Lucía
estaba feliz por una parte y triste por otra. Por un lado quería a
Arthur, pero por otro... aún sentía algo por Pablo. Más dudas. Por
otro lado, Arthur estaba muy contento, al saber que Lucía también
era un mitad demonio, y ya no corría el riesgo de herirle al estar a
su lado. Miriam y Diana no paraban de hablar de los mitad demonio,
celosas de Lucía. Como podían estar celosas, pensaba yo, si ahora
la pobre Lucía era una criatura negra.
A
partir del día que se supo que Lucía era mitad demonio, ella y
Arthur daban un paseo todas las noches por París, para cazar
palomas, gorriones... algún pájaro vamos, para reforzar sus alas.
Lucía aún no iba del todo segura volando con sus alas, negras para
colmo. También, cuando se enfadaba, a veces le salían sus rayos
lásers de los ojos, y alguna que otra vez destrozaba muebles de
nuestra habitación, tras mi mirada aterrorizada.
Un día,
Lucía y Arthur se fueron a dar su paseo. Miriam, Diana y yo
queríamos ir con ellos, así que el mago Nicolás hizo que nos
salieran alas, pero negras, para que no resaltaran en la noche.
Empezamos a volar, hasta que llegamos a la parte de arriba de un
rascacielos. Miré a mi alrededor. Lucía no estaba:
-¿Dónde
está Lucía?-pregunté alarmada-.
-No
sé-dijo Diana-. Cuando llegamos aquí estaba a mi lado...
-Lucíaaaa-gritaron
Arthur y Miriam-.
Nadie
respondía. ¿Dónde demonios se había metido? Salí volando en su
busca. En cuanto me alejé lo suficiente como para que los demás no
me vieran, algo me cogió a toda velocidad. Era una persona, con alas
negras:
-¿Lucía?-pregunté
asustada-.
-No.
Dios
mío, no podía ser. ¿Qué hacía él allí? Pablo me siguió
llevando hasta la parte más alta de la Torre Eiffel. Que no
me tirara por favor... Allí estaba Lucía, atada de manos, pies, y
alas:
-¡Lucía!
¿Pero qué haces Pablo?
El
chico hizo salir de su mano una cuerda, y me la puso alrededor de
todo el cuerpo:
-¿Cómo,
cómo lo has hecho?-pregunté alucinada-.
-La bruja
Jane me ha dado todos los poderes-respondió sonriendo
malévolamente-.
-¿Qué
nos vas a hacer?-dijo Lucía enfadada-.
-Bueno,
estoy pensando algo para haceros sufrir. Pero no sé que aún.
-¿Por qué
te has vuelto así?-pregunté-.
-Porque
ahora soy del lado del mal. Paula, tú vas a morir. Lucía, tú
tienes la elección entre o venirte del lado del mal o morir. Eres
una mitad demonio.
-¡Jamás
me iré a tu lado!
-Vamos
Lucía. Puedo leerte la mente. Sé que aún me quieres.
-Ni de
coña.
-Lo sé
Lucía. Lo sé. Sé que me quieres Lucía. No puedes ocultar tus
pensamientos.
-No, no
puedo. Pero sí que puedo hacer esto.
De los
ojos de Lucía empezaron a salir los rayos lásers, directos a la
cabeza de Pablo. El chico ni se inmutó. Supongo que ya sabría que
Lucía no se iba a atrever a decapitarle:
-No
puedo...
-¡Jajajaja!-se
rió Pablo-. Vamos Lucía, he cortado con Jullie, vuelve conmigo.
-No me lo
creo... mentiroso-dijo Lucía dubitativa-.
-Entonces,
decidle adiós a la vida.
Pablo
hizo que nos eleváramos. ¡Espera! ¡Pablo no me había atado las
alas! ¡Qué tonto! Empecé a mover las alas con fuerza, Lucía
mirándome. Me deshice de las cuerdas y sin pensarlo empujé a Pablo
por la Torre Eiffel, como me hicieron a mí. Pablo abrió sus
alas, y riéndose, volvió al balcón:
-Paula,
Paula. Tú no eres un demonio. Por eso puedo hacerte esto.
Con un
movimiento de su mano, me desaparecieron las alas. Le enseñé los
dientes, enfurecida. Me acerqué a Lucía y le susurré al oído:
-Vamos
mátale, mátale...
Pero
Lucía estaba pensando otra cosa totalmente diferente, que Pablo no
pudo evitar. La chica me dio un pequeño pico en la boca, que me
cogió desprevenida, y como en ese momento yo estaba enfadada, me
salieron las alas negras. Oh no:
-¿Qué
has hecho Lucía?-dije llorando-.
-Yo, yo no
puedo matarle. Hazlo por mí.
Enfadada
porque ahora también era una mitad demonio, empezaron a salir rayos
lásers de mis ojos y partí a Pablo por la mitad. Desaté a Lucía y
nos fuimos de allí volando. Por el aire nos encontramos a Miriam,
Diana y Arthur. Al verme las alas negras, pensaron que eran las que
el mago Nicolás me había hecho aparecer, pero por desgracia no. Y
ya me quedaría como mitad demonio para siempre. En ese momento,
odiaba un poco a Lucía, porque me había convertido sólo para matar
a Pablo porque ella no podía, y ahora yo era como ella y Arthur, y
Ángel ya no podía besarme, sino también le convertiría en mitad
demonio. ¿Qué hago?
por favor escrib el siguiente no puedo aguantar mas me encanta la novela necesito el suguiente porfa escribelo
ResponderEliminarenseguida me pongo a escribirlo, gracias por tu opinión, 1 besito! :)
Eliminarme encanta leer la novela no paro me la recomendo una amiga y esque ni siquiera puedo hablar solo leerla me has vuelto adicta
ResponderEliminarjajaja, gracias por leerme y muchas gracias por tu opinión, enseguida me pongi a escribir el capitulo 28 y me paso por tu blog, 1 besin para ti y para tu amiga! :)
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