Free Mustache Pink Glitter Lefty - Pointer 1 Cursors at www.totallyfreecursors.com

Seguidores

domingo, 9 de febrero de 2014

Relato del concurso: El límite de la soledad

   Bueno, como algunos, por supuesto, sólo los que se han pasado por el blog y la entrada del concurso de mi amiga Ana, sabréis que el relato tenía que tratar sobre la soledad, ya que han inventado el día de la soledad, el 8 de febrero. Pues bien, sé y sabía que tengo más de un mes para hacer el relato, pero como estaba inspirada, pues ya lo he escrito, y quiero que me deis vuestra opinión. Quiero varios comentarios PLIS, quiero y necesito que me digáis qué os parece el relato, que me digáis si tengo posibilidades de ganar. Bueno, no digo nada más, y aquí dejo mi relato. Espero que os guste, ¡1 beso!: 

                                         EL LÍMITE DE LA SOLEDAD


   Estoy tumbada en aquella camilla blanca, boca arriba, mirando al techo blanco con piedras incrustadas y con pinta de que se te puede caer encima en cualquier momento. Estoy esperando al doctor Banner, que ha ido a recepción a firmar unos papeles. Dentro de nada, podré dejar de venir cada tarde a verle. Él cree que mi problema está solucionado, pero yo no, ni mucho menos, pero me da miedo decírselo, me da mucho miedo.
Se abre la puerta, chirriando, como cada tarde de cada uno de los seis meses que llevo viniendo al psicólogo. El doctor Banner se sienta en la silla metálica que hay junto a mi cabeza, y como siempre, empieza leyéndome mis progresos:
-Bueno, como ya te dije la última tarde, usted ya está recuperada señorita Jessica. Con esta tarde más una más, podrá dejar de venir a ver a este vejestorio con pelo blanco-me dice, riéndose de sí mismo-.
-No es usted un vejestorio, pero...-mierda, casi le digo que no estoy recuperada-.
-¿Pero?-me insta-.
-No, no es nada, es sólo que se me hará raro no venir aquí como cada tarde-me invento-.
-Sí, para mí también será extraño no verla llegar con su bolso de Minnie rojo todas las tardes a las cinco.
-Bueno, creo que ya tengo que cambiarme de bolso.
-No, ese está muy bien. Bueno, lo que vamos a hacer hoy, será recordar todo lo que le pasó hace seis meses. ¿Cree que puede hacerlo?
-No lo sé....
-No se preocupe señorita Jessica, recuerde, siempre actitud positiva y seguridad en uno mismo
-Sí, estoy lista.
-Muy bien, recordemos.

                  HACE SEIS MESES Y UN POCO MÁS....

Camino hacia la casa de mi amiga Mery. Hace poco, se fue de vacaciones a Australia, y hace dos semanas que no la veo. Me ha invitado a quedarme a dormir, pero, como siempre, mi madrastra no me deja, y eso que necesito urgentemente el apoyo de mi amiga. Acabo de romper con mi novio, y llevábamos saliendo seis meses. Ha sido la peor ruptura de toda mi vida, y no exagero.
Sigo caminando hasta la calle María Sol, donde vive Mery. Me acerco al portal número nueve, y llamo impaciente. Para mi sorpresa, me abre la madre de Mery, algo extraño, ya que siempre que mi amiga sabe que alguna amiga suya va a venir a verla, siempre, siempre, abre ella. No le gusta que su madre se entrometa. Ya me gustaría a mí tener una madre que se entrometiera, una verdadera madre.
Empujo la puerta de cristal y cierro despacio. Subo las escaleras hasta la puerta 4C. No hay ascensor, y el piso está constituido por ocho plantas. Sé muy bien que siempre me quejo de eso a Mery, pero hoy haré una excepción.
De nuevo para mi sorpresa, me abre la madre de mi amiga, y me mira apenada:
-Buenos días, señora Pérez-le saludo, pero la mujer no me deja pasar-. ¿Qué ocurre?-añado-.
-Mery no está, ha sufrido un accidente.
-¡¿QUÉ?!-exclamo, mientras comenzaban a brotar lágrimas de mis ojos-.
-Iba al supermercado y la ha atropellado un coche. Está en coma, en el hospital Madre, Hijos.
-Voy para allá-le contesto decidida-.
-Ten cuidado.
Salgo del edificio limpiándome la cara, llorando a moco tendido. ¿En coma? ¡Esta mañana estaba perfectamente! Me monto en mi nuevo Seat de color negro y arranco rápidamente. Seguramente habrá cruzado sin mirar, como siempre hace. Llego al hospital Madre, Hijos y me dirijo a recepción. Ya sin lágrimas en las mejillas, le digo a la recepcionista el nombre de mi amiga. La mujer regordeta busca en el ordenador, y al leer algo, me da la peor noticia de mi vida:
-Mery Pérez ha muerto hoy a las 14:00 a causa de un golpe que le ha dañado el cerebro. Su operación falló. Lo siento mucho-me explica, bajando la mirada-.
-¿Su-su, madre no-no lo sabe?-pregunto tartamudeando, preocupada por tener que dar yo la mala noticia-.
-Sí lo sabe, se lo dijimos hace media hora. Lo siento mucho.
Sin contestar, salgo corriendo hacia mi coche, y por unos pocos metros, no me atropella a mí un autobús. Me pongo a llorar descontroladamente. ¿Por qué me había mentido la madre de Mery? Podría habérmelo dicho y me hubiera ahorrado el ir al hospital. ¿Qué pasa? ¿Qué todo el mundo tiene miedo a darme las malas noticias desde que murió mi padre? Ahora que Mery no está, sí estoy sola. Mi madrastra me trata fatal, mi madre nos abandonó a mi padre y a mí cuando tenía cinco años, y mi padre murió hace dos meses por un accidente de avión. Hace una semana, mi novio me cuidaba, quería y apoyaba, hace dos días, me puso los cuernos con la chica más popular y guarra de la universidad. Hoy, mi mejor amiga muere. Definitivamente, ESTOY SOLA.
Conduzco hacia ninguna parte mientras lloro, siento como siguen y siguen mis lágrimas, como se acerca un ataque de ansiedad, o incluso de asma. Me siento vacía, sin compañía. A parte de Mery, que ahora no está, no tengo otros buenos amigos.
Sin darme cuenta, llego a casa, y me encuentro a mi odiosa madrastra con las maletas en la puerta. Oh, no, pensaba que lo que decía era un farol:
-Me piro-me grita maleducadamente cuando me ve salir del coche-. No te aguanto, niña desgraciada. Apáñatelas, porque no te vienes conmigo.
-¡En el testamento de mi padre ponía que tú tenías que cuidar de mí hasta que me hiciera mayor de edad!-exclamo, mientras echo humo por las orejas-.
-Pues te faltan seis meses, y yo ya no puedo más. Soy joven, no quiero hijos, quiero ser libre.
-¡¿Y por eso te casaste con mi padre y me destrozaste la vida!?
-Nunca imaginé que tu padre moriría a los tres meses de casarnos. Anda, adiós, que llego tarde al aeropuerto.
Sin más, la mujer que llevo odiando desde que mi padre comenzó a salir con ella se aleja en el taxi, y mientras ella se ríe, el taxista me mira con pena. Estoy segura de que ese hombre me hubiera ayudado, si mi maldita madrastra no le hubiera dado una propina de unos cincuenta euros para que se callara. Siempre hace eso. Ha heredado la mayor parte del dinero de mi padre. Saco la llave de mi casa y entro a trompicones, abriendo la puerta de un empujón. Directamente subo a mi cuarto y me encierro en él. En cuanto me siento en la cama, me derrumbo por completo. No sé qué hacer. Ya no tengo a nadie, soy menor de edad, y ahora, vivo sola. La única familia que me queda es mi tía soltera, que vive en Londres, y yo estoy en Valencia. Madre mía.
Me tumbo en la cama con los pies en la almohada y miro al techo, pintado por mi madre hace diecisiete años de color fucsia chillón. Nunca he tenido el valor de pintarlo a mi gusto, echo demasiado de menos a mi madre como para borrar cualquier mínimo paso de ella por esta casa. Siento cómo se hace un nudo en la garganta, se me encoge el estómago y se me tensan los músculos. Las cuatro paredes blancas de mi cuarto que normalmente me reconfortan, ahora me aprisionan. Si al menos aún estuviera saliendo con mi ex, no me sentiría tan sola en este puto mundo. A veces siento ganas de suicidarme, pero ahora, más que nunca.
Sin pensármelo dos veces, voy a la cocina y cojo del pequeño armarito marrón de la esquina una cuerda que guardo por si acaso. Cojo una silla y subo a mi cuarto. Me gustaría morir de forma más rápida, pero es la única forma que en este momento se me ocurre.
Llego a mi cuarto, coloco la silla justo debajo de la columna que hay paralela al techo y allí, ato la cuerda. Formo un círculo un poco más pequeño que mi cuello y me lo coloco. Puede que esto sea una locura, pero la soledad es demasiado dura. Justo cuando voy a tirarme de la silla, una voz me grita:
-¡No! ¡Espera!-es la voz de un chico-.
Giro la cabeza, no sin esfuerzo y veo a través de mi ventana al vecino. Vaya, no lo había visto nunca, pero es bastante mono. Pelo castaño, ojos verdes, alto, musculoso y facciones perfectas:
-¡No lo hagas!-vuelve a gritarme-.
Al ver sus preciosos ojos verdes preocupados por mí, decido que no, aún puedo vivir un poco más. Me quito la cuerda del cuello y me bajo de la silla. Me acerco a la ventana, y él es el primero que habla:
-Gracias, gracias por no hacerlo... Por cierto, soy Mike.
-Yo soy... yo soy Jessica.
-Encantado.
-Igualmente.
-¿Por qué... por qué ibas a hacerlo?-me pregunta asustado-.
-Estoy sola...-le contesto llorando-.
-Ya no-añade sonriendo-. Me tienes a mí.
-Vaya, pues muchas gracias-le sonrío-.
-¿Quieres dar un paseo?
-Claro.
Bajo a la calle, no sin antes poner la silla y la cuerda en su sitio. Por ahora, no las volveré a necesitar.
Empezamos a andar por mi calle, llegamos a la iglesia, le damos un rodeo a la plaza y merendamos en una cafetería, y, como no, invita él. Pasa el tiempo volando y ya son las ocho. Estamos frente a mi portal, bloqueados:
-Emm, pues bueno, creo que llega la hora de volver a casa-corto el silencio-.
-¿Quieres... quieres quedarte a dormir en mi casa? Vivo solo, y así, no te sentirás tan sola.
-Vale, voy a por mi pijama, de veras, muchas gracias.
-No hay de qué.
Mientras subo las escaleras hasta mi habitación, ya no soy la misma persona que hace dos horas. Antes tenía ganas de suicidarme, ahora, ahora ya no me siento tan sola. Mike me hace compañía, me hace sentir que merece la pena seguir viviendo.


                           DE VUELTA AL PRESENTE...

-¿Y bien? ¿Te sigues sintiendo sola?-me pregunta el doctor Banner-.
-No, tengo a Mike.
-Exactamente, y estáis juntos y felices, y dentro de poco, os vais a estudiar a Londres, verás a tu tía.
-Lo sé, lo sé.
-Jessica, sé que antes de recordarlo todo, tenías miedo de volver a quedarte sola.
-Ya... es que mañana hará seis meses desde que Mike y yo estamos juntos, y tengo miedo de que me ponga los cuernos, como hizo...
-Lo sé, como aquel idiota que te mintió. Pero Mike no es él, y sé que no te dejará por nadie.
-¿Tú crees?
-¡Pues claro, Jessica! Se nota que Mike te quiere, por la forma en la que te mira, la forma en la que te habla. Mañana es tu cumpleaños, te harás mayor de edad, podrás hacer lo que quieras, ya no dependerás del testamento de tu padre.
-Aún echo de menos a Mery.
-Lo sé.
-Y a mi padre.
-Es normal.
-Nunca estaré bien del todo.
-Sí, porque tu problema era que estabas sola, y ya no lo estás. Lo que te digo es que nunca, nunca te creas que estás sola, porque siempre habrá alguien junto a ti.
-Estuve a punto de suicidarme.
-Todo eso ya ha pasado, ya pasó, pero nunca jamás vuelvas a hacerlo.
-Doctor Banner, me daba miedo decírselo antes porque, porque, ya le siento como mi padre. Llevo viéndole cada tarde durante tanto tiempo...
-Jessica, normalmente, no me ato tanto a mis pacientes, pero tú, yo también te siento como mi hija-dice sonriendo-.
-Véngase conmigo, por favor, o no me anule las citas por la tarde.
-Jessica, si no te las anulo, seguirás recordando siempre lo que te ha pasado.
-Si no le sigo viendo, me sentiré de nuevo sola, y no me gusta.
-No estás sola. Puedes seguir viniendo cuando quieras.
De repente, me suena el móvil, y lo saco de mi bolsillo trasero del vaquero. Es Mike:
-¡Cielo! Llevo esperando esto mucho tiempo, y ella también.
-No lo entiendo, ¿a qué te refieres?-le pregunto-.
-¡He encontrado a tu madre!
-¡¿¡QUÉ?!?-exclamo con todas mis fuerzas-.
-¿Qué ocurre?-me pregunta alertado el doctor Banner-.
-¡Mike ha encontrado a mi madre!
-¡¿QUÉ?!-exclama el doctor igual de sorprendido que yo-.

                                                        ***

Estoy en Londres, paseando por el puente del Big Ben junto a Mike, mi madre biológica y el doctor Banner. Mi madre y él se casaron hace un año, y Mike y yo ya hemos terminado nuestros estudios. Ahora para mí, la vida es perfecta. Sí, nada es perfecto, pero por lo menos ahora ya no estoy sola, que era mi mayor miedo. Después de aquella vez que conocí a Mike, jamás volví a intentar suicidarme. Siempre echaré de menos a mi padre, a Mery, a mi antigua ciudad, pero jamás echaré de menos la soledad, es demasiado dolorosa como para soportarla, y eso lo demuestra que casi me suicido.
Puede que en la vida vivamos muchos sufrimientos, seamos populares, frikis, malos, buenos, feos, guapos, pero siempre, siempre, aunque os sintáis los más solos del mundo, hay alguien a nuestro lado.

FIN


Autora: Marina Mathis Pérez
Edad: 13
Blog: http://lamentemagicanovela.blogspot.com

QUIERO COMENTARIOS PLIIIS, 1 BESOTEE :))


2 comentarios:

  1. Bufff...con este relato no tengo muchas posibilidades de ganar (yo también participo en el concurso). Bueno, no pasa nada, jajaaj xD
    Me encanta, sobre todo el mensaje que nos quieres dar con el relato.

    ResponderEliminar
  2. muchas graciaas veraa!! claro que tienes posibilidades, todos las tenemos! 1 besoo :))

    ResponderEliminar