Narra
Louis
¿Qué le digo? Ahí está
mirándome, con una mirada asesina, como si no le gustara que.... No
le tratara como si la quisiera como a más que una amiga:
-¿No te gusta que te trate
así?-dije-.
-Mira Louis, yo te pedí tiempo,
no que pasaras olímpicamente de mí-se cruzó de brazos-.
-No paso de ti, sólo que te trato
como sino te amara-contesté-.
-¿Y por qué? ¿Ya no me
quieres?-puso pucheritos-. Me refiero... de esa forma.
-Haber Meggie, fuiste tú la que
me pidió tiempo-sonreí-.
-Pues no quiero más de ese
tiempo-sonrió pícara-. Vamos a mi habitación.
Sin poder aguantarme más, la
besé en el pasillo, empujándola contra la pared. Ella, de espaldas
a la puerta de su habitación, metió la tarjeta-llave a ciegas y
empujó la puerta. La abrió, y sin encender las luces, caímos en la
cama. Empezamos a desvestirnos el uno al otro, hasta quedarnos en
ropa interior. Cuando fui a ponerme encima suya, ella me susurró en
el oído:
-Aquí mando yo.
Y esa noche, incumpliendo el
tiempo pedido, hicimos el amor.
***
Narra Zayn
Me desperté poco a poco,
escuchando gritos desde algún lugar muy cerca de aquí. Pensé que
serían unos huéspedes pesados, pero al final reconocí las voces:
Eran Sam y Nata, y parecía que se gritaban la una a la otra en mitad
del pasillo. A veces pronunciaban mi nombre. ¿Qué demonios pasaba
ahí fuera? Al final nos echaban del hotel. Me levanté de la cama, y
ataviado sólo con los pantalones del pijama, salí al pasillo. Allí
estaban Sam y Nata rodando por el suelo, tirándose de los pelos, y
Marta y Ana partiéndose de risa, apoyándose en la pared:
-¡Ey, chicas, chicas,
parad!-grité-.
Ellas dejaron de tirarse de los
pelos, y al verme, se levantaron enseguida y me abrazaron:
-¡Ella dice que eres suyo!-gritó
Nata, como una niña pequeña-.
-¡Y ella dice que no, que eres
suyo!-replicó Sam, sacándole la lengua a Nata-.
-Haber, estoy tratando con niñas,
¿o con adultas?
-¡Con adultas!-saltó Sam-.
-Creo que el alcohol no os ha
sentado muy bien. A la cama-pasé un brazo por los hombros de Nata y
otro por los de Sam y las llevé cada una a su habitación. Las puse
tendidas en su cama y cerré la puerta:
-Ana, Marta. Cuando se bebe
alcochol normalmente al día siguiente tienes una resaca muy grande,
si no estás acostumbrado. Estás dos NO tienen resaca. Están
borrachas, otra vez-reí-.
-Bueno, puede que hayamos bebido
dos o tres vasos de whiscky al despertarnos-dijo Marta, que aún se
partía de risa-. Ana y yo estamos acostumbradas, pero Nata y Sam
nunca beben. Queríamos reírnos.
-Jajajaja-rió Ana, cayéndose al
suelo-.
De repente, salieron Harry y
Liam de su habitación, frotándose los ojos:
-¿A qué vienen tantas risas a
estas horas de la mañana?-dijo Liam, mirando la hora en la pantalla
de su móvil-.
-Estas cuatro están
borrachas-dije riendo-. Bebieron whiscky en cuanto se levantaron.
Tía, Ana para, ¡tu risa es muy contagiosa!-dije, sin poder parar de
reír-.
Ana se levantó del suelo, se
apoyó en Marta, y las dos cayeron al suelo, partiéndose de risa:
-El suelo se mueve-dijo Marta,
riendo-.
-Con que acostumbrada ehh-dije,
sonriendo-. Ayudadme chicos, hay que llevarlas a la cama. Creo que no
están en estado de ir a La Casa del Libro.
-Son las siete de la mañana. Si
duermen, tienen tiempo de recuperarse-dijo Harry, también contagiado
por la risa de Ana-. Vamos a despertar a todo el mundo. Anda, ven
Marta.
Liam se agachó y cogió a
Marta como un saco de patatas, lo que hacía una escena ridícula, ya
que Marta estaba aún partiéndose de risa. Harry cogió de la misma
forma a Ana, y a cada una las llevaron a su habitación.
Narra Liam
-Vamos, Marta, cállate.
Despertarás a Nata-reí-.
Posé a la chica en su cama, y
de repente ésta dijo:
-Anda Leyum, metéte conmigo en la
cama. Tengo frío-tembló-.
-Está bien.
Quité la sábana y me metí
con ella entre las sábanas. Ella me abrazó y se quedó plácidamente
dormida, con la cabeza apoyada en mi pecho:
-Pero qué mona está calladita y
dormida-dije, sonriendo-.
Le besé en la frente, y al
cabo de unos minutos, también me quedé dormido.
Narra Harry
Tras dejar a Ana en su cama,
salí de su habitación y me encontré a Zayn paralizado aún en el
pasillo:
-Gracias por pedir mi ayuda
¿eh?-dijo, pegándome un codazo en el pecho-.
-No estás cachas-reí-.
-Mira quién habla.
Tras reírnos, entramos en
nuestras habitaciones, y yo me tumbé en la cama. ¿Dónde demonios
está Liam? Qué pervertidos todos. El tío aprovechando que Marta
está borracha. Reí por lo bajo. Por cierto... ¿y Louis y Megan?
Estarían fritos, cada uno en su habitación. O no, pensé, pícaro.
Se había visto química entre ellos. ¿Dónde estarían?
Narra Megan
Desperté entre sus brazos
desnudos, que me rodeaban el cuerpo. Miré a mi alrededor, ¿pero qué
demonios había pasado entre Louis y yo? ¿Anoche, cuando estábamos
borrachos, pasó algo? Me quité sus brazos de encima y me dirigí a
la ventana. Desde allí se veía gran parte de la gran ciudad de
Madrid. Los coches circulaban, las personas caminaban por las calles
hacia el metro para ir al trabajo... Miré la hora: ¡Las nueve! ¡Los
chicos tenían que estar en La Casa del Libro a las diez! Volví a la
cama y zarandeé despacio a Louis, que al cabo de un minuto,
comenzaba a abrir los ojos. Poco después se incorporó, me besó y
me dijo sonriente:
-Buenos días, princesita.
-¿Qué pasó anoche?-pregunté,
confundida-.
-¿No te acuerdas?-respondió Lou,
bajando la cabeza-.
-¿Hicimos el...? Ya
sabes-carraspeé-.
-Sí-respondió, avergonzado-.
Pensaba que lo hacías a sabiendas, no sabía que estuvieras
borracha. No lo parecía-explicó-. Es más, eras tú la que
quisiste.
-No me acuerdo de nada. Y
entonces... esto, ¿qué significa? ¿Empezamos una relación u...
olvidamos esta noche para siempre?-tragué saliva-.
-Lo que tú quieras-respondió
Lou, levantándose de la cama sin mirarme-.
-¿Qué te pasa? ¿Estás enfadado
conmigo? Por cierto, no le contemos nada de esto a nadie, por ahora.
-No, es sólo que... Si me
quieres, no deberías pensar tanto en las cosas. Tienes que seguir a
tu corazón, no a tu mente. No se lo contaré a nadie.
Dicho esto, se metió en el
cuarto de baño y empezó a escuharse el agua de la ducha. ¿Qué me
pasaba? Yo le quería, pero no de esa forma. Era una forma extraña.
¿Yo lo quería de verdad, o sólo como... fan? Me asusté. Lo
habíamos hecho, a pesar de estar yo borracha. Recordaba cosas de la
noche anterior. Me gustó, pero, no sé por qué razón, me daba
miedo empezar algo con Lou. Tal vez me asustaba la fama, no llevar
una vida normal. Aunque anteriormente le había dicho a Lou de no
contárselo a los demás, necesitaba consultárselo a mis amigas,
urgentemente.
Narra Sam
Abrí los ojos poco a poco,
sintiendo grandes punzadas en la cabeza. No recordaba nada de lo que
había pasado anoche. A mi lado estaba Ana, en su cama, frita como un
tronco. Con dolor de cabeza, me levanté poco a poco, y me dirigí al
cuarto de baño. Qué mala cara, pensé, mirándome al espejo. Me
desvestí, decidida a ducharme. Encendí el agua y me metí en la
ducha. El agua caliente caía por mi cuerpo, destensando mis músculos
y aliviando mi dolor de cabeza. Tras quince minutos de tranquilidad,
me enrollé con una toalla y me dirigí a mi cama. Cuando llegué, vi
que tenía una pequeña nota sobre la almohada. En ella estaba
escrito “Te quiero”, pero no ponía ningún nombre de quién la
habría podido escribir. La guardé en el pequeño bolsillo de mi
bolso de mano, sonriente. Deseaba que esa nota fuera de Zayn.
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