Aunque
nos hubiéramos reunido allí para salvar a nuestras familias y no
para divertirnos, nos hacía ilusión a todos de pasar la noche
juntos, pasándolo bomba viendo pelis de miedo. Desgraciadamente, el
mago Nicolás se quedó en nuestro salón vigilando y nos prohibió
ver la peli de Scary
Movie 5,
así
que refunfuñando, subimos a nuestras habitaciones, no sin antes
despedirnos con un pequeño piquito, cada una con el suyo. Mientras
nos acostábamos, Diana, Miriam y yo, pudimos oír que los chicos
ponían música a todo volumen y nosotras, ni cortas ni perezosas,
pusimos música más fuerte aún, decididas a ganar con nuestra
música de One
Direction
contra la suya de LMFAO.
Aunque sabíamos que el mago Nicolás acabaría por subir y hacer un
hechizo para encerrarnos en nuestras habitaciones, no lo hizo. Ni
subió, ni nos encerró. Así que nosotros, alegres como unos
cachorritos recién nacidos, nos pusimos a saltar en las camas,
viviendo un momento muy feliz. Pero, a eso de las dos de la
madrugada, cuando nos íbamos a acostar, cansadísimos de tanto
saltar, oímos que alguien abría la puerta de la casa. Asustadas,
las chicas nos fuimos sigilosamente a la habitación de los chicos,
sintiéndonos protegidas por ellos. Éstos nos dijeron que,
seguramente sería el mago Nicolás, pero, como muy bien acertamos
nosotras, no lo era. El desconocido que había entrado no sabemos
como, en la casa, no era el mago Nicolás. Pensando lo peor,
imaginamos que sería la bruja Jane, pero nos aliviamos al oír una
voz que llamaba desde abajo, una voz muy conocida. Yo, cuando iba a
bajar para dirigirme a aquella voz, Diana me detuvo, recordándome
que Lucía estaba poseída. Aún así yo seguía tirando, me sentía
como atraída por la voz de Lucía, y es que, en ese momento, sabía
que Lucía no estaba hechizada, si no deseando unirse a la fiesta.
Los demás, viendo que me estaba volviendo totalmente loca intentando
reunirme con Lucía, ayudaron a Diana a tirar de mí, y como es
normal, en un cinco contra uno, perdí, y consiguieron llevarme a la
habitación. Pero no me di por vencida. Segura de mi misma grité tan
alto como pude:
-¡¡Lucíaaaaaaa!! ¡¡¡Estamos
aquí arribaaaa!!!
Demasiado tarde, Miriam consiguió
taparme la boca. Oímos unos pasos que subían por la escalera,
sigilosos pero ansiosos. En ese momento, salí de mi ensueño. Les
pregunté que qué había pasado y me dijeron, con cara de malas
pulgas, que le acababa de decir a la Lucía poseída, que en ese
momento estaba en el último escalón, dónde estábamos. Más
asustada y arrepentida que nunca, decidí, que si lo que quería era
matarnos, yo sería la primera en morir, por haber sido culpa mía el
que nos descubriera. Pero, como no, Ángel me cerró el paso, y me
dijo que me había poseído, no sabíamos como, para que le dijera
donde estábamos. Así que, silenciosos y asustados, y con nuestros
poderes preparados, esperamos a que Lucía la poseída, abriera la
puerta. Y eso hizo. Al abrirla, Lucía encendió la luz y nos dijo,
animada:
-¡¡Holaa!! He oído que había
una fiesta, ¿por qué no me habéis invitado?
Nosotros, tan paralizados como
estábamos, estallamos en risotadas, sabiendo que ésa era la
verdadera Lucía. Enseguida, me lanzé a abrazarle con todas mis
fuerzas, ya que hacía mucho tiempo, desde antes de que Lucía
estuviera poseída, que no nos hablaba así:
-¿Pero qué os pasa? Ni que
hiciera mil años que no me abrazas, Paula.
-Pues hace bastante, Lucía-dije-.
Y
empecé a contarle que había estado poseída y ya no me importó
contarle lo de los poderes, aunque ella no tuviera. Pero, para mi
sorpresa, Lucía nos contó alegre, que la verdadera razón por la
que había ido hacia allí, era para decirnos que ese día, dos
especies de conejillos habladores empezaron a contarle que había
conseguido la energía positiva y que tenía el poder de escuchar a
mucha distancia y que le habían regalado un conejo hablador con el
poder de poseer a las personas con la mente. Gracias a eso, supimos
por qué yo había tenido tantas ganas de reunirme con Lucía.
Enseguida, le ofrecimos quedarse con nosotros, pero ella me dijo que
tenía que llamar a su madre primero, así que salió de la
habitación y al volver a entrar, vimos que estaba llorando. Le
recomendamos que no lo hiciera, sabiendo que si sufría, le regalaría
poder a Jane. Pero ella nos contó, que, al llamar a su madre, le
había contestado otra mujer, con voz de bruja, que había raptado a
toda su familia y que le quitaría los poderes. Asustados, le
presentamos a Lucía el mago Nicolás, que se había quedado dormido
viendo Scary
Movie 5,
como no. Éste se quedó hablando un buen rato con Lucía,
tranquilizándola, y explicándole que si sufría, sería peor. El
mago Nicolás, hizo aparecer todas las cosas de Lucía y otro colchón
en la habitación de las chicas y nos obligó a todos a subir y a
acostarnos. Y eso fue lo que hicimos, bastante más despiertos que
antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario