Narra Natalia
-¿Nos vamos
ya o qué?-les dije a los demás, que estaban todos muy raritos-.
Megan y
Louis apenas se miraban, y cuando lo hacían, se sonrojaban como
tomates y se alejaban. Marta y Liam estaban juntitos todo el rato,
Marta sonrojada y tímida. Sam siempre estaba en las nubes, pensando
en algo que nosotras no sabíamos. Zayn y Harry se reían a ratos,
recordando algo que había pasado esa mañana, y que yo no recordaba.
Niall evitaba siempre mirar a Sam, y cuando se cruzaban sus miradas,
el chico se sonrojaba y miraba hacia otro lado. Sólo yo estaba
normal:
-¿Tierra
llamando a tooodooos?-grité-.
-Emm.. sí,
sí-dijo Sam, saliendo de sus pensamientos-. Vamos, que llegamos
tarde.
Nos
metimos en el ascensor, bastante espacioso, y bajamos a recepción.
Salimos del hotel, separados, excepto yo y Niall:
-Ey, Niall,
¿qué te pasa?-le pregunté en susurros-.
-Nada...-dijo,
sonrojándose-.
-Oh, vamos,
cuenta. Confía en mí-le animé-.
-Está bien.
Sin que
se dieran cuenta los demás, nos separamos un poco del grupo y Niall
empezó a contarme lo que le pasaba:
-Me gusta
Sam, bueno, que la quiero. No me atrevo a decírselo, y esta mañana
le dejé una nota en su almohada que ponía “Te quiero”, pero que
no decía de quién era. Ella quiere a Zayn-sollozó-.
-No te
preocupes Niall. Mucho antes de que le gustara Zayn, su debilidad
eras tú-me inventé para animarle-.
-No es
verdad-dijo, con lágrimas en los ojos-.
-¡Sí lo
es! Además, te ayudaré a conquistarla-sonreí-.
-¿Cómo?
Soy un marginado...-sollozó-.
-¡No digas
eso que me muero! ¡Eres genial Niall! ¡Eres, eres.. perfecto!-le
animé-.
-Gracias-dijo,
ya más contento-.
-Estamos
llegando a La Casa del Libro. Hablamos más tarde y ya veré como te
puedo ayudar ¿vale? Pero anímate-le dije, y le besé en la
mejilla-. Vamos.
Le cogí
de la mano y le llevé hasta el grupo, que no se había dado cuenta
de nada:
-Oye, ¿no
crees que los demás, aparte de Sam, están un poco raros?-le
pregunté a Niall-.
-Tienes
razón-rió-. Anda que Megan y Louis. Algo les pasa. ¿Has visto cómo
se miran?
-Es
verdad-respondí, sonriendo pícara-. ¿Crees que algo les ha pasado?
-Es lo que
acabo de decir.
-No, me
refiero a... si están enamorados.
-Puede-rió-.
Narra Ana
Estamos
todos muy raros hoy ¿eh?, pensé. Además, desde hace un rato, Niall
y Nata no paran de cuchichear y reírse. ¿De qué hablarán?:
-Ya hemos
llegado-anunció Zayn, que iba delante-.
Entramos
en La Casa del Libro, y allí nos esperaba Cristina, rodeada de una
gran multitud. En cuanto los chicos entraron, las fans empezaron a
gritar como locas, a hacer fotos, vídeos... Algunas les tiraban de
la ropa, hasta que una me tiró al suelo:
-¡Au!-grité,
frotándome el culo-.
Nadie me
hacía caso, hasta que Harry me vio y me tendió la mano para
ayudarme a levantarme:
-Gracias-dije,
ya de pie-.
Por fin,
atravesamos la masa de gente y llegamos a donde estaba Cristina:
-Buenos
días, chicos-nos saludó, y nos dió besos en las mejillas-. Bien,
chicos, sentaros, chicas, venid conmigo. Id firmando libros y
respondiendo preguntas, chicos.
Cristina
nos guió hasta la parte trasera de la tienda, en la zona de libros
de los chicos:
-Bien, me
gustaría que me hiciéseis un favor. Como el libro nuevo ha salido
hoy, una masa de fans ha desordenado esta librería. El encargado me
ha dicho que la ordene, pero ahora mismo no tengo tiempo. ¿Lo
haríais por mí?-sonrió falsamente-.
-Está
bien-dije-. Qué remedio-añadí en mi mente-.
Cristina
se fue, dándonos las gracias, y volvió con los chicos, que firmaban
libros, se hacían fotos y respondían preguntas de las fans:
-Oye, ¿no
creéís que Cris lo ha hecho aposta para libarse de
nosotras?-preguntó Megan, que desde el principio no le cayó bien
Cristina-.
-No creo
tía, si ayer quería que viniésemos-contestó Marta-.
-Ya, pero,
aún así, lo veo raro. A lo mejor quería que viniéramos para hacer
el trabajo sucio-replicó Megan-.
-No seas
así. Cris es buena-dije, recogiendo libros y colocándolos en su
lugar-.
***
-Chicas,
recoged los restos de papeles de la mesa-nos dijo Cristina-.
-Pero...-me
quejé-.
-Ni peros ni
nada. Ahora.
Y se fue
con los chicos, que estaban en la entrada. Se les escuchó hablar de
nosotras, y poco después, salieron por la puerta, los chicos no muy
seguros:
-Esto es
juego sucio-me quejé-. Hacemos todo lo duro.
-Y lo dice
la que decía antes que Cris era buena persona-murmuró Megan-.
-Te he
escuchado.
-Lo sé.
-Chicas,
dejad de discutir y recoged papeles-dijo Sam, también de malos
humos-.
-¿Y a ti
qué te pasa?-pregunté-.
-Que esta
mañana alguien le dejó una nota diciéndole que la querían-se le
escapó a Nata-.
-¿Cómo,
cómo lo sabes?-preguntó Sam, preocupada-.
-Porque lo
sé-fue lo único que se le ocurrió a Nata-.
-Después
hablamos-contestó Sam, enfurecida-.
Continuamos
recogiendo papeles y desperdicios y al terminar, salimos de La Casa
del Libro y miramos a nuestro alrededor. Cerca de allí había una
cafetería, así que entramos para tomarnos un café. Allí vimos a
los chicos, sentados en una mesa redonda. Estaban todos menos Louis y
Cristina. ¿Dónde están estos dos?