Narra
Sam
Me desperté poco a poco,
bostezando. Cogí el móvil que dejé la noche anterior a mi lado en
el suelo y miré la hora. Dios Santo. Las cinco de la tarde del
domingo. Me estiré como un gato y sin hacer ruido, me levanté del
suelo. Las demás dormían como troncos. Qué risa sus posturas. Ana
estaba destapada, con las bragas al descubierto. Megan estaba con los
pies en la almohada, Nata estaba con baba en la barbilla y Marta
estaba hecha un pequeño ovillo.
Me dirigí a la cocina, aún
sonriendo. Cogí un vaso y me eché agua del grifo. Mañana el
concierto. Vería a mi Zayn “compartido” en persona. El día 28 de agosto sería el mejor de mi vida. Ayer Megan hablaba con alguien
por la noche, y parecía muy contenta. ¿Con quién hablaría? A
veces se reía sola. Rarita. Espero que mañana no beba, porque le
sienta muy mal.
Escuché unos pasos acercarse.
Me giré y vi a una Nata despeinada frotándose los ojos:
-Hola tonta-saludé-.
-¿Qué haces despierta tan
temprano?-dijo mientras bostezaba-.
-¿Temprano? Son las cinco de la
tarde Nata-reí-.
-Pues, ups-sonrió-. Tengo hambre.
-Y quién no. Llevamos más de
doce horas sin comer-saqué la lengua-.
-Tú siempre tan perfeccionista.
Nata abrió la nevera y sacó
la botella de leche. Descarada, la abrió y empezó a beber como si
le fuera la vida en ello:
-Te aseguro que ya no bebo de esa
leche-dije-.
-Pues mira esto-dijo sarcástica-.
A continuación, Nata chupó el
tapón de la leche con la lengua, y se partió de risa:
-Guarra-le insulté-. Pero como
quiero reírme, no se lo diré a las demás-sonreí-.
-Oki.
Nos dirigimos a la habitación
de Nata, silenciosas. Allí nos sentamos en su cama, y empezamos a
hablar de la conversación por WhatsApp que tuvo Megan anoche. Ella
pensaba que estábamos dormidas, pero en realidad le estábamos
espiando, por eso Ana hizo como si se despertara para ver su
reacción:
-Me pregunto con quién
hablaba-dijo curiosa Nata-. No creo que sea con el tío que me gritó
el otro día por teléfono.
-Ni yo. Tiene que ser alguien
importante. No paraba de sonreír y reírse.
-Extraño.
-Sí.
De repente, escuchamos a
alguien subir por las escaleras, acompañado de un ruidoso bostezo.
Abrieron la puerta y vimos que era Marta:
-Hola pavas-nos saludó-. Sé que
algo le has hecho a la leche Nata-rió-.
-Jajajaja, estabas
despierta-dije-.
-Sí-sonrió-. Hablabais de Megan
¿no?
-Sí, de su conversación de
anoche-contesté-. Es muy extraño.
-Se habrá echado novio-dijo Marta
sentándose a mi lado-.
-Sabes que lo de Megan son siempre
rollos de una noche, para divertirse-intervino Nata-.
-Y qué. A lo mejor le gusta un
tío de verdad-replicó Marta-.
-Tía, no digas tonterías, Megan
no cambiaría jamás en ese aspecto-dijo Nata-.
-¿Quién sabe, Nata? Las personas
cambian-volvió al ataque Marta-.
-Ya, pero Megan no es así y...
Y su discusión seguía.
Natalia y Marta cada vez se hablaban más fuerte, hasta que se
levantaron de la cama y casi empezaron a gritar. Oí unos pasos subir
por las escaleras, y cómo no, si con estos gritos se despertaría
cualquiera. Las chicas seguían discutiendo sobre Megan, y quién
sino, entró por la puerta:
-¡Chicas! ¡Que haya paz!-gritó
el motivo de la discusión poniéndose entre Nata y Marta-.
-Megan, ¿a qué tú puedes
cambiar?-preguntó Marta-.
-¿Qué? ¿A qué te refieres?-fue
la respuesta de Megan-.
-No puedes cambiar de un día para
otro a estar todo el rato de rollitos de una noche, a enamorarte de
un tío-explicó Nata frunciendo el ceño-.
-No entiendo... ¿por qué pensáis
que estoy colada por un tío?
-Por tu conversación de anoche
por WhatsApp-se me escapó-.
-Chicas, no estoy colada por
ningún tío. Nata, no te creas ganadora, puedo cambiar. Ayer hablaba
con María-dijo, frunciendo el ceño-.
-Ups-dijeron Marta y Nata al
unísono-.
-Ahora cada una para su casa.
Tenéis que prepararos. Nata, recuerda avisar a tus padres. Marta,
despierta a Ana-intervine-. Megan, vete para casa anda-suspiré-.
Mañana será un gran día-.
***
Narra Natalia
Por fin, llegó el gran día. A
pesar de las indicaciones de Sam de llamar a mis padres, no les dije
nada. Quería comportarme como una adulta, ya que casi lo era. Eran
las siete de la mañana. Si Megan no se quedaba dormida, debería de
llegar aquí a las ocho. Voy a vestirme. Abrí el armario, pero me
quedé paralizada. Si íbamos a visitar la ciudad y después nos
iríamos al concierto, no me pongo arreglada todavía ¿no? Sí,
mejor no me arreglo aún. Me llevaré la ropa para el concierto en
una mochila, donde llevaré dinero, maquillaje, tacones, agua,
bocadillo, la entrada.... Ahora me pondré algo cómodo. Abrí el
cajón donde tenía guardados mis shorts, y elegí unos vaqueros,
bastante cortos, y una camiseta de tirantes, roja, sin olvidar mi
sujetador negro. Estaba decidida a conseguir un tío. Hace tiempo que
no tengo novio, y me gustaría perder mi virginidad, dejar de ser la
única virgen del grupo de mis amigas. Pero tampoco estaba
desesperada, quería un chico guapo, inteligente, atento, amable...
No era mucho pedir ¿no? Me puse los shorts, el sujetador y la
camiseta, y me dirigí al cuarto de baño, donde estaba el zapatero.
Lo abrí y cogí mis zapatos favoritos: Las convers negras. Me las
puse y también cogí mis tacones de aguja negros, de terciopelo. Me
los pondría para el concierto. Los llevé a la mochila que preparé
anoche, y los guardé. Bajé las escaleras y cogí el bocadillo que
me había preparado ayer de la nevera. Lo guardé y me senté en el
sofá. No tenía hambre, así que esperaría viendo la tele. ¡Mierda!
¡Mi conjunto para el concierto!
Narra Ana
Llamaron a la puerta, y fui a
abrir directamente. Era Megan, que venía a recogerme. Cogí mi
mochila donde llevaba lo necesario, me despedí de mis padres y salí
disparada al coche, donde ya estaban todas. Me senté en los asientos
traseros, junto a Marta. A su lado iba Nata. Les di un beso y
arrancamos, hacia la ciudad que sería el sueño de nuestras vidas.
Sigue con la novela plis. NievesTrueba
ResponderEliminarlo subire el lunes, porque me paso el fin de semana en un lugar donde no hay internet, y si me da tiempo, esta noche
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