-Se ha desmayado.
-¿En serio?
-Sí, creo que se imaginó algo...
Escucho un murmullo de voces que me martillea los
oídos. No consigo moverme, mis articulaciones no me obedecen. Venga
Elena, levántate:
-¡Ele! ¿Estás bien, cielo?-papá....
-¿Papá?-pregunto con la voz rota-.
Nadie contesta, solo escucho unos pasos cada vez más
cercanos a mí:
-Ele... soy Jennifer.
-Hola-contesto, abriendo los ojos-.
La chica va con el pelo mojado y un largo camisón
que le llega por los muslos:
-¿Estás bien?
-Valiente primer día.
-Anda, tonta.
-Luego te cuento qué es lo que he visto.
-Vale, pero ya me tengo que ir.
-Oh, no. ¿Esta noche tengo que quedarme aquí?
-Si te encuentras bien, escápate. Te espero en la
habitación-me contesta sonriendo-.
Jennifer sale de la estropeada enfermería lenta y
silenciosamente. Miro a mi alrededor. No hay nadie, pero poco después
llega “la Sidney”:
-Hola, señorita Maybe.
-Hola.
-Me han contado su accidente en la ducha. Me gustaría
que me contase lo que ocurrió.
-No fue nada.... sólo un mareo-miento-.
-¿Está usted segura?-me pregunta la mujer arqueando
una ceja-.
-Sí... ¿Podría irme a mi habitación?
-No sería prudente.
-Me encuentro bien.
-De acuerdo, y acuéstese pronto. Mañana empiezan sus
clases.
-Vale, adiós-me despido levantándome de la cama y
saliendo de allí-.
Mientras camino hacia el segundo piso, recuerdo que
antes de haberme desmayado volví a ver al gafotas con granos, y que
me atravesó... Llego frente a la puerta de la habitación 99 y la
empujo. Está abierta. Allí me encuentro a Jenni, a Mery, a Max, a
Jake y a Stephie:
-¿Qué hacéis aquí?-susurro, intuyendo que reunirse
en una habitación por la noche está prohibido-.
-Tendremos que darte una fiesta de bienvenida,
¿no?-contesta Stephie sonriendo pícara-.
-¿Qué? Ni se os ocurra, odio las fiestas, me da
vergüenza. Además, seguro que están prohibidas.
-¿Aún no te has leído las reglas, señorita?- me
pregunta Jake-.
-Pues... no.
-Dejemos de hablar o no nos dará tiempo a nada. ¿Vienes
o no, Ele?-interviene Jenni-.
-Está bieeen.
Salimos con pasos silenciosos al pasillo. Intuyo que
vamos a salir del orfanato, pero en vez de bajar a la salida, subimos
al tercer piso:
-¿A dónde vamos?-le pregunto a Mery-.
-Un día que estábamos haciendo novillos encontramos un
pasadizo subterráneo cerca del “instituto-colegio” que lleva a
la salida.
-¿En serio? ¿Y cómo es que no os habéis escapado?
-No podemos por una razón muy sencilla.
-¿Cuál?
-Ya la sabrás.
Otra que me oculta algo. Seguro que los demás lo
saben. Pero bueno, eso es lo malo de ser la nueva, que siempre tardas
en saber todas las cosas. Seguimos caminando hasta el tercer piso,
pero en vez de entrar al “instituto-colegio”, avanzamos más
adelante, donde hay una cerradura casi invisible en la pared:
-Aquí no hay ninguna puerta-susurro-.
-Sí que la hay-me contesta Jake-. Tú espera.
El chico, que va a la cabeza, se saca una pequeña
llave del bolsillo trasero del vaquero:
-¿Cómo es que tenéis esa llave?
-Estaba escondida en uno de los pupitres de nuestra aula
del “instituto-colegio”-contesta Max-.
-¿En serio? Pues el que intentó esconderla lo hizo muy
mal.
-Ya te digo.
Jake gira la llave en la cerradura y tras un chirrido
que parece delatador, se abre una puerta de piedra que antes estaba
totalmente camuflada en la pared. Nos metemos en ella y Max, que va
el último, cierra con cuidado. Alguien enciende una linterna. Es
Jenni:
-Siempre que venimos la traigo-casi grita-.
-¿¡Qué haces?!-exclamo alarmada-. ¡Nos van a oír!
-¡Tranqui! Esta pared de piedra está insonorizada.
Estamos seguros al cien por cien.
-Bueno, vale.
Caminamos por un túnel oscuro y húmedo. El camino
es cada vez más empinado y el techo más bajo. Casi cuando vamos por
el final, estamos obligados a ir a gatas. Tras media hora avanzando
por el pasadizo, vemos la salida. Estamos en una especie de cabaña:
-¿Qué es esto?-pregunto, alisándome la ropa-.
-Nuestro lugar de reuniones. Bienvenida-explica Jenni-.
Nos sentamos en el suelo de madera. No hace mucho
frío, estamos en primavera. Todos me miran. Parece que esperan a que
les cuente algo:
-Bueno, ¿nos explicas qué es lo que viste en la
ducha?-pregunta Stephie-.
-¡Ah! ¡Eso!
-Pues que se estaba quitando la ropa, luego la ropa
interior....-bromea Jake-.
-¡Eh!-exclama Mery riéndose mientras yo me pongo como
un tomate-.
-No, venga, ya en serio. ¿Qué te pasó?
-En la cena vi a un tipo raro con gafas y granos sentado
al lado mía. Se lo conté a Jen, pero me dijo que ella no lo veía.
-Es que no veía nada-miente la chica, sin que lo sepa
Elena-.
-Pues no dejaba de mirarme, y además era asqueroso.
Terminamos de cenar y nos fuimos a la habitación. Subí a ducharme y
me lo encontré escondido detrás de la cortina. Le grité y me echó
un aliento a muerto en la cara. Luego me atravesó, no sé cómo,
sentí escalofríos y me desmayé-me salto la parte en la que oí a
mis padres gritar en el accidente-.
-Vaya... pues no sé qué decirte-interviene Max-.
-Oye, desde esta mañana me he dado cuenta de que Jen me
ocultaba algo, luego también Mery, y sé que todos lo sabéis. ¿Por
qué no me lo contáis?
-Aún no.
-Has llegado hoy.
-Es demasiado pronto.
-Es peligroso.
-No podemos.
-Lo siento.
-Pues vale, pensaba que podíais confiar en mí-contesto
enfadada levantándome y dispuesta a irme-.
-¡Ele! ¡No te lo contamos por tu bien!-exclama Jenni
colocándose de pie a mi lado-.
-¿Qué pasa? ¿Que ahora que mis padres han muerto y he
llegado hoy aquí pensáis que soy débil?-grito llorando-. ¡No me
conocéis!
-¡Elena! ¡Te juramos que te lo queremos contar! ¡Pero
es demasiado pronto!
-¿Y si me lo contáis qué pasa? ¿Tan grave es?
-Sí.
-Sí.
-Pues vale-doy por finalizada la conversación entrando
en el pasadizo-.
Avanzo y tengo la sensación de que nadie va tras mí.
Cuando puedo ir de pie me giro, y, definitivamente, en este puto
túnel no hay nadie salvo yo. Llego a la puerta, la abro y me alejo
de allí. Camino hasta mi habitación. Todo está a oscuras. Llego a
la 99, pero me choco con algo:
-Hola-me saluda una voz de chico-.
-¿Quién eres tú?-pregunto-.
-¿Qué tal si entramos a tu habitación y te lo cuento?
-Está bien, total, que más da.
Saco la llave de mi bolsillo trasero de los shorts y
la meto en la cerradura. Pienso que ese tío a a lo mejor es uno de
esos pervertidos que lo único que quieren es echar un polvo, pero me
da igual. Abro la puerta y entro con él tras mí. Me giro. Guau.
Está bueno, no puedo evitar mirarle de arriba a abajo. Es moreno con
los ojos verdes, el típico actor buenorro con miles de chicas
loquitas a sus pies:
-Soy Paul.
-Yo Elena.
-Ya lo sé.
-Y bueno, ¿qué quieres?
-Ser tu amigo.
-Eso está hecho.
-No me acerqué antes a ti porque vi que estabas con ese
idiota de Jake.
-¿Te cae mal? Porque también es mi amigo.
-Me cae fatal. Ahora mismo podría ir y partirle la
cara.
-No te pases. ¿Qué te hizo?
-Me robó a Mery.
-Ah bueno, veo que todos estáis colados por ella.
-¿Te gusta Jake?
-Está bueno, eso es todo.
-¿Y yo no lo estoy?
-Oye, si vas a preguntarme cosas de ese tipo, te largas.
-Vale, vale.
-¿A qué has venido en realidad?
-Yo también conozco el pasadizo donde habéis estado
esta noche.
-¿Nos has espiado?
-Antes yo también iba con ellos, hasta que Jake me robó
a Mery y nos peleamos. Te has peleado con ellos, lo sé, ¿por qué?
-No me han querido contar algo.
-¿El qué?-me pregunta, acercándose más a mí-.
-No es... no es de tu incumbencia-.
-Está bien, nos vemos mañana. Adiós, Ele-se despide
Paul dándome un beso en la mejilla-.
Sale de la habitación guiñándome un ojo y me deja
sola. Tras recuperarme de la sorpresita, me meto en la cama y apago
la luz. No pienso esperar a Jenni. Estoy enfadada con ella y con los
demás, y soy muy cabezota. Me han pasado demasiadas cosas en este
primer día. Aunque ese Paul... me atrae más que Jake, tiene un
aire... interesante.
¡Enhorabuena! has sido nominada para el concurso de los "Liebster Awards" en mi blog
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