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sábado, 7 de junio de 2014

Capítulo 5: El protector (El oscuro secreto)


-Él mismo me lo ha contado.
-¿Qué?-exclamo-.
-No me sorprende, con lo pesada que estabas y sólo llegaste ayer.
-¿Y es culpa mía? ¡Me ocultabais y me seguís ocultando algo muy importante!
-¡El protector es quien te lo tiene que contar!
-Yo creo que al menos debo saber quién es el protector.
-El protector es un chico que murió hace 100 años aquí por culpa de algo que ninguno sabemos, y su fantasma se quedó aquí para protegernos.
-¿Y funciona?
-No. Mis padres murieron porque no funcionó.
-Lo siento, supongo que no querrás ni ver al protector...
-Mis padres me trataban fatal, me da igual.
-Jen... ¿me perdonas?
-Claro-responde la chica-.
Nos abrazamos y decido cambiar de tema:
-¿Es verdad que Paul es tan peligroso?
-No... cuando me enfado suelto cosas que no son verdad.
-Ya tenemos dos cosas en común.
-¿Cuál es la otra?
-Que ambas somos muy cabezotas.
-Jajaja. Ven conmigo, quiero enseñarte algo.
-Está bien.
Jen tira de mí a través de la habitación y me lleva casi corriendo hasta la puerta oculta del tercer piso. Mira a todos lados y se saca una llave del bolsillo:
-¿Qué haces? ¡Hay demasiada gente!
-Tranquila, cierra los ojos.
-Jen....
-Ciérralos.
Le hago caso a regañadientes y cruzo los brazos sobre mi vientre. Cuando parece que han pasado unos 10 minutos, oigo una puerta abriéndose y alguien empujándome contra el suelo para sentarme:
-¿Jenni?
-Abre los ojos.
Abro los ojos y me los restriego con las manos. Tras acostumbrarme a la semioscuridad total de la habitación, veo cómo Jen coge un libro encuadernado en cuero de una pequeña estantería de madera:
-El protector era un chico que estuvo aquí hace ya 100 años, como te dije antes. Averiguó lo que realmente pasaba y pasa aquí y... lo mataron. Nadie supo ni nadie sabe qué es lo que averiguó.
-¿No se supone que no deberías habérmelo contado?
-El protector me regañará, pero me da igual. Es todo lo que sabemos Mery, Stephie, Jake, Max y... Paul.
-¿Sólo vosotros? ¿Y los demás niños?
-Desde que descubrimos este sitio... el protector se nos aparece a menudo. Sólo nos mira y se va.
-¿Y cómo supisteis su historia?
-Encontramos este libro escondido en un arbusto del bosque. Bueno, lo encontró Paul antes de que él y Jake se pelearan. El protector supo que habíamos encontrado el libro y nos dijo quién era y para qué estaba aquí, como a ti.
-Vaya...
-Ahora sabes lo mismo que nosotros y sólo es tu segundo día. Toma-dice la chica, tendiéndome el libro en cuero-. Supongo que querrás saber más cosas. Este libro es el diario del protector.
-¿En serio?
-Sí.
-Vale. Por cierto... ¿cómo me trajiste antes hasta aquí?
-Te guié.
-Jen...
-En serio.
-Jen... no quiero volver a enfadarme contigo.
-Siento que no me creas.
-Es la hora de cenar.
-He traído comida, hoy tenemos una reunión.
-Tengo ganas de dormir...
-Vete si quieres, te lo contaré todo mañana por la mañana.
-Vale. Adiós, Jen.
-Adiós, Ele.
Me despido de Jen con un beso en la mejilla y comienzo a subir por el pasadizo tanteando con las manos por delante de mí. Llego al final con el pelo empapado en sudor y abro tan solo una rendija de la puerta. No hay nadie, como suponía. Todo el mundo debe estar cenando. Dudo en si ir al comedor o a mi habitación. Si no voy a cenar, la directora sospechará de mí por lo de hoy al mediodía. ¡Sigue teniendo mi mochila! ¡No me acordaba! ¿Qué hago? Seguro que mañana estará esperando a que el dueño de esa mochila vaya a buscarla. Me odio a mí misma, pero no me queda más remedio que bajar al comedor e ir a buscar a Paul. Bajo rápida por las escaleras y me choco con alguien. Paul:
-¿Otra vez?-le saludo-. Justo te estaba buscando. Necesito tu ayuda.
-Soy todo oídos.
-Nuestras maletas, las sigue teniendo “la Sidney”. Estará esperando a que sus dueños vayan a recogerlas, y si mañana me ve sin maleta sospechará de mí.
-Ya me ocupo yo, tú vete a dormir.
-¡Pero te castigarán!
-Ya estoy castigado.
-¿Por escaparte?
-Sí, no les he dicho que la otra maleta es tuya, pero “la Sidney” ya sabe que es de una chica.
-Obviamente.
-Yo la recuperaré, no te preocupes-dice Paul, pasándome un mechón de pelo rebelde por detrás de la oreja-.
Me estremezco. Espero que no lo haya notado:
-Hasta mañana, Paul.
-Adiós, Elena.
-Llámame Ele.
Subo hasta el tercer piso y frente a mi habitación me encuentro a Jake:
-Hola-me saluda-.
-Hola-contesto con mirada interrogante-. ¿Qué haces aquí?
-La reunión ha terminado-contesta, pasándose la mano por el pelo-.
-Vale... voy a entrar... con Jen...
-Hasta mañana.
-Adiós.
Abro la puerta 99 y veo a Jen tumbada en la cama:
-¿Qué hacía Jake ahí fuera?-pregunta-.
-No tengo ni idea.
-Qué raro...
-Bueno, voy a leer.
-Vale.
Me tumbo en la cama y me saco el diario del protector del bolsillo interior de mi chaqueta. Sintiendo un cosquilleo en los dedos, abro la primera página:
12 de febrero de 1914
Hola, soy William Perkin. Acabo de perder a mis padres y recibí esta pequeña libreta para escribir en ella, así que eso es lo que hago. Me acaban de trasladar al orfanato Green Day, donde hay una directora llamada Sidney-¡Sidney! No es posible-. Los niños son muy pálidos y flacuchos y me han mirado con ojos vacíos y opacos. Me han trasladado a una habitación con el número 99. Tengo un compañero llamado Matt Skins, que no me ha dirigido ni una sola palabra. Todos los días hace exactamente el mismo ritual. Parece un robot. Tenemos que ir siempre con una especie de pijama a cuadros negros y con pies descalzos. Sólo tenemos derecho a comer una ración de comida, y dos veces al día. Las clases, si es que se les puede llamar así, son horribles, sobre todo para mí. No voy a poder llegar a ser nadie. Las camas son duras y las sábanas ásperas y sucias. Este lugar es muy raro, y pienso averiguar por qué.
-Vaya, menuda primera página-le digo a Jen, pero ya está dormida-.
Dejo el diario sobre la mesita de noche y me quedo en ropa interior. Apago la luz e intento dormirme.

Me desperezo y miro a mi alrededor. Jenni se está vistiendo. Miro a mi izquierda y veo mi maleta:
-¡Oh, gracias a Dios!
-¿Qué?-pregunta Jen-.
-Nada.
Me levanto de la cama y me dispongo a vestirme:
-Ele, hoy nos obligan a ponernos esto-dice Jen, señalando un pijama a cuadros negros que está colgado en el armario:
-¿Qué? ¡Es lo que le pasó al protector!
-Joder...
-¿Qué pasa Jen?
-Cuando los demás nos leímos el diario no pasó esto... Lo mejor será que dejes de leerlo o que lo quememos.
-¡No! ¡Aquí puede haber pistas!
-¡Pero Ele! ¡En ese diario todo es malo! ¿Qué quieres? ¿Que nos pase todo eso a nosotros?
-¡Puede que sólo sea una casualidad!
-Ya veremos... Si sigues leyendo el diario y sigue pasando esto, lo quemamos.
-Está bien.
Me pongo el pijama a cuadros negros y me dispongo a ponerme los zapatos:
-¡Ah! ¡¡Y tenemos que ir descalzos!!-grita Jen tirándose de los pelos-.
La chica sale de la habitación dando un portazo y yo voy tras ella después de hacerme una cola alta y colgarme la mochila a la espalda. Al salir, veo a todos vestidos iguales, descalzos, con rostro enfurecido. Menos mal que sólo Mery, Stephie, Max, Jake, Paul y yo sabemos lo del diario.
Bajo las escaleras y me topo con Paul:
-Qué guapa-dice irónicamente-.
-Anda que tú-contesto riéndome-.
-Sé que sabes lo del diario.
-¿Cómo?
-Ayer Jen me pidió que fuera a la reunión, y nos lo contó a todos.
-¿Jake estaba?
-No.
-¿Y qué hacía frente a mi habitación diciéndome que la reunión había terminado?
-No sé.
-Por cierto, gracias por la mochila.
-No hay de qué.
-Vamos a desayunar.
Caminamos quejándonos por algo que se nos hinca en un dedo del pie o algo que se nos queda pegado hasta que llegamos al comedor. Lo único que hay en el plato es una rebanada de pan reseca con mantequilla por encima:
-Gracias, Ele-me dice Max, que se me ha acercado por detrás-. Tenemos que quemar ese diario. Las cosas que vienen ahí sólo acaban de empezar. La última página es cuando matan al protector... ¿qué pasa si alguno de nosotros muere?
-Tengo que terminar de leer ese diario, así que hay que aguantar.
-Vaale-contesta el chico alborotándome el pelo-.
De reojo, veo cómo Stephie me mira triste, así que me acerco a ella:
-Lo siento.
-No pasa nada.
-Intentaré que Max no se comporte así conmigo.
-Sólo se ha comportado como un buen amigo. No pasa nada-repite la chica-.
-Está bien-respondo, bajando la mirada-. Y también siento lo del diario, pero voy a terminar de leerlo.

2 comentarios:

  1. Estan super bien Marina tienes que seguir escribiendo tkm .

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  2. Muchas gracias por comentar y leerme rubia!!!! Teq mucho y recuerda lo del lunes a las 19:00!! Jeje 😚😚

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