienes que admitirlo.
-¡No lo admito! ¡Yo le quiero, y no puedo soportar ver que mi mejor amiga está con él! ¡Porque siempre me has ganado en todo, Nata! ¡Siempre! ¡Y ya estoy harta!
-Si vas en ese plan, no quiero hablar más, lo siento-fue mi última palabra antes de abrir la puerta del servicio y dirigirme a la mesa donde están los demás, cuatro de ellos apartados del resto. ¿Qué me he perdido?

Narra Marta

-¿Qué?-fue lo único que consiguió decir Liam, boquiabierto-.
-Lo que has oído. Desde los quince hasta hace unos meses trabajé haciendo strip-teasse. Sólo lo sabes tú. Ni mis amigas lo saben.
-¿Por qué me lo has contado?
-Porque quieres algo conmigo y quiero que sepas que no soy la niña víctima que tanto crees. Trabajando en ese club, perdí mi virginidad a los dieciséis. Más tarde decidí dejarlo, dándome cuenta de que aunque desnudarme ante otras personas me liberaba de mis problemas y me vaciaba la mente, no podía seguir así. Me había enganchado al alcohol, sacaba malas notas, mis padres me odiaban... Todo iba para mal. Hasta que lo dejé, y le dije a mis amigas que estaba sufriendo una ruptura dolorosa, y que por eso me pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en casa.
-Vaya... no sé qué decir.
-Ya tienes una excusa para no estar conmigo. Ala. Somos totalmente diferentes, polos opuestos.
-¿Pero y si nos queremos?
-Yo te quiero Liam, pero no puedo hacerte daño. Hace mucho tiempo que no estoy atada a nadie, y no quiero volver a repetirlo.
-¿Por qué?
-En este sentido, Ana, Megan y yo nos parecemos mucho. A ninguna nos gusta estar atada a nadie.
-Mira a Megan. ¿Acaso ves qué no le guste estar con Louis y estar embarazada?
-Ella ha podido cambiar. Yo no podré.
-Eso tú no lo sabes-dijo Liam, cogiéndome de los hombros-. Me da igual cómo seas Marta. Yo quiero estar contigo.
-Te haré daño.
-No.
-Estoy acostumbrada a rollitos. Puedo ser tu chica de una noche.
-Haber Marta, no has sido una puta ¿vale? Has hecho strip-teasse, que es diferente.
-Liam, después de los bailes me iba a la cama con cualquier tío.
-Vale. Pero eso no cambia nada Marta. No vas a ser mi chica de una noche.
-No quiero hacerte daño.
-Y no lo harás-y cortándome la palabra, se inclinó sobre mí y me dió un tímido beso-. Haber si esto te hace pensar.
Y se levantó, dirigiéndose a la barra para pedir algo. ¿Qué hago?

Narra Louis

-Me da igual que hayas vivido en la calle y que te hayas quedado embarazada a los catorce Meggie. Yo te quiero y eso no cambiará-le dije a la chica, tras oír su historia-. Te cuidaré como madre, mujer e hija.
-No te pases ¿eh? Que ya no me hace falta un padre.
-Pues si alguna vez lo quieres, aquí me tienes.
-Gracias Lou. Te quiero-y me besó-.
-Bueno tortolitos, vayámonos al hotel. La limusina nos estará esperando-intervino Harry, de malos humos-.
-¿Y a ti qué te pasa?-preguntó Niall-.
-Nada-y le lanzó una mirada a Ana-.
Nos levantamos de nuestros sitios y nos dirigimos a la limusina, que nos esperaba rodeada de policías y fans enloquecidas. Esta vez, conseguimos entrar tras firmar unos autógrafos. El coche arrancó, y con música de fondo, comenzamos a circular hacia nuestro hotel:
-Estáis todos muy raros-cortó el silencio Niall-.
-La vida nos ha dado un gran giro en las últimas semanas, peque. Es normal-dijo Nata, que evitaba mirar a Zayn-.
-Tienes toda la razón-intervino Megan, frotándose el vientre-.
-Más que nunca-añadí, cogiendo la mano de Megan-.
-Exacto-dijo Liam-.
-Basta ya ¿no? Un poco de silencio-intervino Harry, que seguía de mal humor-.
El resto del camino lo pasamos en silencio, cansados, Megan dormida en mi hombro. Tras una hora de carretera, Natalia dijo, muy asustada:
-Hostias. ¡Sam! ¡Se nos ha olvidado en el aeropuerto!
-No me jodas-dijo Niall, con cara de horror-.
-No, va en serio. Nos peleamos en el cuarto de baño, me fui, y ella se quedó allí. Desde entonces no la he vuelto a ver y no recuerdo que viniera con nosotros hasta el coche.
-La hemos cagado. Chófer, vuelva al aeropuerto por favor-intervino Louis-.
-Señor Tomlinson, estamos a cinco minutos del hotel-contestó educado el chófer, que tenía aire de cansancio-.
-No os preocupéis. Chófer, lleva a todos al hotel, volveré yo solo a por ella-dijo alentado Niall-.
-Niall, apenas conduces-susurró Liam, aunque lo pudimos oír todos-.
-Iré en moto.
-¿Qué moto?-intervino Ana-.
-La moto de Zayn, que me va a prestar. ¿A qué sí colega?
-Sigue soñando Niall. La última vez que te montaste en una moto te rompiste un tobillo. No creo que seas capaz de ir por la autopista a los 120 Km por hora. Ya voy yo a por ella-contestó Zayn-.
-¡No!-se le escapó a Nata-.
-¿Qué pasa Nati?-preguntó Megan-.
-Quiero decir.... todos sabréis el secreto de Niall... ¿no? Creo que ir a por Sam él solo le ayudaría a dar un paso correcto para acercarse a Sam. Sam está por ti, Zayn, así que si vas tú, pensará que aún tiene posibilidades contigo-se explicó-.
-¿Qué quieres decir?-dijo Zayn, sonriendo pícaro al descubrir que Nata estaba celosa-.
-Que... Sam se cree que tú y yo tenemos algo, y si ve que vas a por ella, se chulearía de mí, intentaría algo contigo.... La conozco. Si os quedáis a solas, usará todas sus armas para conquistarte.
-Hemos hablado muy claramente Nata. Yo no la quiero a ella-replicó Zayn-.
-Haber chicos, parad de discutir. Os dejan en el hotel, y si a alguna de las chicas no le importaría conducirme en este coche, se lo agradecería.
-Ya te acompaño yo-se ofreció Nata-.
-Nata, sabes que no tienes el carné de conducir-intervino Megan-. Niall, no ha más que hablar. Te conduzco yo. Señor chófer, deje a todos aquí, déjenos la limusina a Niall y a mí y váyase a descansar, lo necesita-añadió sonriendo-.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Capítulo 18: No sabes todo de mí (Best Song Ever)


Narra Zayn

Con Natalia de la mano, nos apartamos del grupo, metiéndonos en los servicios públicos. Los demás se pararon frente a un restaurante y se sentaron a una mesa para cenar, como si nada, excepto Sam, que parecía furiosa. Natalia entró en el baño de los minusválidos conmigo detrás. Cerró la puerta, puso el seguro, y comenzó a hablar:
-Bien. Zayn, quería pedirte disculpas por todo... No sé por qué, me sentó mal que te besaras con esa pelirroja y...
-Nata, lo siento yo por hacerte daño. Se me lanzó ella.
-Lo sé, te creo.
Por un momento se inclinó hacia mí como si me fuera a besar, pero algo en su cabeza le dijo que no lo hiciera:
-Nata, puedes hacerlo.
-No, lo siento, no quiero hacer daño a Sam. Ella es mi amiga y te quiere. No puedo hacerle esto.
-Vamo Nata. Ella tiene a otro que le quiere.
-¿Tú como sabes eso?
-Niall nos lo cuenta todo. Y yo a ellos.
-Ahh... Zayn, yo te quiero, pero no puedo hacerle esto a mi amiga, lo siento.
-Pero, y si yo te quisiera... me harías daño a mí-dije, acercándome cada vez más a ella-.
Su pelo largo y negro, sus ojazos azules, su piel suave y sedosa, su pequeña estatura, su risa, su voz.... Sin aguantarme le besé, pero ella me apartó poco a poco:
-Lo siento Zayn-dijo, con lágrimas en los ojos. Disculpa.
Y sin pronunciar ni una palabra más, quitó el seguro de la puerta y salió corriendo al baño de chicas. Volví a cerrar la puerta y me senté en la tapa del váter. Sin poder evitarlo, las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Mi ruptura con Verónica había sido difícil. Dos años juntos. Todo mentira. Me había utilizado para ganar fama y dinero. No me quería por cómo era. Me siento mal, y necesito alguien que me quiera de verdad. Sé que Natalia es la idónea, pero entiendo que no quiera hacer daño a su mejor amiga. Pero Niall quiere a Sam. Si juntamos a esos dos, Nata y yo podremos estar juntos. O a lo mejor no... Creo que es una chica de rollos... Virgen. Sí. Por su forma de hablar sobre el sexo, de lo asqueroso que es, es virgen. Es más, estoy casi seguro. Intentaré sacárselo a alguna de sus amigas.
Narra Sam

Esos dos... ya llevan tiempo en el servicio. Seguro que se están liando. Vamos, piensa en positivo Sam. Zayn no es de Nata. Tiene novia... o puede que ya no:
-Emm... Liam, ¿puedo hablar un segundo contigo?-dije-.
-Claro-me contestó el chico-. Ahora volvemos.
Nos levantamos de nuestros sitios y empezamos a caminar por el aeropuerto:
-Verás-comencé a hablar-. Quería preguntarte algo sobre... Zayn.
-Claro. Dime-dijo sonriendo-.
-¿Tiene novia?-fui al grano-.
Liam rió y a continuación contestó al ver mi mirada asesina:
-Pues no... Cortó con ella hace poco.
-¿Y quién era con la que se besó en el hotel?
-¿Tú también te has enterado? Era su ex, se le lanzó encima.
-Y... ¿han vuelto?
-Es obvio que no. Acabo de decir que no tiene novia.
-¿Zayn tiene algo con Nata?
-Emm... eso no te lo puedo decir. Que te lo cuenten alguno de ellos dos. ¡Oh, mira, la comida ya ha llegado! ¡Miam, miam!-cambió de tema, volviendo a la mesa-.
Si no me lo había querido decir, es que esos dos sí que tienen algo. Tendré que ganarme a Zayn por las malas.

Narra Liam

Puff... Casi le suelto a Sam que Zayn quiere a Nata pero que no empieza nada con ella por miedo a hacerle daño. Hablando de Zayn y Nata... aún no han vuelto:
-Hola cielo-le dije a Marta-. ¿Está buena la comida?
-Sí-contestó mientras masticaba-.
-No se habla con la boca llenaa.
-Vale papáá-contestó en apenas un susurro, al recordar que no tenía “papá”-.
-Tranquila, Marta, vivirás feliz en Londres. Verás, allí puedes conseguir tu sueño.
-No tengo ningún sueño Liam. Sólo quiero encontrar a mis padres.
-Eso es muy difícil pequeña.
-Quiero tener la vida que nunca tuve. Con un padre y una madre que no me peguen, un hermano...
-Yo te haré feliz Marta.
-Pero...
-Sé que quieres padres pequeña, pero mis padres te tratarán como si fueran los tuyos.
-No soy nada para ellos.
-Ahora sí.
-¿Qué?
-¿Quieres salir conmigo?-le pregunté, sin pensármelo dos veces-.
-Liam... mi mundo es muy diferente al tuyo. Somos polos puestos.
-Por favor Marta.
-Liam, yo, te quiero mucho, eres un cielo, pero somos muy diferentes.
-¿En qué sentido?
-Eres famoso, buena persona, no bebes, eres rico.... Soy pobre, bebo, me lío con cualquier tío, mis padres me pegaban, soy adoptada...
-Basta, Marta. Si nos queremos, ¿qué puede pasar?
-Liam... acércate.

Narra Megan

Estoy embarazada de Louis Tomlinson. Aún no me lo creo. Voy a ser madre... Madre. Parto. Esas palabras siempre me han dado miedo. Mis padres me echaron de casa cuando tenía catorce años porque me había quedado embarazada. Por suerte, al vivir en un muy mal estado, tuve un aborto natural, lo que me libró de ser madre. Después, fue mi tía la que regaló su apartamento y se fue a vivir con su novio a Boston. A pesar de vivir en la calle, seguía yendo al instituto, con mis amigas, que siempre me traían comida a escondidas, ya que sus padres antes no les dejaban acercarse a mí. Mi vida fue mejorando hasta que encontré un trabajo Limpiar coches en la gasolinera por diez euros. Bueno, algo es algo. Hasta que me despidieron. Desde estonces estoy en el paro, ganando pasta como puedo. Fui la que menos puso dinero para comprar las entradas del concierto. El BMW me lo compró mi tía, que era la única familiar con la que guardaba contacto.
Ahora todo va a cambiar. Tener un bebé no es fácil. Cualquier chica se aprovecharía del dinero de Louis, pero yo no soy así. Llevo toda mi vida trabajando duro para ganar dinero, y ahora que tenía la oportunidad de tenerlo todo sin esfuerzo... no quiero:
-¿Te preocupa algo princesa?-me preguntó Lou-.
-Tengo miedo de tener el bebé.
-¿Qué? Yo también cielo.
-Lou, hay cosas de mí que no sabes.
-¿Qué cosas?
-Enseguida te cuento.

Narra Marta

-Liam, hubo un tiempo que... me harté tanto de mis padres que.... hacía strip-teasse en un puti-club-tragué saliva-.


lunes, 9 de septiembre de 2013

Capítulo 17: ¿Me ha gustado? (Best Song Ever)

                                                           Narra Megan

-Dios-dijeron todas, al recibir la noticia-. ¿Y ahora qué?-añadió Sam-.
-No lo sé-dije, mientras las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos-.
   De repente, llamaron a la puerta. Natalia fue a abrir en lugar de Ana, que también lloraba, y no sabíamos por qué:
-¡Cielo!-gritó Louis, entrando en la casa-. ¿Estás... embarazada?-añadió, acariciándome la mejilla-.
-Sí...-susurré-. Tengo miedo Lou, no estoy en una muy buena situación económica como para tener un bebé y....
   Me puso un dedo en los labios, haciéndome callar,  y me susurró en el oído:
-Vendrás conmigo. El bebé es de los dos. Yo pagaré todo y vivirás como una princesita.
-No quiero hacerte pagar nada, Louis. Yo soy la madre.
-Y yo el padre. No hay más que hablar-dijo, sonriendo-.
-Ejem, ejem-intervino Liam-. Si habéis terminado, hablemos de lo de antes ¿no?
-¿Te refieres a...?-empezó a hablar Marta-.
-Sí, de lo de que os vengáis con nosotros a nuestra nueva gira mundial. Y tú a vivir conmigo-añadió Liam, refiriéndose a Marta-.
-No me jodas... ¿nosotras, a vuestra nueva gira?-dijo Nata-.
-Exactamente-contestó Niall, riendo-.
   Empezamos a gritar y a saltar por todos lados: en el sofá, en el suelo, en la terraza.... "Ding, dong", volvió a sonar el timbre. Ana fue a abrir, y vimos que eran sus padres:
-Emm, Ana, ¿interrumpimos algo?-preguntó la madre de la chica, al vernos de pie o en el sofá o tirados en el suelo-.
-Mamá, estos son los chicos de One Direction-respondió Ana, riendo al ver la cara de su padre-.
-Ahh... ¿los conoces?-preguntó su padre-.
-Fue casualidad papá.
-¿Cuántos años tienen?
-Papáá-susurró Ana, quejándose por la impertinencia de su padre-. Mamá, papá, ¿podéis sentaros? Quiero preguntaros algo.

                                                                     ***

    -Chicas, ¿nos vamos?-les dije a Sam, Nata, Ana y Marta-. Los chicos nos estarán esperando.
-¿Preparadas?-preguntó Sam-.
-Preparadas-respondimos las demás-.
   Empezamos a caminar hacia el hostal donde se alojaban los chicos, cargadas con nuestras maletas y todo lo necesario. ¡Nos íbamos de gira por todo el mundo durante un año y medio! ¡Y con los chicos! Y pensar que hace sólo tres semanas deseaba conocerles y darles un beso, y ahora estoy embarazada de Louis Tomlinson. A pesar de estar sólo de dos semanas, empezaba a tener náuseas y mareos, sólo a veces. Mi sueño se ha cumplido. ¿Por qué teníamos mis amigas y yo tanta suerte? Seguro que muchas chicas desearían estar en nuestro lugar. Las demás estaban muy contentas, excepto Ana y Nata, que se les veía alejadas Ana de Harry y Nata de Zayn. ¿Por qué? ¡Si son sus debilidades! Por fin llegamos frente al hostal donde estaban alojados los chicos. Nos dijeron, sobre todo a mí, que no entráramos, ya que la recepción siempre estaba atestada de fans de los chicos. A mí me lo habían dicho sobre todo porque las fans habían colgado fotos mías y de Louis juntos y besándonos, y ya sabían que era su novia. Menos mal que no sabían que estaba embarazada.

                                                               Narra Ana

   Lo que pasó hace una semana con Harry... jamás lo podré olvidar. No es que no quisiera nada sólo con él, es que... me daba miedo volver a tener una relación seria y que me volvieran a engañar como ése chico me engañó hace ya un año. Desde entonces, nunca he tenido novio. Perdí la virginidad con aquel estúpido porque pensaba que me quería. Al día siguiente, me dejó. Me demostró que para él las mujeres eran trapos de usar y tirar. Confiaba en Harry, pero al mismo tiempo, tenía miedo de volver a cometer el mismo error:
-¡Hola, chicas!-dijo Harry, ahogándose porque una fan le tiraba del cuello de la camisa-. ¡Id a la limusina!-exclamó como pudo-.
-¡¡AHHH, ES LA NOVIA DE LOUIIS!!-gritó una fan enloquecida, que fue hacia Megan y empezó a hacerle fotos desde todos los ángulos-.
    Poco después, Megan estaba rodeada de una masa de chicas enloquecidas, rodeadas de flashes y gritos. Me mezclé entre las chicas y saqué de allí como pude a Megan, que estaba totalmente despeinada:
-¡Vamos!-gritó Louis, que cogió a Megan en brazos y la metía en la limusina-.
   Tras meternos todos en el vehículo, arrancamos el coche, escapándonos de aquellas chicas que gritaban fuera de sí:
-¿Esto saldrá en el periódico, verdad?-dije-.
-En el periódico, internet, televisión...-contestó Harry-. Y muchas cosas más.
-Pufff....
-Dejad de pensar en eso chicas, nos vamos a Londres, nuestra primera parada-intervino Zayn, pasándome el brazo por los hombros-. 

    
   Bajamos por las escaleras mecánicas del aeropuerto de Londres, totalmente cansados de viajar durante todo el día. Harry llevaba mi maleta, a pesar de haberme quejado, y yo llevaba mi bolso de mano y su maletín. Los demás llevaban sus cosas, que era lo que yo quería. Disimuladamente, aparté a Harry del grupo:
-¡Harry!-dije-.
-¿Qué?-contestó divertido-.
-Yo... siento lo de la semana pasada, mis relaciones amorosas han sido difíciles...
-Sabes que yo no soy así.
-Dicen que eres muy mujeriego....
-Eso es mentira. ¿Puedes darme una oportunidad?
-Pensaba que me besaste porque tenías un calentón.
-Me gustas Ana. Me gusta tu carácter, tu forma de defenderte o vengarte de los tíos-reímos, recordando lo ocurrido la semana pasada-. Me gusta todo de ti. ¿Cómo puedo demostrarte que soy capaz de hacerte feliz?
-No sé...
   Y me calló con un beso. Me dejé llevar, pero al poco rato me separé de él:
-Ya... hablaremos, necesito pensar-concluí, volviendo junto al grupo-.

                                                             Narra Niall

   Megan y Louis juntos, la chica embarazada, Nata y Zayn enamorados, Ana y Harry estaban locos el uno por el otro, se veía, y Sam enamorada de Zayn y yo de ella. ¿Cómo podía ser tan tímido? Creo que más gente aparte de Natalia sabían lo de la nota que le dejé a Sam hace tres semanas, en el hotel. Ella lo sabía, sino, ¿por qué ni me miraba? Me da igual ser su segundo plato, la quiero. Espero que le haya dejado de gustar Zayn, al enterarse de que se besó con otra en el hotel. No, imposible, sólo lo vio Nata, y... seguro que se lo ha dicho. Son amigas, es normal que se cuenten todos sus secretos:
-Hola, Nialler-dijo Nata, alborotándome el pelo-.
-Hola, Nata. Oye, ¿sigues mal por lo de Zayn? Te veo distanciada con él.
.Le quiero Niall, y él quiere a otra.
-Eso tú no lo sabes-dije, pensando para mis adentros que si supiera que Zayn la quería, se pondría como loca-.
-Si no quiere a esa pelirroja que besó, quiere a otra que no sea yo.
-Nata, la pelirroja era su ex, se le saltó encima.
-Aún así, seguro que no me quiere.
-No habéis tenido tiempo de conoceros, Nata. En este año y medio pueden pasar muchas cosas.
-Dejemos el tema por favor. Bueno, ¿y qué tal tú con Sam?
-Fatal. Ni me habla ni me mira.
-Las chicas somos complicadas.
-Y mucho-me pegó una torta en la cabeza-.
Reí:
-Nata... ¿le dijsite a Sam que lo de la nota había sido yo?
-Sí...-dijo, bajando la cabeza-. Lo siento Niall, pero no soporto que no se dé cuenta de que un chico tan perfecto como tú le quiera.
-No pasa nada, y no soy perfecto.
-Sí lo eres-se le cayó el bolso de mano, al levantar los brazos-.
   Me agaché a cogérselo al mismo tiempo que ella y al levantar las cabezas, nuestras narices se tocaron, dejando nuestros labios a escasos centímetros de distancia. Enrojecida, levantó la cabeza y se fue junto a Marta, que hablaba con Liam sobre sus padres biológicos. Lo que acaba de pasar... ¿me ha gustado?

                                                               
                                                             Narra Natalia
   
   He estado a punto de besar a Niall cuando quiero a Zayn, pero aún así, hubiera deseado que nuestros labios se tocaran. Le había cogido mucho cariño a ese chico, es el hermano perfecto que nunca tuve, mi mejor amigo. Era con el que más hablaba y más confianza tenía de los chicos. Con Zayn... nada avanza. Intento no mirarle ni de dirigirle la palabra, sin saber por qué. Niall me ha lanzado una indirecta diciéndome que el moreno me quiere... ¿es eso cierto o el irlandés sólo lo decía para animarme? Yo sólo sabía que no podía seguir así con Zayn. Niall me había afirmado que era su ex esa pelirroja que se le había lanzado al cuello en el hotel, y yo confiaba en el chico. Tengo que arreglarlo con Zayn, y ya mismo.

                                                               Narra Zayn

   Qué bien que las chicas vengan con nosotros de gira, pero sobre todo, ella, la misma que se acerca ahora mismo hacia mí, con paso seguro:
-Moreno, ¿puedo hablar contigo?-me preguntó-.
   ¿Moreno? Bah, da igual. Quería hablar conmigo, era el momento de perdonarle y tal vez de confesarle lo que sentía por ella:
-Vamos-dije sonriente, posando mi mano sobre su espalda, sintiendo como se estremecía-.
                           

domingo, 8 de septiembre de 2013

Mi relato corto para un concurso. ¿Qué os parece?

  Loca de amor

-Basta, Jorge, no quiero que sea así-le dije al chico, haciendo que parase de bajarme los pantalones.
-¿Por qué?-dijo el chico, que se había quedado con las ganas de más-.
-Quiero perder mi virginidad con alguien... especial-expliqué, subiéndome los pantalones y poniéndome la camiseta-.
-¿No soy especial?-replicó el chico-.
-Jorge, esto sólo ha sido un... calentón.
-Pero yo te quiero, Ester.
-Yo... lo siento-fue mi última palabra-.
   Salí del cuarto del chico, el cual estaba que echaba humo por las orejas, y cogiendo mi bolso del suelo, bajé las escaleras de la casa. Echando un último vistazo al lugar donde había estado apunto de perder mi virginidad, giré el pomo de la puerta y salí a la calle, bien firme. Esto no podía ser así. Quería perder mi virginidad con el chico que amaba, con el que me lo había prometido... antes de irse a América, por sus estudios. He tenido que aguantarme durante cuatro años, cuatro, controlándome para no empezar ni hacer nada con ningún chico. Le he sido fiel porque le amo, no por otra cosa. Por él, y sólo por él, tengo veintiún años y aún soy virgen, esperándole. No sabía si el me había sido infiel con otra chica americana, yo sólo sabía que quería que volviera, volver a estar juntos, y perder la virginidad que no perdí antes de que se fuera. Mis amigas piensan que estoy loca al esperarle tanto tiempo, y sí, estoy loca, loca de amor. Él se fue a América para conseguir su sueño de ser director de cine, y lo ha conseguido. Ahora es famoso y tiene a miles de chicas a sus pies, pero no creo que ninguna le quiera tanto como yo. Llevo cuatro años esperándole, paciente, pero ya comienzo a hartarme de tanta espera. Quiero dejar de ser virgen, dejar de ser el hazme reír de entre mis compañeros de clase, dejar de ser la loca de atar que se cree que su famoso director de cine volverá por ella. Quiero dejar de ser todo eso. Me prometió que volvería, sé que lo hará, a pesar de hablarnos apenas desde hace tiempo.
   Entré a mi casa de estudios donde tenía como compañera a Lavinia, italiana de nacionalidad. La chica estaba inmersa en el libro de Ciencias de La Naturaleza, estudiando para el examen final de mañana. Ella me llamaba Estérea, cuando mi nombre era Ester:
-¡Estérea! ¿Dónde has estado? ¡Hay que estudiar para mañana!-exclamó alarmada al verme-.
-He estado... en casa de un amigo.
-Esto me huele a... ¿más que un amigo? ¡Por fin has dejado de obsesionarte con ese Diego Siculotte!
-Es Diego Sicurme, lo primero, y lo segundo, no ha habido nada con ese chico.
-Me da igual como se llame ese chico famoso que tanto quieres. Cuenta ya.
-Ha sido con Jorge... He estado a punto de perder mi virginidad.
-¿Qué?-dijo boquiabierta-. ¡Estérea, ese tío está buenísimo!
-Me da igual. Yo quiero a Diego-dije sollozando-.
-Estérea, estás obsesionada con ese tío. No volverá.
-Sé que sí. Me lo prometió.
-Lo sé, pero han pasado cuatro años Estérea, cuatro.
-¡Me da igual lo que digáis! ¡Sé que volverá!-exclamé con lágrimas en los ojos mientras me levantaba del sofá y salía de casa.
   Todo el mundo me decía lo mismo. ¡Todos! Decidido. Mañana después de los exámenes finales compro billetes de avión para New York, donde estaba Diego. Lavinia vendría conmigo dijera lo que dijera.

                                                              ***


-¿Qué tal te han salido los exámenes?-me preguntó Lavinia, al encontrarnos a la salida de la Universidad de Boston-.
-Regular... no estaba concentrada-bajé la cabeza, sabía que la italiana se enfadaría-.
-¿Cómo? ¡Deja ya de pensar en Diego! ¡Estos años te ha bajado la nota por su culpa!
-¡No es su culpa! ¡Es mía!
   Todo el mundo nos miraba asombrados, ya que estábamos hablando a gritos:
-Vámonos anda-le indiqué a Lavinia, que estaba enfadada por mi desconcentración en los exámenes-.
   Empezamos a andar hacia nuestra casa. Aún no le había dicho nada a Lavinia de que tenía dos billetes para ir a New York. Y sólo de ida, ya que pensaba que me quedaría allí con Diego, para siempre, y que mi amiga se quedaría conmigo. Desde luego, estaba chalada al pensar eso. No era ni seguro que Lavinia viniera conmigo a New York... en dos días. El avión salía en dos días a las cinco de la tarde, ya que en New York serían nueve horas menos, y llegaríamos por la mañana:
-Emm... Lavinia-empecé a hablar-.
-¿Sí?
-¿Te vienes conmigo a New York a buscar a Diego, en dos días? Ya tengo los billetes-fui al grano-.
   Lavinia se puso roja como un tomate del enfado, y empezó a gritar como loca:
-¡¡ESTÁS CHALADA!! ¿¿A NEW YORK A BUSCAR A TU QUERIDO DIRECTOR DE CINE?? ¡¡Y QUIERES QUE VAYA CONTIGO!!
-Sí...
-Cuenta conmigo-dijo riendo Lavinia-. Es fin de curso, podemos faltar a clase, además, siempre he querido ir a New York-sonrió-.
-Tonta, me has asustado cuando te has puesto a gritar.
-Lo he hecho de euforia. Una cosita, a Diego irás a buscarlo tú solita, yo haré turismo.
-Está bien. Anda, vamos a casa-dije, mientras abrazaba a mi amiga, contenta-.

                                                         ***

-¡He aprobado todas!-gritó Lavinia, ya en el coche de camino al aeropuerto-.
-Lo sé, lo has gritado por lo menos una decena de veces-reí-.
-Tú has suspendido dos. Pasas a cursos avanzados por un pelo.
-Dejemos de hablar de estudios. ¡Nos vamos a New York!-grité, contenta-.
   Tras dos horas circulando, llegamos al aeropuerto a las tres menos cuarto. El avión salía a las cinco, íbamos bien.
   Empaquetamos las maletas para el largo viaje y nos dirigimos al control. Después de pasarlo, nos dirigimos a las sillas que había justo al lado de nuestro andén, para esperar a que nos llamaran para entrar en nuestro avión. Por fin, entramos en el avión, y tras despegar, nos tomamos nuestras pastillas para dormir, y éstas hicieron efecto en cinco minutos.

                                                      ***

-Señoritas, hemos llegado-nos dijo la azafata, zarandeándonos suavemente-.
   Dimos las gracias por despertarnos, y nos dirigimos al aeropuerto, a buscar nuestras maletas. Al hacerlo, salimos del aeropuerto, y nos dirigimos a la zona de taxis:
-¿Sabes hablar inglés, Lavinia?-le pregunté a la chica-.
-¡Claro! Por algo estoy en el nivel alto, Estérea.
   Lavinia empezó a gritar hacia un taxista, el cual, asustado por los gritos de mi amiga, vino enseguida. Nos montamos en el coche y mi amiga le indicó al taxista en inglés:
-Al hotel de Diego Sicurme por favor.
-Eso es información privada, a menos que ya sepan que hotel es.
-¿Estérea?-me dijo nerviosa Lavinia-.
-Al hotel Five Stars, por favor.
   El conductor asintió, y a medida que avanzábamos, el contador de dinero subía:
-¿Y cómo demonios vamos a pagar ese hotel?-me susurró Lavinia-.
-Tengo dinero de sobra, lo he cogido de mis ahorros.
-¿Qué? ¡Se supone que ese dinero era para tu carrera!
-Ya no-sonreí-.
   Lavinia suspiró, y se cruzó de brazos. Haciéndole caso omiso, miré por la ventana la ciudad de New York, asombrada por los altos rascacielos. Por fin, tras media hora, llegamos frente al hotel de Diego, donde el conductor aparcó. Le pagué los veinticinco dólares que le debía y entré en el hotel. Reservé las habitaciones con mi amiga, y al girarme, allí estaba, hablando con una mujer rubia y alta:
-¡Es él!-le susurré eufórica a Lavinia-.
-¿Sí? No parece que te haya reconocido.
-No me ha visto tonta, no me desanimes.
   Tras esperar quince minutos a que Diego terminara su conversación, me acerqué a él contenta:
-¡Cielo!-grité, y le abracé con fuerza-.
-¡Ey, aparta!-me gritó, empujándome-. ¡Estoy harta de estas fans!
-¿Qu-qué?-dije, con lágrimas en los ojos-. ¿No me reconoces, Diego?
-¿Qué?
-So-soy Ester-sollocé-.
-¿Ester, qué Ester?-dijo enfadado-.
-La chica que te ha esperado cuatro años, cabrón-saltó Lavinia-.
-¿Qué? Ester, ¿eres tú?-dijo el hombre, sorprendido-.
-¡Sí, soy yo! ¡Y como ha dicho Lavinia te he esperado cuatro años, y no aguantaba más y he venido a verte, pero veo que ni me reconoces!
-Has cambiado...-explicó avergonzado-.
-¡TE MANDO FOTOS MÍAS TODOS LOS DÍAS!-grité, ya sin poder controlar mi enfado-.
-Pero...
-¡SABES QUÉ TE DIGO DE TU PROMESA! ¡QUÉ TE LA METAS POR EL CULO!-seguí gritando, y me dirigí al acensor-.
-Vaya primer encuentro ¿no?-dijo Lavinia riendo, mientras me seguía-.
   Entré en el ascensor con Lavinia detrás, y pulsé todos los números, que eran 18:
-¿Estás loca?-me gritó la italiana-.
-No-contesté sollozando-.
   Tras quedarnos media hora en el ascensor y sólo nos quedaban por subir siete plantas, Lavinia se hartó y salió en la planta 11, dejándome sóla hasta que entró un chico moreno:
-Hola-me saludó sonriendo-.
-Hola-respondí, fijándome en su preciosa sonrisa-.
-Oye, no es por meterme pero... ¿has llorado? Tienes los ojos rojos.
-Sí, pero da igual, son tonterías.
-Si fueran tonterías no hubieras llorado. Por cierto, soy Harry.
-Yo soy Ester-sollocé-.
-Ey, ey, no llores-me dijo, acariciándome la mejilla-. ¿Vamos a mi habitación y me cuentas?
-Es una historia muy larga-contesté, sorbiendo los mocos-.
-Tengo todo el tiempo del mundo. Venga, ven-y sin pedir mi opinión, me cogió de la mano y salimos del ascensor en la siguiente planta-.
   Caminamos por los pasillos hasta llegar frente a la puerta nº 1345. El chico sacó una tarjeta de su bolsillo de los vaqueros y la pasó por la cerradura. La puerta hizo “clik” y se abrió. El chico la empujó y me indicó que pasara, diciendo:
-Las señoritas primero.
   Avergonzada por la confianza de ese chico, entré en la habitación asustada, y me quedé quieta en la entrada:
-Vamos, ¿tienes miedo?
-Para nada-contesté insegura-.
   Seguí caminando despacio, hasta llegar frente a un sofá:
-Vamos, siéntate-me ofreció Harry-
   Me senté en el sofá y empecé a contarle mi historia con el famoso director de cine, cada vez soltándome más. Llegó un momento que hasta me reía de mí misma, por creer que Diego volvería por mí, tan enamorado como yo de él. Cuando terminé mi historia, el chico estaba asombrado:
-Vaya, lo siento.
-No te preocupes, me he dado cuenta de que ese gilipoyas no merece la pena.
-Está bien, y me alegro de que no estés mal. Es tarde, ¿no deberías irte?
-Tienes razón-dije, mientras me levantaba del sofá-.
-¿Me das tu número de teléfono?
-Emm... sí, sí, toma.
   Me dio su teléfono para que se lo apuntara y yo le di el mío. Justo cuando iba a devolverle el teléfono, llamaron a la puerta de la habitación:
-¡Escóndete!-me susurró Harry-.
   Asustada y con el móvil del chico en la mano, me escondí debajo de la cama. Cuando Harry vio que ya estaba escondida, se dispuso a abrir la puerta. Al hacerlo, pude ver que entraba un hombre ataviado de unos zapatos negros de cuero, bastante brillantes. El hombre empezó a caminar y se sentó en la cama. Harry empezó a hablar con él:
-¿Le ocurre algo, señor?
-Sí, pero son tonterías-espera... esa voz... ¡era Diego!-.
   Asombrada, levanté la cabeza y me choqué con la cama, que crujió:
-¿Qué ha sido eso?-dijo Diego-.
-Nada, la cama cruje, señor.
-Bueno, Harry, me voy a mi habitación, descansa.
   Me asomé un poco y pude ver como Diego le daba palmaditas en la espalda a Harry y acto seguido, salía de la habitación. Al ver que ya no había peligro, salí de debajo de la cama:
-¡No me dijiste que trabajabas para Diego!-le grité al chico-.
-Lo sé y lo siento. Pensé que me odiarías por trabajar para él.
-Toma tu teléfono-dije, mientras le ponía en la mano su móvil bruscamente-. Nos vemos.
   Justo cuando me iba a ir de la habitación, Harry me cogió del brazo y me giró. Educado, me dijo:
-Lo siento, ¿vale?
-Vale.
-¿Quieres dormir aquí esta noche?
-No... sería muy incómodo...
-Oh, vamos... ¿tienes miedo de que te haga algo?
-No... em, adiós.
   Soltándome de su mano, salí de aquella habitación y me dirigí a la mía, donde Lavinia dormía profundamente en su cama. Sin hacer ruido, me desvestí y me metí en la mía, pensando en aquel chico: Harry. Puede que trabajara para Diego, pero era encantador.

                                                          ***

-¡Tía, despierta ya!-me gritaba Lavinia en el oído-.
-¡Vale, vale, ya voy!-dije, mientras me desperezaba-.
   Me levanté de la cama y me dirigí al cuarto de baño. Mirándome en el espejo pensé: vaya maraña de pelo que tengo. Decido darme una ducha, así que comienzo a quitarme la ropa interior y me quedo desnuda:
-¡Tía, voy a desayunar, nos vemos en la cafetería!-me gritó Lavinia desde el pasillo-.
-¡Está bien, ahora iré!-le contesté, metiéndome en la ducha-.
   Encendí el agua, que comenzaba a volverse caliente, y dejé que cayera sobre mi rostro, mezclándose con las lágrimas que empezaban a brotar de mis ojos. ¿Cómo Diego había podido hacerme esto? ¿Cómo no se acuerda de mí? Me hizo una promesa, que yo no me creí.
   Tras quedarme en la ducha unos quince minutos, cerré el grifo y me enrollé en una toalla. Me quité los nudos del pelo, y abrí la puerta del cuarto de baño:
-¿¿Qué haces aquí?-grité, al ver como Diego estaba sentado en mi cama-.
-Yo, he venido a...
-¡NO TE VOY A PERDONAR DIEGO! ¡LÁRGATE!-ni sé cómo has entrado, pensé para mis adentros-.
-¡Espera que me explique!-dijo, cogiéndome de los hombros-.
-¡Vale!-dije, sin saber por qué, tal vez porque quería que estuviéramos juntos-.
-Siéntatey tranquilízate por favor.
-Vale-me senté en la cama, hasta que me di cuenta de que sólo iba ataviada de una toalla-.
   Hice amago de volver a levanatarme para vestirme, pero Diego me lo impidió:
-Ya te he visto desnuda
-Nunca.
-Teníamos diecisiete años Ester, fuiste tú la que quiso parar ese día.
-Éramos muy jóvenes.
-Teníamos la edad perfecta.
-¿Me explicas o qué?
-Sí, te explico. Estoy muy estresado Ester, y no me acordaba de ti porque ha pasado mucho tiempo y...
-¿Y cómo explicas el no haber visto las fotos que te mandaba todos los días?-le interrumpí-.
-Cielo, me he cambiado de número, seguramente me las mandabas al antiguo teléfono.

   Avergonzada, me levanté de la cama y grité:
-¿Y cómo es que no me diste tu nuevo número?
-Ejem, ejem.
-¿Qué pasa?-miré hacia abajo y.... ¡no, joder!-.
   La toalla se me había bajado hasta la cintura, dejando al descubierto mis pechos y mi plano vientre:
-Te han crecido-dijo, sonriendo pícaro-.
-¿En serio?-contesté ilusionada. ¡Céntrate Ester!-.
   Me coloqué bien la toalla y volví a sentarme en la cama:
-Esto no ha pasado-concluí-.
-¿Crees que me voy a poder olvidar? Me has puesto cachondo.
-Vete de aquí-le dije-.
-Vale, pero antes... ¿me perdonas?
-Ya veremos. Lárgate.
-Vamos, Ester, sé que quieres. Llevas esperando cuatro años para esto.
-Perderé mi virginidad con alguien que no sea una mierda como tú.
-Me he explicado, ¿y sigues enfadada conmigo?
-No me diste tu nuevo número. ¡Deja de tocártela guarro!
-No puedo Ester, estoy cachondo.
-¡Vete a hacerte pajas a tu habitación!
-¿Y por qué no...?
  No le dejé terminar. Me quité la toalla de encima y me lancé sobre él, besando aquellos labios que tanto ansiaba, que tanto había esperado. Diego empezó a acariciarme todo el cuerpo, haciendo que gimiera de placer. Así estuvimos hasta quedarnos totalmente desnudos. Entonces, comenzó a penetrar en mí:
-¡Ay!-grité-. ¡Duele!
-Es normal, eres virgen, pero ya verás después.
   Mientras que me salía un poco de sangre, por fin me penetró totalmente. Gemí de placer. Esto era lo mejor del mundo.

                                                              ***


-¿Me perdonas ahora?-me dijo Diego, que me acariciaba la espalda, haciendo que me estremeciera-.
-No sé...
-¡Oh, vamos, no seas así!
-Está bien. Pero no podemos tener una relación, eres muy famoso.
-Podrías ser actriz.
-¿Estás loco? ¡Soy muy tímida!
-Pues... ¿cámara?
   De repente, llamaron a la puerta de la habitación. Asustados, nos tapamos con la manta, hasta que oímos una voz familiar:
-¡Abre tía, se me han olvidado las llaves!-era Lavinia-.
-¡Voy!-grité-. ¡Escóndete!-le susurré a Diego-.
   El chico se metió en el cuarto de baño con su ropa y cerró con seguro. Siempre había sido malo escondiéndose. Mientras, me puse mi bata-pijama y abrí la puerta:
-¡Por fin! ¡Parece que estás sorda!-dijo la italiana, entrando y sentándose en mi cama-. Si que te mueves por las noches-añadió, viendo el relío de sábanas que tenía hecho en la cama-.
-Pues sí-mentí-.
-Oye... ¿esto es sangre?-me preguntó Lavinia, agachándose sobre el colchón-. ¿Te ha bajado la regla?
-No. Lavinia, tengo que hablar contigo, y no grites.

                                                       ***

                                        UNA SEMANA DESPUÉS

-Cielo, Harry me ha llamado para unas pruebas de cámara, volveré más tarde-le dije a Diego, dándole un beso-. Te quiero amor.
-Y yo a ti-me contestó el chico, que firmaba unos papeles-.
   Salí del hotel acompañada por Harry y Lavinia, que iba de compras. Los dos no paraban de cuchichear y reírse:
-¿De qué hablais? Últimamente estáis muy raros.
-¿Se lo decimos?-dijo Harry-.
-Vale-contestó Lavinia-.
-Bien... Ester, Lavinia y yo estamos juntos.
-¿En serio? ¡Enhorabuena!
-Ella va a hacer pruebas para actriz de la nueva película de Diego y tú de cámara de acción.
-Está bien. ¡Oye, en serio, me alegro mucho por vosotros!
   Mientras andábamos hacia el estudio de grabación, sentí náuseas y ganas de vomitar. En cuanto llegué al estudio, eché la pota:
-¿Estás bien Estérea?-me preguntó Lavinia-.
-Sí, o eso creo, tengo náuseas.

                                                    ***********

                                               UN AÑO DESPUÉS

-¡Y aquí están el director de cine Diego Sicurme y su mujer saliendo del hospital de Boston con su hija Mackencie!-gritaba el periodista-. ¡Están acompañados por Harry, el asesor del señor Sicurme, y su prometida, Lavinia, la nueva actriz de “Loca de amor” la película del señor Sicurme! ¡Una foto para el periódico por favor!
   Nos colocamos todos juntos, yo con mi niña recién nacida en brazos, y al recibir el flash en los ojos, desperté de mi sueño.