Seguí
caminando por aquel pasillo con paredes y suelo blancos. Mientras
avanzaba, pasaron por mi lado muchas puertas pequeñas, grandes y
medianas, cada una con un cartel de oro que indicaba adónde llevaba
esa puerta. Siguiendo las indicaciones de mi nueva hada
madrina, seguí caminando hasta llegar a una puerta que tenía un
cartel que ponía “Salón de conferencias”. Entré y allí me
encontré a Ángel, Mario, Miriam, Diana, Arthur, Tomás y el mago
Nicolás, agarrando por una correa a Lucía, que intentaba
desesperadamente escaparse, y no paraba de decir “Yo soy fiel a
Jane, yo soy fiel a Jane”. Intentando no mirarle a la cara, me
acerqué a mis amigos:
-¿Ya
sabéis adónde hay que ir y qué tenemos que hacer?-les pregunté,
apoyando mi codo en el hombro de Ángel-.
-Sí.
Nos lo han dicho nuestras hadas madrinas-contestaron al unísono-. Yo
me quedaré aquí-añadió el mago Nicolás-. Tengo que hacerme cargo
de Lucía y ayudar a las hadas a alejar a los zombies. No os
preocupéis. El ejército que salió elegido esta mañana en las
pruebas me ayudarán. A vosotros os acompañarán un ejército de
elfos y duendes. Son muy poderosos.
-Está
bien. ¿Violeta y las demás hadas madrinas vendrán con
nosotros?-pregunté-.
-No,
irán con vosotros diez o más hadas guerreras. Tened en cuenta que
aquí, en Feérica, todas las hadas, sean del tipo que sean, se
consideran hermanas, así que cuidadlas bien.
-Más
bien que nos cuiden ellas a nosotros. Sólo podremos luchar con un
poder cada uno-intervino Tomás-.
-Eso
ya está solucionado. Mientras estabáis desmayados, la reina os hizo
un hechizo. Ahora, todos tenéis todos los poderes.
-¿Y
cómo sabremos cómo usarlos y cuáles son?-preguntó Miriam-.
-Es
fácil. Los poderes que existen, son todos los que os podáis
imaginar, desde convertirse en animales, hasta desaparecer de la faz
de la Tierra. Sólo tenéis que pensar en lo que queréis hacer, y lo
haréis. Subid al escenario, os toca darle órdenes al ejército que
os acompañará. Paula, representa tú a tus compañeros. Eres la
Elegida más poderosa de todos estos siglos.
-Pero,
pero...-empecé a hablar-.
-Tú
mandas a todos.
-Pero...
¡somos un equipo!-protesté-.
-Sí,
pero tú estás al mando, y no veo que nadie se oponga-murmuró el
mago Nicolás mirando a mis amigos-. ¿Aún no te has dado cuenta,
Paula?
-¿Cuenta
de qué?
-De
que Jane siempre va a por ti, siempre. Tú eres la única que se ha
muerto, la primera que perdió a su familia, la única a la que la
bruja Jane fue a su casa en persona para asustarte.
-No
entiendo...
-Te
lo explicaré cuando volváis. Ahora, iros-fue la última palabra del
mago antes de irse de la sala de conferencias agrarrando a Lucía,
que se comportaba como un perro rabioso y poseído-.
Ante
la mirada de todos, subí al escenario, y sabiendo lo que tenía que
hacer, comencé a hablar como la representante de los Elegidos, y
pensé en lo poderosa que me había convertido. Todo el mundo sabía
algo de mí que yo no sabía:
-Bienvenidos.
Como todos sabréis, la guerra contra Jane ha comenzado-se oyó un
murmullo por toda la sala-. En vuestra aldea, ha lanzado un aire
tóxico, y el que lo huele, se convierte en sirviente de la bruja
Jane. Muchos de los vuestros han caído, e incluyo a una de mis
mejores amigas, además de una Elegida, Lucía. Ella es muy
importante en esta guerra. Supongo que todos los que sois de esta
tierra, sabéis que en la montaña más alta de Feérica, existe una
flor que sirve como remedio para el aire tóxico, pero no somos los
únicos que lo sabemos. Jane lo sabe, y está controlando y
supervisando esa montaña más que a ningún otro territorio
conquistado por sus ejércitos de zombies y sirvientes. Ella y
nosotros sabemos que si conseguimos esa flor, o incluso, recuperamos
la montaña donde se encuentra, ganaremos un punto muy alto en esta
guerra, ya que significará que todas las personas afectadas por el
aire que siguen aquí, seguirán en nuestro bando, y es más, si más
adelante conseguimos de alguna manera esparcir el remedio de la flor
por todo el Reino Mágico Subterráneo, por las zonas de mi Tierra
afectadas, por toda la Tierra, si hacemos eso señores, la guerra
estará ganada. ¿Quién está conmigo?
Se
oyeron aplausos y vítores hacia mí por toda la sala. Sonreí y di
las gracias, bajando del escenario. Miré a mis compañeros. Todos me
miraban con ansias de matar a nuestros enemigos, con ganas de que
todo esto acabara ya y pudiéramos volver a nuestras vidas normales:
-Hemos
cambiado mucho. No parece ya que tengamos 15 años-dijo Diana-.
-Creo
que, estando en la situación donde estamos, ya casi somos
adultos-contestó Ángel-.
-A
luchar-dije-.
-Estamos
listos.
Acompañados
por nuestro ejército de elfos y duendes, nuestras hadas guerreras y
nuestras nuevas armaduras, comenzamos a volar hacia la montaña que
sería nuestra salvación. Ángel, Arthur y yo estábamos convertidos
en demonios, los demás iban todos en caballos alados con cuernos
venenosos, preparados para la guerra. Sólo Miriam, Mario, Tomás y
Diana iban con dragones, preparados para arrasar todo lo que se les
pusiera por delante.
Volamos
durante días. La montaña estaba en la otra punta de Feérica, y si
el mundo de las hadas era tan grande, el Reino Mágico Subterráneo
era igual de grande que la Tierra que yo conozco.
Por
las noches, siempre buscábamos algún que otro refugio entre unos
árboles o dentro de una cueva, y allí descansábamos, cazábamos y
reponíamos nuestras fuerzas. Mientras seguíamos nuestro viaje,
veíamos a miles de centauros, más elfos y duendes, hadas, trols...
miles de seres luchando contra zombies, aldeas y más aldeas
incendiadas, destruidas, hadas llorando por la muerte o la
desaparición de alguien, personas afectadas por el aire tóxico que,
según un elfo que siempre volaba a mi lado, caminaban hacia el
castillo de la bruja Jane, que se encontraba debajo del Polo Sur. Nos
hubiera gustado muchísimo parar, ayudar a toda esa gente, pero no
nos estaba permitido. Debíamos llegar a la montaña e intentar
conquistarla antes de que toda Feérica estuviera bajo el reinado de
la bruja Jane.
Llevábamos
ya una semana y media de viaje, cuando iba hablando con mi nuevo
amigo elfo. Se llamaba Beepte, y me contó que la bruja Jane y la
Reina del Mundo Mágico, eran hermanas, pero que ese secreto sólo lo
sabían algunos privilegiados, ya que la Reina no quería que nadie
supiera que tenía la misma sangre que la bruja que luchaba contra su
propio pueblo. Me quede sorprendida. La bruja Jane y la Reina del
Mundo Mágico no se parecían en nada.
Por
fin, tras dos semanas sobrevolando Feérica, llegamos al valle que
había entre la montaña que buscábamos y otra montaña que les
servía a los zombies y a los sirvientes de la bruja Jane como
almacén para sus suministros. Antes de atacar, había que
organizarse. Lo primero que decidimos fue que un grupo de diez o
veinte hicieran guardia cada noche y apuntaran todo lo que
descubrieran sobre el comportamiento de los zombies y sirvientes de
la bruja Jane, que incluían trols, hadas, centauros... al igual que
nosotros, todo tipo de seres. Tras dos noches vigilando, Beepte me
enseñó sus apuntes. En él había apuntados, con una perfecta y
bonita caligrafía, todo lo que mi amigo había descubierto:
-Los
zombies, trols y sirvientes ,desaparecían una vez por la noche, y
volvían a los diez minutos con carne entre las manos, pero antes,
uno de ellos rodeaba la montaña con una capa eléctrica potentísima,
que solo se desactivaba cuando un cuerpo con corazón, muerto o vivo,
la atravesaba. Beepte había averiguado esto porque un tonto zombie,
sin esperar a que desactivaran la capa eléctrica, la había
atravesado y había muerto al instante, electrocutado, a pesar de ser
un zombie. Esa capa eléctrica mataba a TODOS.
-De
día, de las seis de la mañana a las doce del mediodía, se ocupaban
de la vigilancia unos diez trols, mientras los demás iban a
conquistar aldeas cercanas. A las doce volvían los demás, los trols
se iban con los zombies y se quedaban vigilando hasta las diez de la
noche los centauros, hadas, humanos con poderes... todos sirvientes.
-Durante
los diez minutos que no había vigilancia pero que estaba activa la
capa eléctrica por la noche, la capa se desactivaba unos cinco
segundos durante el minuto cinco y medio y el minuto cinco y treinta
y cinco, y luego volvía a encenderse. Ahí sería nuestra entrada:
-Beepte,
sé que es arriesgado, pero la única manera de poder entrar en la
montaña, es durante esos cinco segundos por la noche-le dije al elfo
tras leer los apuntes-.
-Lo
sé señorita Paula, pero recomiendo que entrenemos un poco la
velocidad antes. No podemos atravesar con los dragones y los caballos
alados. Ellos se ocuparan de matar a los trols, zombies y sirvientes
mientras comen, y nosotros, todos menos usted, Arthur y Ángel, que
os convertiréis en demonios, entraremos a pie.
-No
quiero que nadie muera, Beepte-le contesté apenada-.
-Señorita
Paula, en el amor y la guerra todo vale.
-Lo
sé, pero, y pensar que mientras aquí debajo hay una guerra, los de
arriba estén haciendo su vida normal...
-Uno
no elige su destino, señorita Paula. A usted le ha tocado dirigir un
bando de esta guerra contra Jane, y confiamos en usted.
-Está
bien. Avisa a los demás y entrénalos en velocidad a todos menos a
Arthur, Miriam, Ángel, Diana, Tomás y Mario. Ellos y yo nos iremos
a ayudar a otras aldeas.
-¿Está
segura de que no quiere que Miriam, Diana, Tomás y Mario se entrenen
de velocidad?-me preguntó el elfo frunciendo el ceño-.
-Antes,
sólo Miriam tenía el poder de la velocidad de la luz, pero ahora
todos tenemos todos los poderes, por lo tanto, todos tenemos la
velocidad de la luz. Podremos cruzar durante esos cinco segundos sin
problemas-sonreí-.
-Sí,
señorita Paula, pero la única que sabe usar la velocidad de la luz
es Miriam, convendría que los demás practicaran.
-Esta
noche nos entrenaremos en una llanura que hay a unos diez kilómetros
de aquí. Mañana por la noche atacaremos. Tú y un grupo más de
elfos, id preparando nuestras armas y nuestros alimentos, y cuando
terminéis, comenzaréis a practicar vuestra velocidad.
-A
sus órdenes, señorita Paula.
-Arthur,
Miriam, Mario, Tomás, Diana, Ángel y yo nos vamos. Cogemos siete
dragones, los que nos podemos convertir en demonios tenemos que
reservar fuerzas para mañana.
-Está
bien. Nos veremos esta noche señorita Paula.
-Hasta
luego, Beepte
Es INCREÍBLE. <3 <3 <3
ResponderEliminarGraaax :))) Teq!!
EliminarNo tienes por que darlas. Si es que tienes un don para escribir. Sube capítulo ya!!! Que me apasiona tu novela. Se que no te he comentado en otros capis pero prometo hacerlo en los que vengan. Por que merece la pena comentar novelas tan buenas como la tuya. Que nunca pares de escribir por que sino se perdería una de las mejores escritoras del mundo. Que un beso enorme y que te quiero mucho guapísima. :)
EliminarMuchas gracias Ania, yo si que te quieroo ♡♡♡♡
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